La dieta del adolescente en Costa Rica cambió, y esto preocupa a los profesionales en nutrición y medicina. Cada vez se consumen más productos ultraprocesados, muchos de ellos cargados de sal, azúcares y grasas, y se dejan de lado los nutrientes presentes en las frutas, verduras y leguminosas como los frijoles.
Esta es una de las conclusiones de un estudio desarrollado por el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en el que se destacó que el 35,9% de las calorías de la dieta de los jóvenes proviene de estos productos.
Las pesquisas fueron publicadas en la edición de abril de la revista Nutrition Research.
“Los ultraprocesados ya aportan un 36% de energía de la dieta adolescente en Costa Rica. Y están desplazando a la dieta habitual. Al aumentar el consumo de ultraprocesados disminuye el de frutas, verduras y leguminosas“, expresó Rafael Monge Rojas, coordinador de la investigación.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los productos ultraprocesados no son alimentos en sí mismos, son formulaciones industriales hechas con sustancias extraídas o derivadas de alimentos, además de aditivos y que dan color, sabor o textura para intentar imitar a los alimentos.
“Están diseñados para ser altamente deseables”, precisó un artículo en la revista British Medical Journal, elaborado por el grupo de la Universidad de Sao Paulo que acuñó el término.
Esta categoría incluye refrescos, embutidos, comidas rápidas, confites, galletas, pasteles, barras de granola o energéticas, muchos tipos de panes y cereales envasados y comidas congeladas. Muchos de ellos son más baratos que frutas, verduras o paquete de leguminosas.
“Un alto componente de ultraprocesados en la dieta de niños y adolescentes se asocia con más ingesta de azúcar y menos de fibra dietética y un patrón de dieta más obesogénico”, cita la publicación científica.
Monge precisó: “hay estudios en adultos que indican que los ultraprocesados aumentan el riesgo de diabetes y enfermedades cardiometabólicas. En adolescentes hay muy pocos estudios y quisimos explorarlo, los pocos estudios indican que a mayor exposición por más tiempo los daños a la salud podrían ser mayores”.
Para Rulamán Vargas Quesada, nutricionista y epidemiólogo que también participó del estudio, su mayor preocupación es el desplazamiento de las comidas nutricionales, porque esto significa menos nutrientes valiosos en la dieta.
“Si se desplazaron frutas y verduras y ahora se consumen menos, estamos hablando de que esto significa menos antioxidantes, menos folato (ácido fólico), menos vitamina C. Si más ultraprocesados disminuyen frijoles, lentejas y garbanzos, estamos hablando de menos magnesio, hierro, proteínas. No es solo lo malo que traen los ultraprocesados, sino que se compromete la ingesta de nutrientes de la dieta nutricional”, destacó.
Monge resumió: “los ultraprocesados traen detrimento a la dieta”.
A esto se le añade que no existe una recomendación internacional de cuánto es lo máximo que debería consumir una persona, aunque existe el consenso de preferir los alimentos sin procesar.
¿Cómo se hizo el estudio?

La investigación se realizó con 818 adolescentes entre los 12 y los 19 años de 18 colegios en la provincia de San José, donde reside el grupo mayoritario de jóvenes. Se tomaron en cuenta centros educativos públicos y privados, tanto en zonas urbanas como rurales.
De acuerdo con Monge, decidieron estudiar adolescentes porque esta edad representa una ventana de oportunidad para cambio de hábitos que permita prevenir enfermedades.
“Los buenos hábitos adquiridos en la adolescencia tienen más probabilidades de mantenerse en la vida adulta”, expuso.
Se les pesó, se les midió su altura y su circunferencia abdominal. Así se vio que un 31% ya tenía algún nivel de sobrepeso.
El estudio se basó en recuentos de lo que ellos comían tres veces por semana: dos veces entre semana y una fin de semana, dado que no se come de la misma forma entre semana que en fin de semana.
Los ultraprocesados más populares
No todos los ultraprocesados son iguales. Monge afirmó que hay “malos”, “muy malos” y “menos malos”. El último grupo provee algún tipo de nutriente. No obstante, los adolescentes en Costa Rica se decantan por el segundo grupo.
El grupo más popular son las bebidas azucaradas, con 27,7%. Esto tiene el agravante de que el alto consumo de azúcar también es factor de riesgo para sobrepeso e hipertensión, entre otros males crónicos.
Le siguen los postres y snacks dulces, con 20,4%, en los que también la carga de azúcar o edulcorantes es alta, así como la de grasa. Luego están snacks salados, con 13,8% en donde el sodio y la grasa pueden ser altos. Y las comidas rápidas, con 12,4%.
“Todos, del grupo de los muy malos. El problema es que también generan su adicción”, subrayó Monge.
En cambio, los yogures ocupan un 1,1% y los cereales o panes integrales un 0,7%.
“La ingeniería alimentaria ha avanzado y pueden crearse líneas de productos con altos niveles de procesamiento pero que no tengan altos niveles de azúcares añadidos y que se esmeren en su diseño, puede ser una oportunidad para la industria”, expuso Vargas.
No todos consumen ultraprocesados por igual
¿Quiénes consumen más productos ultraprocesados? Los investigadores encontraron varios grupos donde eso es más común.
Un grupo de estos son las mujeres. En ellas, el consumo de estos productos constituye el 37,2% de su ingesta calórica, contra un 33,6% en los hombres.
También es más frecuente en las zonas urbanas, donde forma el 39,2% de las calorías, contra 32,5% en las rurales.
Vargas indicó que, aunque los ultraprocesados se consiguen en todo el país, su disponibilidad es mayor en sitios urbanos. Además, en las zonas rurales hay mayor consumo de arroz, frijoles y verduras.
Sin embargo, las mayores diferencias se dan en estratos socioeconómicos. En el estrato alto los ultraprocesados conforman el 40,9% de las calorías, lo que contrasta con el 35,7% del estrato medio y el 31,7% del estrato bajo.
La ingesta tampoco es igual durante todo el día, es más común entre semana y durante las meriendas de la mañana, lo que coincide a recreos durante el colegio.
Según Monge y Vargas, la ingesta calórica de ultraprocesados es muy similar a la de otros países latinoamericanos, pero en Estados Unidos y Europa ya constituyen dos de cada tres calorías, casi el doble de lo visto en Costa Rica.
Los peligros del consumo de ultraprocesados en la adolescencia

De acuerdo con Monge, uno de los principales riesgos es su juventud, dado que podrán permanecer más años consumiéndolos, y esto aumentará su riesgo de obesidad y diabetes.
“Las enfermedades crónicas toman su tiempo en manifestarse, los hábitos no se verán de forma inmediata, pero sí se verán a futuro”, señaló.
Para Vargas, esto también puede significar incapacidades y la necesidad de medicamentos a futuro.
“Si no invertimos en educación y políticas públicas para salvaguardar los hábitos de la población adolescente a futuro las consecuencias no se verán ya, pero sí en varios años”, aseveró.
¿Qué hacer?
Estos son algunos consejos de los especialistas, que son válidos para cualquier edad:
- Procure cocinar en casa lo más posible y evitar los “paquetitos” y las salsas empacadas.
- Busque más frutas y verduras para las meriendas y menos galletas y snacks.
- Procure más refrescos naturales y agua para acompañar las comidas.
- Infórmese de los productos que lleva a su hogar.
- No satanice ni castigue la ingesta de ultraprocesados, pero procure limitarla al máximo.
- Consulte cualquier duda con profesionales en nutrición.
