La Selección de Costa Rica navega por aguas turbulentas en la eliminatoria rumbo al Mundial de Catar 2022 y en medio de un momento crítico, el técnico Luis Fernando Suárez no logra sacar el barco a flote; por el contrario, la inconsistencia en sus decisiones preocupan.
No se puede culpar de todo al entrenador; llegó a destiempo, con un proceso de recambio generacional que no hicieron Gustavo Matosas, ni Rónald González y con una base de la Tricolor que dio momentos gloriosos, pero ya está desgastada y sin nuevos valores que levanten la mano y aporten como se espera de ellos.
Más allá de esto, Suárez también tiene su cuota de responsabilidad y mediante un análisis este medio detectó sus fallos: desconocimiento del medio, convocatorias de jugadores que no utiliza y no aportan, cambios tardíos en los juegos, llamados de futbolistas veteranos a los que al final tampoco les da espacio y carencia de un plan definido para atacar.
En lo que respecta al primer punto, con tan solo cuatro meses en el cargo Suárez ya trabajó con 55 jugadores. Esta cifra a todas luces es alta y demuestra que el timonel tenía noción del balompié tico, pero no a fondo, como él mismo lo reconoció. El número de convocados sería normal si se estuviera en otro momento, pero el cafetero llegó en junio para afrontar de inmediato la Copa Oro y tres meses después estaba pactado el inicio de la ruta mundialista.
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Si bien tenía que valorar, también era vital armar equipo y elegir cuidadosamente, pensando en lo que se le venía de inmediato. Más allá de esto, sigue agregando nombres nuevos en cada lista y afronta el mismo obstáculo, no los puede probar en la vida real.
Muy de la mano con el primer aspecto está que el timonel ha resaltado el nivel de figuras como Jewison Bennette, Kenneth Vargas, Juan Pablo Vargas o Fernán Faerron, pero ya en los juegos por puntos no les da minutos y pasan desapercibidos.
Es más, legionarios como Luis Díaz o Allan Cruz casi no son tomados en cuenta. No hay duda que deben ganarse el puesto en sus clubes y en cancha, pero aunque son la esperanza de nuevos aires en la Sele, no aparecen.
En las seis jornadas de la octagonal los 11 más regulares del estratega tienen 27 años o más y no hay un juvenil que verdaderamente se consolide, eso sí, esto no es culpa exclusiva del cafetero.
Detalles en cancha
Pasando directamente a lo que se ve en el terreno de juego, el mismo Suárez aceptó que falló con alguna variante, ya sea porque no las hizo o porque demoró más de lo debido.
De esta manera sucedió con Joel Campbell en el empate frente a Jamaica (1 a 1), cuando lo mantuvo todo el compromiso, pese a que el atacante arrastraba problemas por una lesión en el tobillo y visiblemente no podía más.
Caso similar ocurrió con Jonathan Moya y Óscar Duarte ante Estados Unidos (derrota 2 a 1). Ambos salieron con dolencias al medio tiempo y decidió aguantar a ver si evolucionaban mejor en el partido, pese a que tenía alternativas para sustituirlos si no se sentían a plenitud.
En este mismo choque contra los norteamericanos fue evidente que Bryan Ruiz y Celso Borges estaban desgastados y el peso de los dos choques anteriores ya les impedía rendir, pero de igual manera disputaron todo el encuentro y nunca se les relevó.
Sobre la misma línea, para medirse contra el conjunto de las barras y las estrellas el timonel colombiano convocó a Álvaro Saborío (39 años) y a Christian Bolaños (37). Más allá de que era la primera vez que los tenía en el grupo y que apenas realizaron dos prácticas con el resto, los dos estuvieron en la suplencia, por encima de Luis Díaz y Kenneth Vargas, quienes tenían trabajo acumulado con el entrenador.
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Al final el tema pasa por decisiones técnicas y valoraciones de lo que aportan unos y otros. Sin embargo, tanto Bolaños como Saborío ingresaron de cambio en el minuto 84′, cuando prácticamente no tenían nada por hacer y no se les podía sacar provecho. Por ende casi no tocaron balón y su peso fue nulo.
Finalmente, está el tema de la ofensiva. Nadie puede negar que el ataque es un mal crónico de la Tricolor y que no se cuenta con un delantero referente que asuma el peso y sea la figura del goleador. El propio técnico acepta una y otra vez en cada intervención con los medios que es uno de los grandes dolores de cabeza, no obstante, no hay indicios que muestren una mejoría.
La Sele apenas suma cuatro tantos en seis partidos del octagonal y ninguno lo consiguió un ariete. Jimmy Marín, Borges, Ruiz y Keysher Fuller son los únicos que abombaron las redes.
La producción en la parte alta es raquítica, a cuenta gotas y al final la defensa es la que carga con todo el peso.