
Nació en San José, es saprissista de corazón, se crió en Naples, Miami, Estados Unidos, y desde hace más de 14 años colabora en la logística de la Federación Haitiana de Fútbol sin recibir un salario.
Le da igual laborar como traductor, llevar estadísticas de los rivales centroamericanos, registrar datos de los jugadores que integran la Selección de Haití, desempeñarse como fotógrafo e incluso como personal de seguridad de la selección haitiana, como sucedió en el último partido de la eliminatoria mundialista de la Concacaf ante Costa Rica.
Alejandro Salisbury, de 37 años y psicólogo de profesión, lleva la bandera de Haití a todas partes y hoy más que nunca se muestra orgulloso de colaborar con un país sumido en la pobreza debido a las catástrofes naturales y a una cruenta guerra civil entre las pandillas y las fuerzas armadas.
El costarricense confía en ser parte de la histórica clasificación de Haití a la Copa del Mundo 2026 en México, Estados Unidos y Canadá, aunque no oculta que le gustaría que Costa Rica al menos pueda avanzar a la repesca continental y pelear por un cupo en la cita mundialista norteamericana.
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Haití es segundo del Grupo C de la Concacaf con 8 puntos, empatado con Honduras; sin embargo, por gol diferencia los catrachos superan a los caribeños (+3 a +1). Costa Rica es tercero con 6 unidades y Nicaragua suma 4.
Los haitianos recibirán a los pinoleros este martes 18 de noviembre en Curazao, esperando lograr su clasificación con una victoria y confiando en que la Tricolor derrote al cuadro hondureño para volver a una Copa del Mundo después de 52 años.
“Desde hace 10 años yo trabajo por Haití de corazón. Ellos me contactan para torneos oficiales como la Copa Oro, Liga de Naciones o eliminatoria mundialista. Me dan los boletos alimentación, hospedaje y yo me integro al equipo. Cuando uno no hace las cosas por plata, siempre salen mejor”, comentó Salisbury en conversación con La Nación.
Entre la miseria y el fútbol
Su amor por Haití surgió en su adolescencia, cuando tuvo compañeros haitianos en el colegio donde estudió en Estados Unidos; incluso jugó con ellos en la liga haitiana de fútbol de Miami.
Cuando ocurrió el terremoto en Haití, el 12 de enero del 2010, no dudó dos veces para viajar a ese país y colaborar en lo que pudiera. Sin embargo, al observar tantas limitaciones y pobreza, sintió que debía ayudar en todo lo que estuviera a su alcance.
Entonces el fútbol le abrió las puertas, pues tras llevar cursos en Estados Unidos y en el Instituto Brasileiro, con sede en Boca Ratón, dirigió al equipo de Haití en la Copa Latina, en Miami.
La buena presentación del equipo haitiano fue observada por la Federación de Haití, que lo invitó a unirse a las selecciones menores femeninas del país.
“Desde el 2014 empecé a trabajar con Haití, tanto en la logística como en las ligas menores femeninas. Sin embargo, tras el golpe de Estado del 2021, donde asesinaron al presidente Jovenel Moïse, tuvimos que suspender los entrenamientos en Haití porque las pandillas tomaron el centro de alto rendimiento conocido como el Rancho”, comentó Salisbury.
Para Alejandro Salisbury, quien habla tres idiomas y reside en Cartago junto a su esposa e hijo, estos 11 años no han sido fáciles, por lo que el momento histórico que vive la Selección de Haití es muy especial. El grupo está unido y sabe lo que se juega ante Nicaragua, después de la histórica victoria ante Costa Rica.
“A uno se le salían las lágrimas cuando le marcamos a Costa Rica y estábamos celebrando. Se nos erizaba la piel. Uno entiende lo que representa esta alegría para el pueblo haitiano. Es fútbol, pero Haití en los últimos años la ha pasado tan mal que necesitan algo por qué festejar, algo que por un momento los saque de su dolor y sufrimiento. ¡Qué mejor que clasificar al Mundial!”, confesó Salisbury.
