
La concentración de poder en la figura de Eliécer Feinzaig y la falta de apertura en la toma de decisiones provocaron graves heridas que han ido desangrando al Partido Liberal Progresista (PLP) desde noviembre del 2024. Así lo evidencia la salida de tres diputadas y hasta 25 de sus asambleístas. Los que hoy se encuentran en el bando disidente coinciden en que el cálculo político impidió a la agrupación consolidarse como una verdadera fuerza de oposición, ante los embates del gobierno de Rodrigo Chaves.
Los resultados favorables en las elecciones nacionales del 2022 permitieron catapultar al PLP por primera vez a la Asamblea Legislativa. El partido entró equiparado con el Frente Amplio (FA), ya que ambos lograron sumar seis legisladores.
No obstante, el balance desapareció por completo el 7 de noviembre del 2024, cuando Kattia Cambronero anunció que dejaba las filas del partido. Esa salida convirtió al PLP en la bancada de menor tamaño. La situación empeoró cuatro meses después con la renuncia de Johana Obando y Cynthia Córdoba, ambas el mismo día, el jueves de esta semana.
“El partido fue bastante permisivo con el actuar del actual presidente, Rodrigo Chaves, y eso fue también una de mis principales críticas, por las cuales tuve muchísimo conflicto dentro de la misma fracción legislativa, porque en ese momento se hablaba de que el presidente era muy popular y que atacarlo no era conveniente. Yo siempre sostuve que teníamos que tener una posición más firme y eso no se logró”, externó Cambronero el jueves a La Nación.
Tras la renuncia de Cambronero, 12 asambleístas siguieron sus pasos. En enero, se sumó un segundo bloque de 13 delegados, ampliando aún más la brecha dentro del partido.
A ello se suma que ya un alcalde y una vicealcaldesa electos por el Liberal, en el cantón de Mora, fueron suspendidos por supuestos contratos irregulares.
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La figura en el centro de todo
Anteriormente, Kattia Cambronero había explicado que decidió separarse del partido, porque se priorizó el “posicionar una figura presidenciable” por encima de impulsar grandes transformaciones. “Se generó mucho cálculo político en términos de qué se presentaba, cómo se presentaba y qué elementos se podían abordar en materia control político”, declaró en noviembre.
Por su parte, si bien Johana Obando descartó, en aquel momento, los alegatos hechos por su excompañera, su versión cambió cuando el gobierno puso los reflectores en su contra por cuestionar el plan del presidente Chaves de excluir a las empresas chinas, como Huawei, de convertirse en eventuales proveedores de tecnología 5G. No recibió el respaldo que esperaba.
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“Es importante indicar que esto ratifica lo que, en su momento, la diputada Kattia Cambronero dijo cuando salió de la fracción, que hay conductas que no son o no deben ser aceptadas por parte de una fracción, y también que el partido al final se polarizó en una sola figura. Y esa sola figura, la cual quiero decirlo, yo respeto y yo ingresé al partido por esa figura, es Eliécer Feinzaig. Y yo le tengo cariño”.
“Pero al final se tomaron decisiones y se siguen tomando decisiones solo para que esa figura sea la protagonista. Y yo entiendo. Y yo quiero que sea el protagonista, pero el protagonismo de una persona no puede sobrepasar los derechos y la dignidad de las demás personas dentro de una fracción. Y ahí no se supo delimitar eso”, expresó Obando, tras su renuncia.
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Feinzaig: Los resultados hablan solos
Feinzaig niega lo dicho por las disidentes. “Si lo que se cuestiona es mi liderazgo, ahí están los resultados, hablando por sí mismos. El crecimiento del partido ha sido sostenido a lo largo del tiempo, así que yo dejo que sean los resultados los que hablen”, indicó.
Para el líder político, las críticas vienen de personas que “difícilmente movían un dedo por el partido”.
“Realmente me parece que están fuera de lugar”, insistió.
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Por su parte, Luis Diego Vargas mencionó que los asambleístas que dejaron la agrupación “eran personas que, más bien, complicaban el avance y el crecimiento del partido por posiciones extremas de poca democracia”.
“Soy honesto, nunca se alegra uno de que alguien se vaya, pero a nosotros nos hizo un bien esas renuncias”, agregó el jefe de la fracción liberal.
Sin espacio para cuestionar al gobierno
Cambronero y Obando coincidieron en su crítica sobre la poca posibilidad que tenían en la fracción del PLP para defender posiciones impopulares o que cuestionaran las decisiones de la administración de Rodrigo Chaves, debido a que las prioridades giraban alrededor de consolidar una nueva candidatura presidencial para Feinzaig.
“Esa concentración y básicamente todo el trabajo del partido, y de la fracción, eran en torno de maximizar una figura presidencial (de Feinzaig). Eso socavaba también proyectos que requerían de algún costo político, porque hay proyectos que requieren de costos políticos importantes (...)”, relató Cambronero en noviembre.
“El partido no ha tomado una posición fuerte en términos de ser una verdadera oposición en tiempos donde el autoritarismo es cada vez más fuerte por parte del Ejecutivo”, advirtió Obando.
Respecto al hecho de que hayan sido las mujeres de la fracción las que decidieran hacerse a un lado, la diputada Obando brindó la siguiente perspectiva: “Siento que las voces como mujeres fueron acalladas dentro de la fracción en aspectos que nosotros solicitábamos específicamente y no se nos tomó en cuenta. Efectivamente creo que hay tintes de machismo, de misoginia dentro de la fracción, y que tuvimos poco apoyo de los compañeros (...). Yo salgo teniendo un sentimiento genuino de cariño y respeto hacia ellos. Pero el cariño y el respeto que uno pueda tener hacia unas personas no puede ser limitante para tomar decisiones”.
La fuerza de los números
El PLP no solo perdió toda su representación femenina; también se convirtió en el bloque político más pequeño de todo el Congreso incluso por detrás del grupo de las diputadas independientes, que ahora suman cinco en total, con Gloria Navas y María Marta Padilla, quienes abandonaron los partidos Nueva República (PNR) y Progreso Social Democrático (PPSD).
Ahora, la representación liberal se limita a Eliécer Feinzaig, presidente del PLP; Luis Diego Vargas, jefe de fracción, y Gilberto Campos, subjefe.
Hay fuerza en los números, destaca una popular frase del idioma inglés. No es de extrañar que una de las primeras reacciones de la estructura remanente del PLP haya sido exigir a las disidentes que también renuncien a sus curules, para que otras personas les puedan sustituir y, de esta forma, volver a una integración que les dé la fuerza suficiente para enfrentar las negociaciones políticas que son el pan de cada día en Cuesta de Moras.
Las salidas también llegan en momentos importantes. El PLP está en el proceso de renovación de sus estructuras internas para participar en la contienda electoral del 2026 y en los pasillos del Congreso ya se hacen números de cara al 1.° de mayo, fecha en la que se define la conformación del Directorio. De la mano de este proceso, va la negociación de puestos en el órgano decisorio y de las presidencias de las comisiones, entre otros aspectos que puedan servir como moneda de cambio por los votos de las fracciones.
Sin embargo, Feinzaig rechaza que estos cambios les vayan a afectar: “La Asamblea Nacional se compone de 148 miembros. Entonces, las salidas si bien son dolorosas, nadie quisiera verlas, no impiden el avance del trabajo partidario (...) La lección más importante que nos queda es tener más cuidado en la escogencia de nuestros candidatos a diputados”.
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