El tipo de cambio es un precio esencial en una economía tan abierta y pequeña como la de Costa Rica, tanto que de vez en cuando vale la pena hacer una pausa para revisar los números de un período largo, y no solo del día a día.
Desde que el país dejó el esquema de minidevaluaciones para adoptar un régimen de tipo de cambio más flexible a finales del 2006, el precio del dólar pasó de más o menos ¢500 a los ¢560 de hoy. Es decir, el colón se depreció un 12 % (nominal) en 16 años.
En términos reales, tomando en cuenta la inflación de Costa Rica y la de nuestros socios comerciales, el colón se apreció cerca de un 25 % (con base en el índice de tipo de cambio real que calcula el Banco Central). Esto, porque los precios aumentaron más en Costa Rica que en los demás países durante estos 16 años. De ahí que la sensación general, tanto de los que vivimos, trabajamos y producimos aquí como de quienes nos visitan es que Costa Rica es un país caro.
La fuerte apreciación hace menos competitiva la producción nacional. Cuesta más producir para exportar, es más barato traer productos importados que producirlos localmente y los turistas preferirán viajar a otros destinos más baratos.
Aun así, el país es muy exitoso en atraer inversión extranjera para que vengan a exportar desde nuestro territorio. Las exportaciones de las zonas francas más que se duplicaron en términos reales durante los 16 años mencionados. Señal de que los aumentos de productividad de esas empresas compensan con creces la apreciación del colón.
Pero otro gallo canta para los productores locales. Las exportaciones regulares y los ingresos por turismo crecieron menos del 20 % durante esos 16 años, mientras que las importaciones regulares crecieron un 56 %, es decir, los exportadores que no están en zona franca, los empresarios turísticos y los productores locales que compiten contra las importaciones aumentaron escasamente en ese período.
¿Qué explicación hay detrás? La productividad de estos sectores no es tan elevada como la de los que están en zona franca. El personal que contratan es menos calificado (menos productivo), y de ahí que vayan quedando rezagados a lo largo del tiempo. Esa es una de las posibles causas por las cuales el desempleo no baja del 11 %. Queda para otra ocasión analizar por qué esos productores y sus trabajadores no mejoran tanto su productividad.
El autor es economista.