El hallazgo de un cuerpo el fin de semana anterior en un búnker del caserío La Independencia, en las cercanías de El Llano, en Alajuela, motivó la intervención policial en el sitio, donde los vecinos llevan años denunciando la constante venta y consumo de drogas por parte de adictos.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) realizó una revisión en busca de indicios para esclarecer quiénes son los sujetos que el domingo, pasadas las 5 p. m., ingresaron a la propiedad y asesinaron de un balazo en el pecho a un joven cuya identidad no ha trascendido.
Este grave incidente permitió que los lugareños insistieran que esa casa abandonada, sin acceso a agua potable, también es punto de receptación, ya que todo lo hurtado o robado llega allí para ser intercambiado por estupefacientes. También mencionaron que parte de la estructura funciona como una cuartería por un precio de ¢2.000 la noche, en la que se albergan incluso a menores de edad.
Según Reinaldo González, director regional de la Fuerza Pública en Alajuela, la intervención del lunes en esa provincia involucró a unos 20 oficiales de cuerpos policiales, así como a funcionarios del Ministerio de Salud y de la Municipalidad, quienes clausuraron los accesos al búnker.
Ahora las autoridades realizan las gestiones para determinar si se puede recuperar ese espacio para beneficio de la comunidad o decidir qué procede, ya que los propietarios habían fallecido tiempo atrás. Pocos días antes del homicidio, los ocupantes del búnker habían provocado un principio de incendio que puso en riesgo las casas vecinas.
González afirmó que ese barrio, adyacente al precario El Erizo, es uno de los puntos críticos de delincuencia en el cantón central de Alajuela. De los 59 asesinatos registrados en la provincia, el 33% ocurrieron en el cantón central (20).
Homicidios en búnkeres
Las muertes en búnkeres ya han cobrado al menos diez víctimas en lo que va de este 2024, lo que genera riesgos para las comunidades donde las bandas aprovechan edificaciones abandonadas para fomentar el consumo y la venta de drogas.
Además de Alajuela, otro de los casos más recientes ocurrió el 10 de julio en el caserío El Pochote, en San Juan Grande de Esparza, provincia de Puntarenas. Tres personas murieron en un ataque a balazos perpetrado a las 3:43 a. m. por sujetos que llegaron al búnker a pie y, después de disparar, huyeron aparentemente en un taxi que los esperaba cerca.

Los fallecidos, quienes tenían adicción a las drogas, incluían a Manuel Quirós, de 30 años, un vendedor de miel de abeja, y a dos sujetos conocidos solo por los alias de Hulk y Flaco. Todos fueron abatidos en el lugar con impactos de bala en la cabeza. Otro hombre, de apellido Cortés, de 23 años, logró escapar con una herida en la pierna y sobrevivió tras ser atendido en el Hospital Monseñor Sanabria. Todavía no hay detenidos por ese triple homicidio.
Las organizaciones criminales toman esas estructuras abandonadas y suelen amenazar a los vecinos para así desarrollar lucrativas ventas de drogas que dejan ganancias de hasta ¢15 millones diarios los más concurridos y de ¢1 millón diario los menos frecuentados, según lo ha expresado Randall Zúñiga, director del OIJ. Además, esos sitios dejan una estela de otros delitos en la periferia, tales como asaltos, robos, tachas y homicidios.
En marzo de este año, el OIJ realizó una serie de allanamientos en instalaciones de un antiguo Cen-Cinai en la ciudadela Veinticinco de Julio, también conocida como Aguantafilo en Hatillo, para desarticular las actividades de venta y consumo de drogas que ocurrían las 24 horas. Esa venta se erradicó del terreno estatal antes de que ocurriese algún asesinato.
Otra muerte dentro de un búnker ocurrió el 14 de febrero en el barrio Las Minas de Matapalo, Abangares, Guanacaste, donde, debido a una riña, una mujer de apellido Cárdenas, de 19 años, disparó en cinco ocasiones contra un hombre de 21 años, de apellido Herrera, quien murió en el lugar.
Lo contrario ocurrió cuando una mujer no identificada, de unos 53 años, fue víctima de homicidio en un búnker de Tejarcillos de Alajuelita, cuando le dispararon tres veces en el rostro el 10 de marzo.
En el barrio Hollywood de Nosara, Nicoya, unos encapuchados llegaron a un búnker el 19 de marzo y mataron a dos sujetos a balazos, mientras que otros tres resultaron heridos. En el lugar perdió la vida un hombre de apellido Rodríguez, de 22 años, y de camino al hospital falleció otro de apellido Prendas, de 46.
Esparzol de Esparza fue escenario de otro caso el 11 de mayo, cuando en las inmediaciones de un búnker mataron a Olman Salas, de 34 años. Por este caso, la Policía detuvo a una pareja como sospechosa del crimen.
Frente a un búnker del Valle La Estrella, en Penshurt, un hombre de apellido Furter, de 23 años, fue ultimado de ocho balazos en el tórax y extremidades cuando dos sujetos en moto le dispararon el 26 de mayo.
El 27 de julio, cerca del Cen-Cinai de Chacarita, Puntarenas, se halló el cuerpo de un sujeto, no identificado, dentro de un búnker con varias heridas en el pecho y finalmente el 27 de julio una menor de 16 años murió baleada frente a uno de esos sitios de consumo de drogas en Tejarcillos de Alajuelita. Ella estaba a las 3 a. m. en un carro frente al sitio con otro sujeto que resultó herido y hospitalizado.

Colaboró: Francisco Barrantes, corresponsal.