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Benedict Cumberbatch es parte del nutrido elenco de '1917'. Foto: AP (François Duhamel/AP)
He aquí una película ideal para aquellos espectadores que gustan más del envoltorio que del contenido de la trama. Incluso, algunos críticos caen en ese predicado que más deviene una trampa del formalismo.
El filme en cuestión se titula 1917 (2019), dirigido por Sam Mendes, de quien no olvidaré dos títulos suyos: Belleza americana (1999) y Camino a la perdición (2002). Sam Mendes es estupendo para impactar con sus imágenes, así sean sus películas las del agente 007.
1917 viene a confirmar ese análisis, porque su contenido es una simple glosa ante el vacío conceptual con que transcurre la trama de la película, la de dos soldados británicos que deben atravesar el campo enemigo para entregar un mensaje a los suyos. Si no lo logran, mucho más de mil soldados perderán la vida a manos de los alemanes. Esto sucede en la Primera Guerra Mundial.
Una vez descubierta la ociosidad del argumento, solo queda por admirar lo visual con su hipotético plano secuencia: es más un trucaje sacado de las posibilidades tecnológicas actuales para que el filme parezca rodado de un solo tirón. Hay que aplaudir a Roger Deakins, director de fotografía, sobre todo por su espectacular iluminación de una ciudad ante los bombardeos nocturnos.
Cuando se nos termina la admiración por lo visual, porque el filme escribe con su cuerpo, según diría el semiólogo francés Roland Barthes, el sinsabor por la fragilidad del argumento más bien aumenta.
Bien puede uno decir que 1917 es un buen truco, entendido como un diseño visual para atraer la atención del espectador, mientras el relato no tiene mayor cuantía en lo que significa: la pérdida de la fe humana de parte de dos jóvenes, quienes se ven obligados a transitar entre la vida y la muerte en una guerra que ellos no han generado.
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Dentro de los elementos neutros, que en nada ayudan al filme, está la música de Thomas Newman; sin embargo, se debe reconocer el esfuerzo histriónico de los actores Dean-Charles Chapman y George MacKay para trascender la anécdota y llenar de sentido épico un relato que no lo tiene. Con ellos, la relación de amistad resulta testimonial desde la ficción.
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El cine, dice el crítico, se esfuerza por mostrar la estupidez de las guerras, pero lo políticos no lo entienden. Foto: AP (Photo Credit: François Duhamel/AP)
Como los actores casi nunca se detienen, uno siente que es la cámara la que va volada. Esto hace que el desenfreno estético no siempre logre crear una atmósfera; sin embargo, con secuencias más estáticas, la película penetra más fácil en nuestras emociones.
No estamos ante un filme de tan alta calidad como algunos le endosan, pero tampoco es mala película, ni siquiera mediocre. Vale la pena verla, aunque uno resienta que el entramado visual haya sido entendido como un fin en sí mismo.
‘1917’: Tres estrellas de cinco posibles
Título original: 1917.
Reino Unido, 2019.
Género: Drama.
Director: Sam Mendes.
Elenco: George MacKay, Dean-Charles Chapman, Benedict Cumberbatch, Colin Firth, Richard Madden.
Duración: 119 minutos.
Cine: Nova, Cinemark, San Pedro, Cinépolis, Magaly, CCM.