Arturo Lemmen, un influyente crítico gastronómico y personalidad en redes sociales, visitó Costa Rica con el propósito de degustar su oferta culinaria. Su llegada estuvo marcada por un prejuicio recurrente: la idea de que en nuestro país no se come bien. Sin embargo, su experiencia en un reconocido restaurante de San José transformaría por completo esta percepción.
“Es ridículo que la gente diga que en Costa Rica no se come rico. Este es de los menús más creativos que he visto en mi vida”, afirmó el mexicano, visiblemente sorprendido. Su parada fue en el restaurante Silvestre, un establecimiento que le fue “muy recomendado” para explorar la comida tradicional costarricense con un toque elevado.
El crítico se adentró en un menú de degustación secreto, compuesto por siete tiempos, sin conocer de antemano los platillos. “Toda la gente a la que le he preguntado, como que no tiene mucha fe en la comida costarricense y me molesta, porque, según yo, en todos lados hay buena comida; solo hay que buscarla”, manifestó Lemmen, reflejando su convicción.

El menú que probó Lemmen en Costa Rica
Lemmen probó por primera vez el pejibaye en forma de “chip” con mayonesa, una combinación que encontró interesante.
También tomó bebidas alcohólicas y continuó con el resto del menú de degustación, bautizado “Alma”, que se le presentó con un mapa de Costa Rica. Cada platillo correspondía a una región diferente del país, lo que prometía un recorrido por la diversidad gastronómica local.
El primer plato, una croqueta de yuca con gelatina de plátano y velo de ayote, fue calificado como una “obra de arte”. Inspirado en un cuadro de un pintor costarricense, representaba el amanecer, con un puré de palmito y otro de cubaces.
Las siguientes propuestas mantuvieron el alto nivel estético y gustativo. Una croqueta de sardina con una tostada hecha con los huesos del pescado demostró la innovación del chef. Luego, un tartar de pez león, servido con paté de pescado y chips, resaltó el aprovechamiento de especies locales.
Lemmen cuestionó la noción de una gastronomía costarricense poco desarrollada: “Se me hace muy ignorante decir que en un país no se come bien. ¿Ya comió en todo el país? ¿Ya probó todo el país?”. Su sorpresa continuó con un tartar de atún y puré de ajo, un elote con paté de elote, y un biscuit casero.
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El plato fuerte incluyó un salchichón de cerdo tradicional acompañado de una “nube” de tamal de coliflor nixtamalizado, una combinación que fusionaba sabores tradicionales con técnicas modernas.
Los postres que encantaron a Lemmen
El cierre del menú fue tan impactante como el inicio. “El Talamanca” se presentó como una “obra de arte gastronómica”.
Los postres finales incluyeron una velita por el cumpleaños de Lemmen. Uno que estaba inspirado en un astronauta, con una “huella de zapato” y “cráteres” de frutas que explotaban en la boca, lo dejó “en shock”. Su favorito fue un brownie con elementos exóticos y por último comió un platillo basado en las esferas precolombinas de Costa Rica, elaborado con cacao y café.
“Si la guía Michelin llega a Costa Rica, este lugar es el primero en ganarse una estrella”, sentenció Lemmen, convencido del potencial culinario del restaurante.
El experto en gastronomía se despidió del país con una nueva perspectiva. “La gente de Costa Rica es increíble. Sí, es como pura vida. Todo el mundo está feliz, se te contagia. Costa Rica me tiene muy feliz. Hay que venirnos a vivir a Costa Rica”, concluyó.
