
La crisis educativa se agrava y las zonas rurales se ven especialmente afectadas. Por eso, la juventud de estos lugares hace lo que se espera de ella: se sube a un bus con rumbo a la Gran Área Metropolitana para ir a estudiar y trabajar, no sin antes encontrarse con una presa. Tarde o temprano, se acostumbrarán a que una hora de atasco no es gran cosa, porque la ineficiencia institucional lo ha normalizado.
Claro, para la ruta 1, está el proyecto de ampliación de la carretera a San Ramón. Como habitante del cantón de Grecia, me produce a la vez entusiasmo y desconfianza, porque ha sido promesa política por décadas y ahora se anuncia que estaría terminada hasta en 2032. El único progreso destacable es el paso elevado construido por y para la nueva zona franca, en Tacares de Grecia.
Esta construcción alivió la congestión en esa sección de ruta, pero la diferencia es difícil de percibir cuando aún hay que soportar la presa del cruce de Manolo’s. ¡No se les olvide! Si vienen del sur y se dirigen a la región de Occidente por la tarde, reserven media hora para ver los tanques de Recope.
En Costa Rica, vivimos en un estado perpetuo de pesimismo sobre los gobiernos de turno y lo que pueden hacer con respecto a la congestión vehicular. Podrían pasar años y Hernán Jiménez podría repetir una y otra vez el mismo chiste sobre el inmenso tiempo que toma salir de Alajuela, y no perdería actualidad. Al final, la gente busca una solución individual: dejar de usar el autobús y comprar un carro o una motocicleta, o recurrir a servicios de plataformas.
Lo dijo Orlando Ramírez, del Consejo de Transporte Público (CTP), Costa Rica ha adoptado un sistema “carrocentrista”. En 25 años, el porcentaje de la población que utiliza autobuses ha disminuido del 85% al 45%. ¿Y por qué? Porque los gobiernos no han prestado atención a la importancia del transporte público. Ignoran que menos mejoras y modernizaciones a este sistema y a la infraestructura vial equivalen a más automóviles, y más automóviles implican más congestión, y más congestión significa que hay que resolver algo, y pronto.
Entonces, ¿qué quiero yo del próximo gobierno? Personas que entiendan lo que es estar atrapado en un bus en plena presa, en medio de un aguacero, con las ventanas cerradas y aguantando el bochorno. Y si no hay nadie así, que al menos comprendan cómo esta pesadilla cotidiana influirá en el voto de mucha gente.
Marcela Rojas Hidalgo es estudiante de Periodismo.