La vigilancia sobre la evolución de la actividad en el volcán Poás continúa de manera estricta. Cada día se registran aproximadamente 600 pequeñas erupciones hidrotermales que elevan el material a unos 50 metros de altura. Son pocas las que logran levantar columnas de material más allá de los 100 metros.
Desde el inicio de este año, se han registrado frecuentes erupciones tipo géiser de bajo impacto que se deben a la disminución del agua en el lago, eliminando así el peso sobre las fumarolas. Estas, ahora, vencen la resistencia que les opone una menor cantidad de líquido encima.
![Los análisis de cenizas, gases, sismología y otros en el Poás, dejan ver que la actividad reciente no tiene mayores componentes de magma que obliguen a cerrar el acceso, pero la vigilancia sigue de forma estricta. Foto: Ovsicori.](https://www.nacion.com/resizer/v2/Z2SBRFE6GNEJNO6FMZ2DO22NA4.jpg?smart=true&auth=50cc4016a4e7e08a73d1ef5ba97a9707a4eda997c168096441c3891ac357b4c7&width=1920&height=1080)
Javier Pacheco, vulcanólogo del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), informó que esta actividad requiere un mínimo de agua. Por lo tanto, en pocas semanas, cuando el lago se seque debido a la falta de lluvias y al calentamiento, estas erupciones desaparecerán y podrían surgir otras donde los gases se liberen más libremente a la atmósfera.
Se estima que el nivel del lago ha disminuido entre 20 y 40 centímetros en 12 días, de modo que las fuentes termales al fondo del cráter están casi secas.
En recientes visitas se encontraron impactos de rocas volcánicas en el fondo del cráter, así como bloques de 30 centímetros de diámetro que cayeron a 300 metros del foco eruptivo, probablemente emitidos por las erupciones energéticas del 25 y 26 de enero. Sin embargo, es importante destacar que el mirador está a más de 600 metros del cráter.
Los picos de gases como dióxido de azufre y dióxido de carbono están asociados con inyecciones muy pequeñas de magma del cuerpo principal hacia niveles más superficiales, interactuando con el sistema hidrotermal, lo cual se considera dentro de los rangos normales.
Por ahora, no se nota un aumento del riesgo para los visitantes al coloso alajuelense, que se encuentra a 2.687 metros sobre el nivel del mar. Desde la semana pasada, se les exige portar casco y se regula en 56 personas la cantidad que puede estar simultáneamente en el mirador.
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