
Bien dicen que en la vida hay muchos héroes sin capa y este miércoles el caso del bebé abandonado en un basurero en Hatillo, San José, nos recordó que siempre están entre nosotros, la mayor parte del tiempo sin decir una palabra, pero dispuestos a lo que sea con tal de ayudar a los demás.
Este fue el caso de Francisco Antonio Quiros Campos, quien no lo pensó dos veces cuando escuchó por la frecuencia policial que un bebé lloraba en un basurero clandestino en Hatillo Cuatro. El oficial de la Fuerza Pública dejó su recorrido en Sagrada Familia y acudió al lugar. “Soy papá y ese sentimiento no se lo quita nadie”, dijo con la voz entrecortada.
La escena que encontró este miércoles lo marcará para siempre. En un lote baldío, cerca del antiguo Rancho Guanacaste, el recién nacido yacía boca arriba, llorando, rodeado del chorro de aguas negras que salía de una alcantarilla y en el fondo de un pequeño guindo de unos tres metros.
“No lo dudé dos veces, sinceramente no lo dudé dos veces y lo levanté con mucho cuidado”, relata Quirós Campos, quien lleva 16 años de servicio.
Con ayuda de las ramas del matorral, bajó hasta donde un compañero le gritaba: “ahí está el bebé, ahí está el bebé”, luego su instinto policial y paternal le dio el ánimo necesario para llegar hasta donde estaba la indefensa criatura, quien según la Policía tenía al menos dos días de estar allí.

“Me abrí la camisa del uniforme, lo metí dentro para darle calorcito porque el bebé estaba muy, muy frío”, explica el patrullero quien subió el zíper de su chaleco, aseguró al pequeño contra su pecho y empezó a salir del basurero. “Lo pegué bastante en mi pecho para darle calor”.
Quirós solicitó a sus compañeros colocar una escalera para ayudarlo a salir. Una vez arriba, no esperó ambulancia, bomberos ni nada. “No esperé nada porque la prioridad mía era el bebé”, afirma.
Ayuda médica
Le pidió a su colega que se fueran directo hacia la Clínica Solón Núñez, en donde el bebé recibió las primeras atenciones médicas, “ingresé en carrera, desbocado totalmente”, relata el policía, quien sintió un gran alivio aunque de inmediato advirtió: “Tengo un nudo en el pecho porque es un bebé”, dijo con la voz quebrada.
El menor, quien conservaba el cordón umbilical, llegó con hipotermia. Posteriormente, fue trasladado al Hospital Nacional de Niños, donde se reporta que su condición es estable.
Los oficiales que participaron en el rescate del menor fueron condecorados horas después.

El pasado 3 de noviembre, un guarda de seguridad halló un feto dentro de una bolsa plástica en un parqueo privado, en Curridabat. De acuerdo con información preliminar, el guarda realizaba una inspección de rutina cuando observó una bolsa con un contenido sospechoso.
