Fue casi amor a primera vista. Corría el año 2004 cuando el joven Leo caminaba por un mall josefino y la vio por primera vez y de inmediato supo que la quería para él. Era una jacket Puma gris que lo conquistó desde el escaparate donde se exhibía tentadoramente.
Lamentablemente no contaba con el dinero para comprarla de una vez, pero eso no lo desanimó. Tenía 17 años, en esas edades en las que cada moneda cuenta porque no hay plata propia. “Iba saliendo del cole y en esa etapa no tenía ni un cinco, lo que iba ahorrando era de los pases que me daba mi hermana para ir a la U”, recuerda Leonardo Esquivel, uno de nuestros protagonistas.
Sin pensarlo más, se fijó como meta comprarse ESA jacket. Tenía que ser suya. Y empezó a hacer trabajos en la casa como lavar el carro y cuando obtuvo su licencia de conducir se lanzó a dar servicios de transporte para ir ahorrando. Todo sumaba, pensaba él.
El sacrificio valió la pena. Por fin, tras varios meses de esfuerzo había reunido el dinero necesario. Así que apenas pudo se dirigió a Multiplaza del Este con los bolsillos llenos. Ya casi podía sentir la jacket calentando su cuerpo.
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Pero algo inexplicable pasó en el camino. Cuando entró al centro comercial y tomó rumbo a la tienda Extremos, por motivos que no puede explicar, se detuvo frente a una tienda de ropa infantil.
Más extraño fue aún cuando cayó en cuenta de que ya estaba dentro de aquel local entre vestiditos, zapatitos y demás. Y fue ahí cuando se dio el cambio de planes: todo el dinero que el aún adolescente había ahorrado lo usó para comprar una jacket color beige de niña.
“A pesar de que estaba tan joven y que por mi cabeza aún ni pasaba la idea de tener hijos todavía, no sé por qué entré a la tienda Offcorss, que creo que ya no existe, y me puse a ver y me encontré esa jacket y me dije me la tengo que llevar y se la tiene que poner mi hija algún día”, contó este hombre, hoy de 35 años.
Si bien Leo ya tenía novia desde hacía un par de años, nunca había conversado con Rebeca sobre el futuro lejano, menos sobre tener hijos... al menos no hasta ese momento. De lo que sí habían platicado, y bastante, era sobre aquella jacket Puma gris que él tanto deseaba, así que cuando regresó de las compras lo primero que ella hizo fue preguntarle con entusiasmo cómo le había ido.
“Entonces le conté que en lugar de la mía, había comprado esa otra jacket para quien iba a ser nuestra hija”, recordó él, emocionado.
“Éramos unos güilas y él me la regaló pensando en que íbamos a estar mucho tiempo juntos y siempre pensando en que los dos queríamos tener una niña. Fue un regalo lindo, emotivo, pero al mismo tiempo raro, porque costaba visualizar el futuro lejano”, agregó Rebeca Jiménez.
“Ese fue el amarre”, bromea Leo.
Empieza la espera
A partir de ahí, empezó el camino de esta prenda al lado de la pareja. “Ella guardó la jacket, yo se la dí y le dije ‘déjesela usted’, se la dí como regalo. Ella se pasó varias veces de casa y por dicha nunca se perdió. Llevabámos un par de años juntos apenas y ahora me pongo a pensar qué dicha que seguimos juntos porque me hubiera quedado sin jacket”, rememoró él.
“Tuve que cuidarla mucho, hasta cierto susto me daba de que algo le pasara”, relató ella.
La vida continuó y ellos siguieron estudiando. Leo se graduó como administrador de empresas y cursó otras carreras y Rebeca se convirtió en profesora de Educación Física y en el 2013 decidieron casarse.
Tras el matrimonio, estos vecinos de San Francisco de Dos Ríos se cambiaron de casa en dos ocasiones y la jacket siempre viajó fiel y pacientemente con ellos. Pero la espera estaba por acabar.
“Yo no me sentía listo todavía para ser papá y le dije a mi esposa que tal vez podríamos haber esperado un poco más, pero ella me dijo que se nos hacía tarde, ya ella se acercaba a los 30 años y estaba decidida, así que empezamos a planear”, afirmó el joven, quien trabaja como ingeniero para Microsoft.
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Los dos querían tener una niña, pero no había nada que pudieran hacer para garantizar su anhelo más que confiar en que sería realidad. “La jacket la compré para niña, no descarto que tal vez se la hubiéramos podido poner si hubiera sido un niño, pero no creo que hubiera sido el mismo sentimiento porque tiene algunos detalles femeninos. Es algo sobre lo que uno no tiene el control, pero de alguna forma yo sabía que esa jacket se la iba a poner a mi hija”, reconoce Leo.
“Nuestra hija Amanda nació el 7 de marzo del 2019″, dice él con orgullo. Y aunque la pequeña recibió varios regalos, había uno en el closet que la esperaba desde hacía 14 años. Pero todavía no era el momento.
“Cuando la compré no tenía idea de qué talla escoger y no sé porqué compré la de dos años; entonces tuvimos que esperar para poder ponerle la jacket. Se la probamos al año pero le quedaba muy grande todavía, entonces se la pusimos en el cuarto de ella porque había que esperar un poco más”, contó el joven padre, quien no pudo ocultar la ilusión de ese recuerdo.
“Cuando la vi, y a pesar de que le quedó grande, se me salieron las lágrimas, definitivamente me acordé del momento cuando la compré y esa vez fue muy emotivo”, aseguró el papá de Mandi, como le dicen a la niña.
Llegó el día
El pasado 4 de abril, la pareja y su hermosa hija se fueron de paseo dominical a la fría zona de Coronado, pero no iban solos. Los acompañaba, por si acaso, la otra protagonista de esta dulce historia, la jacket beige que esperó a su dueña por tanto tiempo.
Contrario a lo que pudo imaginar, Leo no lloró esa vez. Un sentimiento de plenitud lo invadió y empezó a tomarle fotos a la pequeña modelo que no dejaba de sonreír. “Por fin: llegó ese momento que había esperado por 16 años”, destacó el papá.
“Ver a Mandi con la jacket puesta es todo un sentimiento de amor y de emoción”, compartió por su parte la feliz madre.
“Ella como es tan pequeñita todavía no entiende lo especial de esa jacket, se la pusimos porque hacía mucho frío. Nuestro plan a futuro es tener otro hijo, en realidad, nos gustaría otra chica y espero reciclar la jacket y que más adelante ella entienda lo especial que fue la historia y cuidarla para que se mantenga en la familia, con el cuidado necesario vamos a ver cuánto nos dura”, afirmó Leo.
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“Fue muy emocionante saber que invertí en algo hace 16 años y que hasta ahora pude ponérselo y se veía preciosa, le quedaba perfecta. Fue muy lindo y especial el momento de verla con la jacket puesta y sentí eso que uno vive cuando se compra algo y por fin lo estrena. Aunque la jacket no era mía, al final, la plata que iba a usar para la jacket que yo quería la usé para esa jacket y tuve ese sentimiento rico de que tanto mi hija como yo estábamos estrenando”, señaló el padre.
Esa misma tarde compartió la foto en su cuenta de Instagram y las reacciones y comentarios de alegría no se hicieron esperar. “Muchos me dijeron que tenían historias parecidas. Un amigo me dijo que le pasó lo mismo con unas tenis y otra persona con una ropa. Mucha gente se identificó porque había comprado cosas antes de tener hijos o estar casados y eventualmente las utilizaron”, afirmó el joven.
Pero fue la hermana mayor de Leo, Wendy, la que le daba los pases para ir a la U, quien lo conmovió más cuando le preguntó que si su hija era todo lo que había soñado. “Y realmente sí y aunque nunca estuve listo para ser papá hasta que ella llegó, y no tenía en mente tener hijos, la conexión que tengo con mi hija es muy especial”, confesó el papá de Mandi.
“Mi esposa sí es muy buena con los niños, siempre ha trabajado con ellos, es muy llevadera. Para mí fue más fácil saber que ella sí sabía lo que estaba haciendo pero yo, por otra parte, el primer pañal que cambié fue el de mi hija y ni siquiera sabía cómo alzarla, todo ha sido muy nuevo para mí ya que no tenía nada de experiencia. Sigo aprendiendo cómo es el rol de papá y tratar de hacerlo de la mejor manera”, afirmó Leo.
La jacket Puma que Leo vio para él en el mall nunca la llegó a tener. “Después de varios años me compré una jacket gris como la que yo quería de la misma marca pero no era exactamente igual”, recordó. Pero este padre no cambiaría nunca la decisión que tomó aquella tarde en que pensaba que él iba a estrenar, pero su instinto lo empujó hacia la tienda infantil.
“Aquí estamos Leo y yo, 16 años después, estrenando la jacket con la chica que siempre soñamos”, finalizó Rebeca.