Una de las principales metas que se proponen los jóvenes costarricenses cuando consiguen su primer trabajo estable es independizarse. No obstante, un artículo publicado por La Nación en 2022 evidenció que los menores de 35 años tienen pocas posibilidades para dar el paso hacia vivir solos. Trabajar, estudiar, pagar servicios, pagar la renta, transportarse, pagar la tarjeta, ahorrar... Nadie los prepara para asumir estas responsabilidades.
Por eso, en esta edición de Revista Dominical, le ofrecemos a los jóvenes una guía básica para confeccionar un presupuesto, priorizar gastos, ahorrar, evitar deudas irracionales y pensar a futuro. Cada caso es único, pero estos consejos le permitirán enfrentar la independencia financiera con más seguridad. Aprender a manejar el dinero no es fácil ni rápido, algunas veces será doloroso e implicará renunciar a salidas, fiestas, cenas, conciertos, viajes...
Básicamente, se requieren dos ingredientes indispensables: disciplina y paciencia.
En esto coinciden Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), y Adriana Rodríguez, gerenta general de Puestos de Bolsa en el grupo financiero Acobo.
“Uno no adopta una práctica y mañana nota diferencias. Si comienzo a los 25 o 26 años, me va a tomar un rato. Depende de lo que yo quiera: si es crear un fondo para irme a estudiar al extranjero, si quiero casarme y comprar casa, o si quiero comprar un carrazo. Es un ejercicio de paciencia”, indicó Montero.

Paso 1: Presupuesto. ¿Existe un presupuesto ideal? Es decir, ¿es tan sencillo como dividir sus ingresos en porcentajes preestablecidos? No, no es tan fácil, porque su plan de ahorro y gasto dependerá de sus ingresos, su estilo de vida y sus objetivos.
“El presupuesto ideal de una persona es ese con el que se puede comprometer en el mediano y el largo plazo. La realidad de cada persona es diferente, hay jóvenes que tienen que ayudar en el hogar, que están pagándose los estudios o que están viviendo solos, otros no. Si un presupuesto tiene un componente muy alto de sacrificio, es muy probable que la persona se desmotive y deje de seguirlo“, explicó Rodríguez.
Montero concuerda; para él, ante todo, “hay que ser muy realista, y no se vale meter ingresos que no he recibido o no sé si voy a recibir“.
Como le mencionamos antes, alcanzar sus objetivos requiere sacrificios: “Si yo quiero comprarme un chuzo de carro, el presupuesto tiene que reflejar esos objetivos; tendré que sacrificar montones de cosas, cero salidas, cero vacaciones, cero conciertos, y todo lo voy guardando”, señaló el economista.
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La Oficina del Consumidor Financiero no recomienda fijarse un porcentaje de ahorro, ya que la obsesión con una cifra puede provocar frustración y fracasar en el intento.
“Hay que ir poco a poco, si se puede guardar el 10% de los ingresos, fantástico, pero arranque con lo que pueda, desarrolle el hábito, si solo puede ahorrar ¢10.000 al mes, arranque con eso, aferrarse a los números es muy peligroso“, detalló el director de la OCF.
Usted tiene que ser realista con sus objetivos, pero también debe ser ambicioso. Una meta relevante le impulsará a cambiar sus hábitos. Si le ilusiona tener casa propia, sus dinámicas de ahorro serán mucho más sostenibles a largo plazo.

Rodríguez, por su parte, recomienda que se unan a la asociación solidarista de su trabajo. Aunque implica un rebajo en el salario, para la economista este es un ahorro de largo plazo que será una excelente base para las metas más grandes, como vivienda o pensión. Asimismo, la asesora sugiere tener un ahorro en moneda extranjera.
En su experiencia, los objetivos más comunes en los jóvenes son comprar carro, independizarse, viajar y estudiar. No obstante, ella sugiere empezar a crear un ahorro de emergencia que debería llegar a ser de un salario mensual.
Además, es necesario plantearse cuánto quiere ahorrar para lograr una meta en un plazo determinado. Por ejemplo, si desea ir a un viaje de ¢600.000 al final del año, tendrá que guardar ¢50.000 mensuales durante un año, o ¢25.000 al mes durante dos años. El plazo se lo propone usted.

Paso 2: Gastos fijos. No solo se trata de presupuestar y ahorrar. También tiene que ser cuidadoso con los gastos fijos, en especial el más significativo: hogar. Más adelante analizaremos la disyuntiva entre comprar, construir o alquilar casa, pero en esta sección, los asesores financieros señalaron la necesidad de ser cautos al decidir cuánto se destinará al pago de la renta, préstamo o hipoteca.
“Primero nos planteamos cuánto queremos ahorrar. Luego analizo cuánto estoy pagando o puedo pagar de apartamento. Si yo gano ¢1 millón, pero el apartamento que quiero vale ¢800 mil, ¿con qué voy a ahorrar y comer? Toca buscar algo más moderado", explicó Montero.
Desde luego, al alquiler se le suma el pago de servicios como agua, electricidad, internet, y recolección de basura, que pueden aumentar significativamente el monto de gastos fijos. También se debe presupuestar la alimentación y la limpieza. En caso de tener carro, debe tomar en cuenta reparaciones y mantenimientos.
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Por eso, los asesores financieros recomiendan comenzar por lo indispensable: primero presupuestar la alimentación, la salud, y los gastos del hogar. Luego, de acuerdo al presupuesto disponible, se decide cuánto se destinará al pago de la vivienda. Posteriormente, se asigna un monto al ahorro destinado a cumplir una meta. Por último, se deja margen para la recreación.
“Los porcentajes en el presupuesto se asignan dependiendo de los objetivos financieros, pero primero tienen que cubrirse las necesidades mensuales de forma realista. Tiene que haber un porcentaje para recreación, eso va a existir. Hay que hacerle frente a las deudas, empezando por las más caras (mayor porcentaje de interés). Luego se atienden los objetivos propuestos”, detalló Adriana Rodríguez.
La economista también sugirió analizar si es realmente necesario endeudarse. No es lo mismo pedir un crédito para comprar una pantalla, que para comprar la refrigeradora del apartamento.
“No hay que ceder ante la presión de consumo. En cada gasto grande tengo que analizar alternativas, tengo que averiguar el costo del financiamiento, y tengo que hacerme la pregunta honesta de si es realmente necesario, o puedo esperar. Además, hay que tener la disciplina de ahorrar antes de comprar; no comprar y luego pagar”, argumentó Rodríguez.
A su vez, Montero motivó a que el análisis de la situación financiera se haga previo a adquirir cualquier obligación. “Si compro o alquilo, ya asumo un compromiso, no hay margen. El ejercicio se hace primero en el papel”, agregó.
Parte de la planificación incluye un aspecto fundamental para evitar endeudarse en los primeros pasos de su independencia financiera, las tarjetas de crédito.

Paso 3: Tarjetas de crédito. Las tarjetas de crédito pueden ser una herramienta cuando el usuario tiene buenos hábitos financieros y un presupuesto ordenado. Incluso, el plástico permite acceder a beneficios exclusivos y ahorrar dinero. Sin embargo, los fondos de la tarjeta son prestados, y debe ser devueltos en cada fecha de pago. El dinero que no se reintegre, empieza a acumular deuda e intereses.
“Yo recomiendo evitar el uso de tarjetas de crédito. Uno puede utilizarlas de forma ordenada, pagando a contado, pero si se puede evitar, es lo mejor, porque sino, voy a sacrificar consumo futuro por pagar tasas de interés en el presente“, consideró Rodríguez sobre este aspecto.
Aceptar una tarjeta de crédito es una decisión personal, pero cada usuario debe ser sincero consigo mismo: ¿soy suficientemente responsable con mis finanzas para manejar esta herramienta? ¿Cuántas tarjetas voy a tener? ¿La voy a usar para compras semanales, o solo para emergencias?
“El hecho de tener una tarjeta no nos debe cambiar, nuestro comportamiento financiero no depende de la tarjeta. Desarrollemos hábitos desde antes de que nos llegue la tarjeta de crédito, que no nos agarre cuando ya tenemos un montón de deudas”, analizó Montero.
Al igual que con cualquier préstamo, para aceptar una tarjeta debe considerarse cuál es el límite de crédito, cuál es la tasa de interés, cuál es la fecha de pago, cuál es el pago mínimo y si esta incluye algún seguro.

Paso 4: Ingresos extraordinarios e inversión. ¿Y si de pronto llega un dinero que no esperaba, como una herencia, un dividendo, un excedente o la lotería?
“Por las próximas 48 horas olvídese de esa plata, deje que el cerebro se enfríe, imagínese que esa plata no existe, siga su vida normal. Ya cuando la cabeza empieza a procesar, uno se acuerda de la deuda que tiene que cancelar, de que hay que reparar la casa de los papás, hay que pagar la universidad. Si uno toma decisiones al calor de la emoción, gasta la mitad sin saber en qué. Unos días o una semana después, su cerebro racionaliza todo”, recomendó Montero.
Si al finalizar esa reflexión pausada concluye que desea invertir el dinero, Montero recomienda acercarse a entidades reconocidas. El banco donde tenga sus ahorros puede ofrecerle asesoría financiera, también puede acercarse a la Oficina del Consumidor Financiero para tener más información. Cuando se trata de inversiones, hay un factor fundamental a tomar en cuenta: el riesgo.
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No es lo mismo un ahorro programado, que un certificado de depósito a plazo (CDP), la compra de un bono estatal o invertir en la bolsa de valores. Cada instrumento ofrece rendimientos diferentes, pero el porcentaje de interés está usualmente vinculado al nivel de riesgo de la inversión.
Previamente, Adriana Rodríguez, del grupo financiero Acobo, recomendó tener un ahorro en moneda extranjera, usualmente en dólares. En esta sección, la economista sugiere a los jóvenes invertir esos fondos en un instrumento con una exposición al riesgo relativamente alta.
“Al tener un riesgo más alto, hay un potencial de ganancia más alto, y si yo tengo 25 o 30 años, tengo un horizonte de inversión muy largo. En esa situación yo necesito hacer crecer mi dinero y puedo tolerar el riesgo. Ahora bien, hay que cuestionarse cuando hay rendimientos que se distancian demasiado de los usuales en el mercado. Es poco probable ofrecer el triple de rendimiento de forma sostenida”, consideró la asesora.
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Para evitar malas sorpresas, Rodríguez recomendó optar por entidades y productos que estén regulados por las superintendencias. Esto dará mayor seguridad a su dinero.
Asimismo, la asesora recalcó que en estos momentos se torna especialmente relevante la necesidad de tener objetivos financieros. Si tiene sus metas claras, cuando le llegue un dinero que no esperaba no lo desperdiciará, sino que lo destinará a cumplir dichas metas en un plazo más corto. Los ingresos extraordinarios deberían destinarse a objetivos de largo plazo, como vivienda, estudios, pago de deudas, inversión o pensión.
También es recomendable destinar a estos fines los ingresos pasivos, por ejemplo, los provenientes de alquileres, negocios u acciones.
Según explicó Montero, cuando se invierte no solo se debe valorar la potencial ganancia, sino también el acceso a seguros, la posibilidad de retiro anticipado del dinero y la confiabilidad de la institución. La clave es la información.
La OCF ofrece cursos virtuales gratuitos y sencillos en su página web. En caso de dudas, dicha oficina puede guiarlo, darle información sobre los diferentes instrumentos de inversión y facilitarle el contacto de asesores confiables.