EscucharDiputados de cuatro partidos políticos, un candidato presidencial y el secretario general de una agrupación repudiaron la convocatoria que hizo José Fabio Pizarro Espinoza, exdirector de la Fuerza Pública condenado por narcotráfico, para un movimiento en favor del presidente Rodrigo Chaves. El exfuncionario hizo el llamado a través de audios y mensajes enviados a policías veteranos y reservistas.
Los legisladores denunciaron que los discursos de odio y violencia del mandatario generan ese tipo de llamados y solicitaron al Poder Judicial una investigación a fondo, para evitar cualquier tipo de movimiento agresivo que configure el delito de sedición.
Voces de Liberación Nacional (PLN), la Unidad Social Cristiana (PUSC), el Frente Amplio (FA) y el Liberal Progresista (PLP), así como congresistas independientes, puntualizaron en que las manifestaciones de Chaves han sido sumamente irresponsables.
“Es escandaloso e indignante”, comentó Sofía Guillén a La Nación.
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El jefe del PLP, Gilberto Campos, apuntó que se trata de un precedente “muy, muy malo”, instigado por el discurso agresivo de Chaves.
Óscar Izquierdo, del PLN, señaló la irresponsabilidad de estar haciendo alusiones a la violencia, como eco de las palabras de Chaves. El verdiblanco lamentó que un llamado de ese tipo provenga de una persona con un comportamiento inadecuado y que hable de acciones contrarias a las costumbres costarricenses.
Los congresistas también repudiaron que el mandatario se atreviera a hacer una comparación entre la guerra civil de 1948 y la defensa que pretende que le hagan a él, frente a las investigaciones judiciales que tiene pendientes.
Incluso, en el plenario, le hicieron llamados a aprenderse la historia del país y no hacer comparaciones odiosas.
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Alejandro Pacheco, jefe del PUSC, señaló que el discurso de odio del presidente Chaves y su incitación al pueblo es preocupante, más cuando aparecen los nexos de personas vinculadas al narco organizando manifestaciones en favor del mandatario.
“Es muy peligroso para la paz social, la libertad y la democracia. El gobierno debe poner fin a esos discursos”, sentenció el socialcristiano.
La vicepresidenta del Congreso, Vanessa Castro, también acusó a Chaves de incentivar la violencia, el levantamiento popular y la hostilidad, con sus discursos de odio. Señaló que Pizarro tiene un conocido pasado criminal y reprochó que aparezca como defensor de Chaves.
La independiente Kattia Cambronero señaló que no se pueden tomar las acciones del presidente como una simple “locura”, pues ya está usando el enojo para que las personas tiendan a reaccionar con violencia. “Hay que hacer un llamado a resguardar el marco jurídico; algo serio podría gestarse y poner en riesgo todo nuestro sistema democrático”, enfatizó.
Según Ariel Robles, sorprende que figuras como Pizarro se acerquen al presidente, pero recordó que ha habido casos de exjerarcas de gobierno citados en casos de investigaciones judiciales sobre narcotráfico, como el expresidente del Instituto de Desarrollo Rural (Inder), Juan Ignacio Rodríguez.
“Al presidente no hay que protegerlo, sino a la ciudadanía que padece de este engaño terrorista del presidente. La posición que maneja es sumamente peligrosa para el país. O es una persona desquiciada, o es un dictador en ciernes”, declaró la independiente Gloria Navas.
Hidalgo: ‘Ni en broma invoque la guerra’
El candidato presidencial del PUSC, Juan Carlos Hidalgo, dijo temer que “el poder corruptor del crimen organizado puede comprar incluso a policías especializados”.
Hidalgo espera que Chaves no tenga ninguna vinculación con estos movimientos. Le sugirió al mandatario no invocar “ni en broma los fantasmas” de la última guerra. “Deje de atizar odios por pura politiquería”, agregó, mientras recordó a las más de 2.000 personas que fallecieron en “una guerra corta pero encarnizada”.
Por su parte, el secretario general de Liberación, Miguel Guillén, dijo que, en reiteradas ocasiones, Chaves ha recurrido a un discurso “inflamado por alusiones a la violencia, insinuaciones de llamados a las armas y referencias históricas a conflictos bélicos”.
Para Guillén, este lenguaje, impregnado de confrontación y simbología armamentista, contrasta profundamente con los principios de una nación democrática y republicana, cuyo fundamento ha sido, desde su origen, la paz y el respeto a las instituciones.
