
Luego de ver el documental de Netflix The Great Hack, es inevitable sentirse intimidado y amenazado por las redes sociales. Dan ganas de cerrar todas las cuentas y destruir a golpes teléfonos inteligentes, computadoras y tabletas.
El trabajo audiovisual expone una realidad que explotó en nuestras narices: muchos de sus datos están disponibles para que grandes compañías como Facebook, Google o Amazon los utilicen a su antojo; incluso, para comercializarlos en su perjuicio.
Son años y años de información que usted ha publicado y que revelan al pie de la letra quién es y cómo actúa: sus gustos, preferencias y miedos están ahí, a la libre, para que sean utilizados indiscriminadamente y puedan convertirse en armas que podrían influir en sus decisiones.

Aunque la descripción de este aterrador panorama puede sonar algo exagerado, el documental The Great Hack revela sin contemplaciones la poderosa arma en la que se ha convertido todo lo que hacemos conectados a la Internet –lo que muchos conocen como el big data– y cómo puede ser utilizada para cambiar, incluso, la historia política de un país.
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El 24 de julio Netflix estrenó esta producción que muestra una maraña de sucesos los cuales evidencian cómo el saqueo que realizó la compañía de minería de datos Cambridge Analytica a millones de usuarios en Facebook, pudo ser un factor determinante en los resultados de las pasadas elecciones en EE. UU. y en el referéndum que se celebró en el Reino Unido para su permanencia o no en la Unión Europea, ambos en el 2016.
Durante el desarrollo del documental sobresale la figura de una joven mujer de 33 años, quien estuvo en el epicentro de todo este escándalo: Brittany Kaiser.
Desde su primera intervención en The Great Hack, escondida en una paradisiaca playa de Tailandia, es evidente el impacto que tendrá para destapar y entender todo este tenebroso escándalo: “Tengo pruebas de que las campañas del Brexit y la campaña de Trump pudieron haberse realizado ilegalmente. Y por mi seguridad no quiero geolocalización de dónde estoy”, dice relajada mientras disfruta de un cóctel en una piscina.
Rostro del escándalo

Según El Diario de España, Brittany Kaiser se graduó en Derecho Internacional de los Derechos Humanos de la Universidad Middlesex en Londres. Desde muy joven se involucró en política, primero como parte del equipo que gestionaba el Facebook del entonces candidato a la presidencia de EE. UU. Barack Obama, en el 2008; luego trabajó en Amnistía Internacional y después en la ONU.
Aunque su objetivo siempre fue ayudar a Hillary Clinton a alcanzar la presidencia de Estados Unidos, un suceso familiar, problemas de dinero y una oferta tentadora cambiaron por completo los planes de Kaiser.
Por eso es válido preguntarse: ¿Cómo una becaria idealista en la campaña de Barack Obama termina relacionada con una compañía que promueve a partidos políticos de extrema derecha?
Brittany responde a esa pregunta en el documental de Netflix: “Cuando tu familia pierde todo su dinero y la casa familiar; cuando tu padre pasa por cirugía neuronal y no puede volver a trabajar; tienes que trabajar para la gente que te paga”, dice.
Su encuentro con Cambridge Analytica llega en el 2014, cuando conoce a su director ejecutivo Alexánder Nix, y este le hace una propuesta que jamás olvidará: “Déjame emborracharte y robar tus secretos”.

A partir de ese momento, Brittany se involucra con la compañía y meses después se convierte en su directora de desarrollo empresarial; junto a Nix y otros altos ejecutivos de la empresa comienzan un viaje sin regreso que los llevará por el lado más nefasto y desagradable de las redes sociales: el robo de datos personales para influenciar a los votantes “persuadibles” en campañas políticas y elecciones presidenciales, y que desencadenaría en uno de los escándalos cibernéticos más reveladores de todos los tiempos.
Para comprender todo lo que esto significa, y cómo afecta a cada uno de los usuarios de Facebook, hay que conocer qué es y cómo operaba Cambridge Analytics.
Esta compañía fue fundada en Estados Unidos en el 2013, y con una empresa matriz británica, se dedicaba a la recolección de datos para desarrollar campañas con el objetivo de que ciertas marcas comerciales y políticos tuvieran las herramientas necesarias para "cambiar el comportamiento de la audiencia".
Cambridge Analytics (CA) fue una subsidiaria de SCL Group, otra compañía británica con más de 25 años de existir que preveía de datos, análisis y estrategias a gobiernos y organizaciones militares en todo el mundo.

Curiosamente, Cambridge Analytics fue fundada por dos reconocidos activistas del Partido Republicano en Estados Unidos: Stephen K. Bannon, figura política, considerado el gurú de la extrema derecha internacional y exestratega de Donald Trump en la Casa Blanca durante sus primeros siete meses de mandato, y el multimillonario Robert Mercer, un adinerado donante a las causas republicanas.
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Según The Guardian, la idea de crear esta compañía fue de un joven intelectual y estudioso de los datos llamado Christopher Wylie, quien en el 2013 conoció a Bannon y lo entusiasmó con la idea de utilizar información privada de los votantes para crear perfiles psicológicos precisos, con el objetivo de bombardearlos con información “personalizada” que los alentara a actuar de cierta manera en las elecciones presidenciales.
Cuando Bannon convenció a Mercer de invertir en la creación de esta compañía con aproximadamente $15 millones, se empieza a gestar el nacimiento de Cambridge Analytics, bajo el mando de Alexánder Nix, quien ostentaba ser uno de los ejecutivos más brillantes de SCL Group.
Christopher Wylie no solo es “el vegano gay canadiense que de alguna manera terminó creando la herramienta mental de guerra psicológica de Steve Bannon", como se describió a sí mismo para The Guardian, sino que también sería el artífice para destruirla años después cuando decide hablar con la periodista Carole Cadwalladr.
Descarado robo

Antes de que Brittany Kaiser entrara a las filas de Cambridge Analytics, Nix, Wylie y un grupo de colaboradores comenzaron a idear la forma de recolectar la información privada de millones de personas para construir sus perfiles psicológicos precisos.
Para ello contrataron los servicios del psicólogo moldavo Aleksandr Kogan, quien desarrolló la aplicación This is your digital life: un test que no solo recolectaba datos sobre las ideas, aspiraciones y gustos de quienes decidían instalar el app en su Facebook para hacer la prueba, sino de toda su red de amigos y, lo que es aún peor, sin su consentimiento.
Los datos que se extraían del quiz se utilizaron para construir perfiles altamente precisos sobre decenas de millones de personas, creando así un retrato a profundidad de sus personalidades y, por lo tanto, de su comportamiento.
Según contó Wylie a The Guardian, una vez que fueran capaces de crear estos perfiles, atacarían a cada individuo con publicaciones hechas a la medida que denominó “operaciones psicológicas”: influir en las decisiones de las personas mostrándoles en su feed de noticias anuncios personalizados, rumores, desinformación y noticias falsas.
Bajo este modelo de negocios, a todas luces ilegal y antiético, es que Brittany Kaiser fue clave a la hora de negociar los servicios que Cambridge Analytica le daría a la campaña de Trump y al movimiento Leave EU, que promovía la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit).
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Aunque Kaiser le afirmó a la revista Elle que ella fue contratada solo como vendedora y que por su puesto no podía ver los datos o la manera en que eran recopilados, su intuición le decía que algo estaba mal cuando Donald Trump ganó la elecciones de EE. UU.
Los personajes detrás del robo de datos
Una maraña de relaciones personales, empresariales y políticas se confabularon para que la empresa Cambridge Analytics lograra su objetivo: el robo de datos para convertirlos en poderosas herramientas que pidrían influenciar a las personas de acuerdo a su perfil psicológico.
FUENTE: EL PAÍS DE ESPAÑA, AFP, THE OBSERVER Y CNN. || J.C. / LA NACIÓN.
El despertar y las noticias

“Soy la persona que intenta derrocar a dos gobiernos y a las empresas más poderosas del mundo. Todo a la vez”, dice mientras ríe nerviosamente durante el documental The Great Hack.
Desde que Kaiser decidió hablar y colaborar con las autoridades, sabe que la información que guarda es clave para entender el proceso de trabajo de Cambridge Analytica y su papel en la pasadas elecciones de EE. UU.
Ella ha dicho en innumerables entrevistas cómo las tácticas de Cambridge se enfocaban en las personas que eran persuadibles, aquellos que en las condiciones ideales se podrían influenciar para que votaran de una u otra manera.
Incluso llegó a decir: “No nos dirigíamos a todos los votantes por igual (...). Les bombardeábamos a través de todas las plataformas imaginables hasta que veían el mundo como nosotros queríamos; hasta que votaban por nuestro candidato”.
Por eso, cuando ganó Donald Trump su vida dio un giro: “Entonces pensé: ‘Wow, fui parte de algo de lo que no debería haber sido parte. Nunca pensé que la campaña realmente iba a ganar. Oh Dios mío’. De hecho, ganó con esta retórica racista y sexista que ha dividido a un país que en realidad estaba bastante bien ”, dijo Kaiser a The Washington Post.

Aún así, ella siguió trabajando para Cambridge Analytica aunque los roces con sus jefes continuaron. Primero no logró un esperado ascenso dentro de la compañía y después no fue tomada en cuenta cuando abrieron las oficinas en México.
“Fue entonces cuando la desilusión realmente me hundió. Y me di cuenta de que estas personas podrían estar haciendo mucho más de lo que sé, porque están cortando las esquinas que veo, y no soy un ejecutivo de la compañía. Entonces, ¿qué más está pasando?”, le comentó Kaiser a ese mismo medio.
Sin embargo, quienes critican a Kaiser aseguran que ella nunca tuvo problemas con Cambridge Analytica y que se vio obligada a hablar cuando su nombre apareció entre las personas relacionadas al robo de datos.
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Los que comenzaron la investigación fueron The New York Times y The Observer, al mando de la periodista Carole Cadwalladr, cuando revelaron que Cambridge Analytica había robado datos de Facebook sin el consentimiento de sus usuarios para posiblemente predecir el comportamiento de votantes individuales en Estados Unidos.
Unos días después, un reportero encubierto del Canal 4 del Reino Unido, que se hizo pasar por un potencial cliente, grabó con una cámara oculta a Alexander Nix explicando cómo eran expertos en diseñar campañas secretas y sucias para interferir en las elecciones de todo el mundo: desde viralizar fake news hasta “montar” ciertas situaciones ficticias que afectaban la imagen de algunos candidatos.
Sin embargo, la dudas sobre las verdaderas intenciones de Kaiser surgieron cuando Carole Cadwalladr, en un segundo artículo del caso para el diario británico The Guardian, reveló la reunión que ella mantuvo con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange meses atrás, y de la que nunca había hablado.
Aunque Kaiser explicó a The Washington Post que el encuentro fue casual, y en el que asegura se habló generalidades de las elecciones de EE. UU., algunos no creen en su inocencia y buena fe porque simplemente decidió omitir ese pequeño detalle de su vida.
En esa misma entrevista, Kaiser cuenta cómo estuvo a punto de entregar el disco duro de su computadora a WikiLeaks para que el mundo conociera, sin censura, todo lo que hizo para Cambridge Analytica. Después se arrepintió.
Sin embargo, Kaiser comprende la desconfianza de la gente: “Trabajé para Cambridge Analytica cuando tenían datos de Facebook, viajé a Rusia una vez mientras trabajaba para ellos, visité a Assange mientras trabajaba para ellos, hice una donación en bitcoins a Wikileaks y formé parte de la campaña de Trump", dice en una de sus intervenciones en el documental The Great Hack.
¿Buena fe?
La periodista Carole Cadwalladr ha estado en el ojo del huracán desde que escribió el artículo que reveló al mundo el sucio juego de Cambridge Analytica. Ella es de las que agradecen el hecho de que hable, pero no duda de que detrás de todo, lo único que busca es, probablemente, dinero.

“Lo problemático para mí es la monetización y explotación de este papel, esencialmente”, dijo Cadwalladr a The Washington Post. “Existe este tipo de heroización de ella como personaje, y eso es complicado dadas las muchas preguntas importantes aún sin respuesta”, agrega.
“Creo que es difícil saber si es sincera o no debido a las circunstancias en las que eligió hacer sonar el silbato: el día después de que revelamos su papel en el centro de elecciones particularmente problemáticas”, dijo Cadwalladr en una entrevista según The Washington Post.
David Carroll, profesor de diseño de medios en la New School de Nueva York y otros protagonista de The Great Hack por su batalla legal para obtener acceso a los datos que Cambridge Analytica había recopilado sobre él, tampoco confía en las buenas intenciones de Brittany Kaiser.
“Ella sabía antes de que la historia explotara que los derechos de los estadounidenses habían sido violados”, dijo a The Washington Post.
Además agregó: Una vez que está fuera, es difícil ser un denunciante. (...) Has perdido tu oportunidad”.
Sin embargo, los productores de The Great Hack, la pareja Jehane Noujaim y Karim Amer, afirman que el relato de Kaiser trasciende sus intenciones y por eso decidieron crear este documental.
“Su historia es sobre el poder, sobre cómo el poder seduce y cómo el poder nos forma”, dijo Amer al The Washington Post. “Ella no necesitaba hacer nada de lo que hizo (en cooperación con las autoridades y la película). Podría haberse marchado al desierto y nunca más saber de ella, como tantas personas hicieron en Cambridge Analytica”, agrega.
Kaiser entiende las dudas que hay sobre su actuar luego del escándalo y asegura que solía poner muchas excusas para explicar su relación con esta empresa y como solía convencerse a sí misma de que lo que hacía no era tan malo.
Desde hace varios meses Kaiser ha estado en constantes reuniones con fiscales británicos y estadounidenses, incluidos los de la oficina del exfiscal especial para el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Robert Mueller.
Realizó visitas conjuntas con investigadores del FBI, la Comisión de Bolsa y Valores y la Comisión Federal de Comercio, además de ayudar a la Oficina del Comisionado de Información británico en su investigaciones relacionadas con este caso.
Al final, Alexander Nix fue suspendido y Cambridge Analytica anunció su cierre. “El asedio de la cobertura mediática ha alejado prácticamente a todos los clientes y proveedores de la compañía. Como resultado de ello, se ha decidido que ya no sigue siendo viable seguir operando”, señaló la consultora cuando hizo el anuncio.
Varios medios de comunicación informan que la actual línea de trabajo de Kaiser "implica desarrollar estrategias exitosas para que políticos, gobiernos y corporaciones logren sus objetivos utilizando tecnología de punta".
También es la cofundadora y socia de la Asociación de Comercio de Activos Digitales, una organización sin fines de lucro que se ocupa de la “regulación sensible de los activos digitales” y comenzó la campaña #OwnYourData, parte de la cual involucra su petición a Change.org en la que le pide al CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, que “cambie las reglas de Facebook” y les dé a las personas control sobre sus propios datos, activos digitales y propiedades.
Y aunque esté del otro lado de la moneda, y esté empeñada en redimirse y cambiar su imagen, Kaiser le demostró al mundo que todas las democracias, incluida la más antigua del mundo, deben luchar contra un nuevo enemigo: las redes sociales como fuentes de desinformación que afectan la soberanía de los pueblos.
