Más allá de que en algunas convocatorias no estuve de acuerdo, ese proceso de seis partidos amistosos mostró lo que es el nivel actual de Costa Rica en el fútbol.
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Se probaron figuras que quieren aportar y esto beneficia. Además, quedó claro lo que tienen los internacionales y el nivel que tienen los que vienen atrás. Se pueden sacar muchas conclusiones beneficiosas de lo que funcionó y lo que no estuvo tan bien, por lo que se puede entrar directo con un grupo base para el próximo año.
A nivel individual hay dos figuras a destacar y esto resulta muy provechoso a futuro. Primero, Esteban Alvarado, quien dejó claro que está listo para cualquier situación. Segundo, Allan Cruz, quien es una cara nueva en la Mayor, pero demostró que es una realidad y no una posibilidad.
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Cruz convenció a la gente de que es un jugador seleccionable con su ida y vuelta, su potencia física y la manera en la que acuerpa a los delanteros. Él no es de cambio, con lo que plasmó y más aún en una zona donde la Nacional está buscando refrescar. Dejó su sello personal muy alto, pese a que carece de roce internacional.
Con lo que respecta al juego ante Perú, se fue eficaz, se tuvo mucha entrega y ambición. Frente a Chile se fue más vistoso, pero ante los incas salió esa versión de pelear, aparecieron las individualidades y la actitud fue idónea.
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Infografía Nación.
