Columnistas

Página quince: La cursilería disfrazada de sofisticación

El costarricense apenas aprende una palabrilla más o menos bien sonante corre a usarla hasta abusar de ella.

EscucharEscuchar

El huracán Otto nos dejó un legado lingüístico que, por lo visto, incorporaremos de manera definitiva a nuestra habla: la palabra afectación. Otrora, habríamos echado mano de vocablos como daños, estragos, destrucción, pérdidas, devastación, destrozos, asolamiento, desolación, ruina y mil otras opciones. Ahora, para referirnos a todo, invocamos el término afectación, lo cual es una muestra de afectación en la otra acepción de la palabra: cursilería, remilgo, melindres, rebuscamiento.








En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.