Cerrar un año sin homicidios en los tiempos actuales es una hazaña que solo lograron 13 de los 84 cantones del país durante el 2024. La proeza de seis de estas comunidades resulta todavía mayor si se considera que acumulan dos años consecutivos sin aparecer en la lista de muertes por asesinato.
La mayoría de esos cantones son de zonas rurales y, a pesar de sus diferencias, tienen como características principales el hecho de mostrar un alto desarrollo socioeconómico, contar con una importante presencia policial o tener un tamaño de población que, al parecer, no le resulta tan atractivo al crimen organizado.
Sin embargo, las autoridades comunales destacan que estos resultados también son producto de los esfuerzos locales que se realizan para reforzar la prevención, la vigilancia y la respuesta ante la delincuencia.
De acuerdo con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el 2024 cerró con 880 asesinatos, lo que lo convirtió en el segundo registro más alto de la historia, luego de los 905 casos del 2023.
Los cantones que se libraron de muertes homicidas durante el año pasado fueron Acosta, Dota, Zarcero, San Isidro de Heredia, Monteverde, Hojancha, Tarrazú, Naranjo, Guatuso, Barva, Flores, Nandayure y Montes de Oro. Solo cuatro de ellos pertenecen a la Gran Área Metropolitana (GAM).
Los seis primeros sumaron su segundo año sin hechos de este tipo. Pero todavía resulta más llamativo el caso de Hojancha, en la provincia de Guanacaste, que el próximo mes de febrero cumplirá 20 años sin asesinatos, lo cual se constituye en un hecho único en el país.
En contraste, todos los cantones de Limón y Cartago reportaron asesinatos en el 2024. En la provincia del Caribe, los seis cantones registran homicidios anualmente desde el 2011, según las memorias institucionales del OIJ. En cambio, en Cartago no es habitual; de hecho, en ese mismo periodo, solo en tres ocasiones (2014, 2019 y 2023) los ocho cantones de la provincia reportaron homicidios.
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El subdirector del OIJ, Michael Soto, señaló que los 13 cantones que no registraron homicidios durante el año anterior tienen distintas características que van más allá de su ubicación geográfica. Señaló, por ejemplo, que mientras Flores ostenta un nivel alto en desarrollo social y económico, Acosta y Nandayure tienen indicadores bajos.
Soto consideró que, en las comunidades con desarrollo alto, las mayores oportunidades de educación, empleo y esparcimiento podrían influir en una menor criminalidad.
En cambio, en los cantones más pobres que figuran en la lista, el resultado podría estar asociado a que no resulten comunidades atractivas para el narco, que tengan una cantidad reducida de habitantes o que cuenten con estructuras policiales fuertes con sistemas de videovigilancia y diálogo permanente entre vecinos, autoridades locales y cuerpos de seguridad.
San Isidro de Heredia estrenará centro de monitoreo
En San Isidro de Heredia, cantón sin homicidios en los últimos dos años, el alcalde, Eddie Ramírez Sánchez, destacó los esfuerzos preventivos realizados para combatir la criminalidad, como visitas a escuelas y colegios, así como operativos en los puntos medulares como el cerro Zurquí, sobre la ruta 32.
Aunque en la zona montañosa aledaña a esa ruta ocasionalmente aparecen cuerpos, se trata de personas que son asesinadas en otros sitios, como ocurrió en el caso de Kimberly Araya Granados, una joven madre desaparecida el 18 de abril del año pasado, cuyos restos aparecieron ahí, ocho días después de que fuera asesinada, aparentemente por su esposo, en San Luis de Santo Domingo.
Ramírez añadió que en diciembre pasado, se inició la construcción de un centro de monitoreo en el municipio, el cual será inaugurado en los próximos días. Actualmente, San Isidro de Heredia cuenta con 55 cámaras de vigilancia y espera instalar 100 más con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos.

El cantón adoptó el plan “Sembremos Seguridad”, aplicado en el país desde el 2018, para enfrentar la inseguridad. Dicho modelo, inspirado en la experiencia de Colombia, promueve la recuperación de espacios públicos mediante iluminación, equipamiento urbano y combate al crimen organizado con la participación comunitaria y policial.
San Isidro cuenta con 31 comunidades organizadas contra la delincuencia y así como con grupos de vecinos en los cuatro distritos que utilizan WhatsApp para comunicarse directamente con la Policía Municipal o el alcalde, ante movimientos sospechosos.
Con una población que mayoritariamente labora en los cantones de Heredia o San José, el ayuntamiento también busca diversificar su economía con más emprendimientos y mediante el desarrollo de un proyecto turístico que explote sus recursos naturales y tenga una marca propia.
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Heredia, la provincia que se diferencia
A nivel provincial, Heredia, la más pequeña del país, registró el año pasado la menor cantidad de homicidios al cerrar con 39 casos, de los cuales 13 ocurrieron en Sarapiquí. Entre el 2011 y el 2024, solo en el 2021 Heredia superó los 50 asesinatos, con un total de 55.
Para Michael Soto, del OIJ, el nivel de desarrollo humano en la mayoría de los diez cantones de Heredia tiene una correlación directa con los bajos índices de homicidios. La presencia de oportunidades educativas, universidades, empleo y actividades policiales hacen de la provincia un ejemplo, con una tasa de homicidios de 7,1 por cada 100.000 habitantes, muy por debajo de la tasa nacional de 16,6.
El director del OIJ, Randall Zúñiga, coincide en que Heredia posee un “blindaje” especial que debería ser replicado por otras provincias.
Excepto por Guararí de San Francisco, la provincia carece de zonas urbano-marginales con grandes precarios que demanden atención especial.
Ocho de sus 10 cantones cuentan con Policía Municipal, y la provincia se destaca por sus altos índices de educación, cohesión comunitaria y apoyo de empleadores mediante cámaras y dispositivos de seguridad. Por ejemplo, Belén, uno de los cantones con mayor desarrollo humano, solo registró dos homicidios en el 2024.