
Un hombre de apellidos González López, de 29 años, principal sospechoso de asesinar y enterrar en una finca a la empresaria Ligia Zulema Faerron Jiménez, de 53 años, figura como acusado en otras dos causas penales y como investigado en otro expediente por homicidio.
De acuerdo con el Ministerio Público, a González se le investiga por el presunto delito de homicidio simple en una causa abierta en el 2022 (22-001121-0065-PE).
Además, ya fue acusado por el presunto delito de posesión de drogas por una pesquisa abierta en el 2021 (expediente 21-000285-0799-PE).
Adicionalmente, la Fiscalía lo había acusado por el presunto delito de tráfico ilícito de migrantes por una pesquisa que empezó en el 2016 (expediente 16-000433-1261-PE).
González fue detenido el pasado 14 de octubre a solicitud de la Unidad de Género de San Carlos, en una propiedad de 61,5 hectáreas, localizada en Javillos de Florencia, en San Carlos.
En dicha finca, propiedad de la madrastra de González y de su pareja sentimental, un ciudadano norteamericano, agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmaron el hallazgo de un cuerpo a las 11:30 a. m. de este miércoles.
El director de la Policía Judicial, Randall Zúñiga indicó que un perro encontró un rastro cerca de un vivero que se encuentra dentro de la propiedad y contiguo a la casa en donde un equipo hizo una excavación y divisó restos humanos a un metro de profundidad.

Los restos serán trasladados a la Medicatura Forense donde se le harán pruebas de ADN y determinar si en efecto corresponde a los de la empresaria cuyo rastro se perdió el 26 de setiembre y cuya desaparición se reportó ante las autoridades el 1.° de octubre.
González López fue la última persona vista con el vehículo de la empresaria. El automóvil de la mujer fue hallado casi una semana después de que se reportara la desaparición de Faerron.
El vehículo estaba completamente despedazado, ya que en apariencia, volcó cerca de las instalaciones del hotel El Tucano, en La Marina de la Palmera de San Carlos, y poco después fue vendido en un taller de repuestos en Santa Rita de la Palmera.
Fuentes vinculadas con la investigación informaron a La Nación de que el vehículo fue comprado por la repuestera en ¢400.000. En ese momento, los investigadores seguían la pista de la persona que lo llevó hasta ese negocio para venderlo.

