Su corazón es limonense, no lo esconde, pero Puntarenas FC le abrió las puertas hace menos de un año, le dio la oportunidad de volver a dirigir y el técnico Horacio Esquivel se enamoró de esta provincia, al punto que se comprometió a llevarla a Primera División y lo logró.
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Esquivel es el responsable de que el PFC esté en la máxima categoría, luego de descender en el 2014. El timonel dedicó el título ante Carmelita a toda la marea naranja que los siguió a lo largo de la temporada, llenó estadios y ahora festeja por todo lo alto su regreso a la élite del fútbol tico.
“A la afición le digo que muchas gracias por abrirme las puertas de Puntarenas, acá está lo que tanto querían para que lo disfruten con mucho orden. Siempre dije que íbamos a ir paso a paso, ya lo logramos y ahora le toca a la provincia festejar, luego de ocho años de estar sufriendo. Esto es de toda esa gente de Puntarenas, para Manuel el del churchil, para la señora del vigorón, a la gente del Tioga y a todas las personas que tanto lo querían. Esto es de toda esa afición de corazón naranja”, señaló el timonel.
El estratega es contundente: “La Primera División necesitaba a Puntarenas y Puntarenas necesitaba a la Primera División. Basta con ver a esta afición, que es de Primera... El pilar de este ascenso de Puntarenas es la gran afición que tiene este equipo. Ellos nos inyectaron y obviamente que los jugadores también, pero yo solo fui un ordenador, un instrumento para que ellos hicieran las cosas bien. Me aguantaron por nueve o 10 meses, porque soy muy estricto, pero acá estamos en Primera ahora. Siempre les dije que el sacrificio debe doler, para que valga”.

Horacio supo amalgamar figuras limonenses con los porteños, en lo que él cataloga como una excelente mezcla que da un gran sabor en un jugo de naranja con limón.
Steven Williams, Johnny Gordon, Jemark Hernández y Yoserth Hernández son solo algunos de los caribeños que recibieron una segunda oportunidad con Esquivel. Es más, Williams y el mismo Gordon salieron del retiro cuando el timonel los llamó y dejaron trabajos en la construcción o la pesca para perseguir un sueño juntos, luego de experimentar el descenso de la Tromba.
“Esto es como cuando una agarra una naranja con un limón, los mezcla y sabe muy bien. La muestra es este ascenso que logramos y ahora lo que hay que hacer es disfrutar. No soy tan emotivo, manejo las emociones, pero por dentro estoy que reviento de la felicidad... Puede ser que sea el logro más grande como entrenador, aunque lo veo más para Puntarenas, porque con Limón logré clasificar dos veces y no puedo dejar eso que viví, porque ahora todo eso es lo que me permite tener esta felicidad”, añadió el técnico.
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Si bien, el trabajo de Esquivel es en la parte deportiva, no puede dejar de lado que el ascenso traerá muchos beneficios para una provincia de Puntarenas muy necesitada y donde él mismo ha palpado la pobreza, el desea por salir adelante y el anhelo por tener una oportunidad.
“Hay mucha pobreza en Puntarenas, mucha gente que necesita vender sus cosas y los vendedores de la playa deben estar muy felices de saber que pronto van a ver llegar a muchos aficionados de Saprissa, Alajuelense y otras más y van a tener más oportunidades de vender sus productos. Esto es lo que más me llena”, finalizó.