
La contagiosa sonrisa de la boxeadora Yokasta Valle dio paso a un rostro serio, aunque sereno, que denota la concentración para le pelea ante la venezolana Yennifer León.
Yoka, campeona mundial de las 105 libras de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), abre las puertas de su camerino a un equipo de La Nación, previo al combate que ganó por decisión unánime frente a la suramericana.
Al no ser una pelea oficial por el título del FIB, Valle se da algunas libertades, pero también muestra el compromiso para encarar el combate en el gimnasio BN Arena de Hatillo. De ello es testigo este medio.

Los consejos. Yokasta, junto a su entrenador Marco Delgado, buscan un poco de intimidad en un rincón del camerino que recibía constantes visitas de patrocinadores, dirigentes y gente del boxeo, compartido además con su hermana Naomi Valle, quien pelearía en la modalidad olímpica, así como la debutante Jennifer Rodríguez, su sparring en los dos últimos años, y el boxeador mexicano Ángel Rodríguez.
La pugilista luce ataviada con pantaloncillo y blusa blanca, con ribetes dorados. En la cintura se puede leer “Eva”, como homenaje a la joven asesinada recientemente por su exnovio.
Yoka siempre estuvo muy atenta de su hermana menor. “Naomi: estire, muévase, concéntrese”, le insistía a la menor de las Valle, quien lucía un poco nerviosa antes de su pelea. Yokasta le pide que se tranquilice, mientras Delgado empieza el vendaje a Yokasta. En cada uno de sus manos tarda alrededor de 10 minutos. Son las 7:30 p. m.
Aunque quiere observar la pelea de su hermana, Yokasta no puede. Se queda preparándose, continúa con el vendaje y repasa la estrategia con su entrenador.
Minutos después Delgado sale del camerino y Yoka, en medio del ruido, escucha al anunciador de las peleas, Rafael Soto, darle la victoria a Naomi. Yoka levanta su puño derecho y sonríe. “¡Ganó Naomi! ¡Qué bueno! Ella estaba muy nerviosa, pero yo le dije que había que vencer ese miedo, que eso era lo importante. A mí en lo personal me da mucha motivación su triunfo”, dijo Valle.
Es el turno de Jennifer Rodríguez, e igualmente Yokasta la aconseja, le da confianza y le desea suerte. El impaz entre un combate y otro le da oportunidad a varios allegados, amigos, así como a patrocinadores, de ingresar al camerino y saludarla, tomarse una fotografía con ella o bien pedirle un autógrafo, mientras Valle lo recibe con una sonrisa. Su promotor, Mario Vega, ingresa y sale continuamente. La hora se acerca.
La recta final. Son las 8:30 p. m. Yokasta empieza a moverse, a soltar los brazos, primero en solitario y después acompañada por la música de un mariachi, que llega para calentar el ambiente de la pelea del mexicano Ángel Rodríguez, quien en la reyerta semiestelar derrotará al nicaragüense Félix Moncada.
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Yokasta se relaja, bromea y estiró los brazos por unos 10 minutos más. Posteriormente, su manager Mario Vega le pone los guantes, se los amarra y asegura con cinta adhesiva.
La cartelera está atrasada, Yokasta luce ansiosa, pero su entrenador Marco Delgado entra en escena, la lleva al fondo de camerino y inicia el calentamiento formal. Valle se mueve rápidamente, golpea las manoplas, gesticula y grita, mientras Delgado la motiva.
“¡Vamos, vamos, ahora sí, uno dos, uno dos, con todo!", le dice Delgado, mientras el golpeteó de los guantes en las manoplas retumba en el camerino.
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¡Cinco minutos!, anuncian los encargados de la transmisión. Marco le pone grasa en el rostro a Yokasta para que resbalen los golpes y posteriormente ella se enfunda su capucha dorada y blanco.
Delgado toma la cabeza de su pupila, la mira a los ojos y le reitera: “Estamos... Estamos”, a lo que Yokasta contesta con seguridad: “Sí”.
Llegó el momento de la verdad, salen al pasillo, Yoka respira y se transforma: Pone cara de pocos amigos y atenta escucha al anunciador de los combates, antes de salir más que determinada por la victoria...
