Una adolescente de 16 años murió baleada cuando se encontraba en un carro frente a un búnker o estructura usada para la venta y consumo de drogas, mientras que otro sujeto que estaba en el sitio fue trasladado grave a un centro médico, luego de que ambos fueran atacados a las 3:46 a. m. de este sábado en Alajuelita, en San José.
Dos horas antes, en Río Blanco de Limón, ocurrió un doble homicidio en un bar y a las 5:50 a. m. asesinaron a otro hombre en Laurel de Corredores, Puntarenas.
Con esta seguidilla, el país acumula 500 homicidios, una cifra casi idéntica a los 503 que tenía en igual periodo del año pasado, que fue el más violento del que se tienen registros y que cerró con 907 asesinatos.
Según el reporte que ingresó al Sistema de Emergencias 911, el tiroteo de Alajuelita se presentó 100 metros al sur del Ebáis de la localidad, cuando la adolescente estaba en un Hyundai y el sujeto, al parecer, dentro del búnker. A la llegada de los socorristas de la Cruz Roja y los agentes de Fuerza Pública, ya no había nada que hacer por la vida de la jovencita que declararon fallecida en el sitio, tenía impactos de bala en la cabeza, espalda y pecho.
Los cruzrojistas trasladaron crítico al Hospital San Juan de Dios al hombre de unos 23 años, de apellido Hernández, con heridas en el abdomen, tórax y un antebrazo.
Según versiones brindadas a la Policía por testigos, los agresores fueron dos sujetos vestidos de negro que pasaron les dispararon y se dieron a la fuga en un automotor.
Ese cantón, situado al sur de San José, lleva en lo que va de este año 25 asesinatos, casi el doble que los 13 que tenía en igual periodo del año pasado. Es uno de los cantones con más homicidios de San José.
Uno de los casos más recientes ocurrió el 17 de julio cuando en una balacera ocurrida al mediodía cerca del cementerio de ese cantón, dos hombres fueron baleados por sujetos que llegaron en moto a un taller. Uno de apellido Morales, de 20 años, sobrevivió a las heridas de bala luego de ser atendido en el Hospital Calderón Guardia, pero otro, de apellido Salas, murió dos días después en ese centro médico, debido a los impactos que recibió en el cuello y en el pómulo izquierdo.
Los problemas de luchas entre bandas por territorio generan la mayoría de ajustes de cuentas en ese cantón. El 4 de julio otro hombre de apellido Mena, de 34 años, fue ultimado de siete balazos en la terminal de buses de Concepción, cuando pistoleros le dispararon en el tórax, abdomen y brazos.
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