Los terrenos donde se construiría el aeropuerto del sur, en el cantón de Osa, Puntarenas, están cerca de cuatro áreas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2014.
Finca 6, Batambal, El Silencio y Grijalba-2, en el llamado Delta del Diquís, recibieron esta declaratoria por reunir condiciones de valor excepcional universal por sus esferas de piedra, pero también por otros elementos arqueológicos como petroglifos y montículos.
¿Correría algún riesgo esta declaratoria si se construye el aeropuerto? ¿Se podría perder? ¿Hay formas de mitigar los efectos? La Nación conversó con especialistas del Museo Nacional de Costa Rica (MNCR) que estuvieron a cargo de la evaluación arqueológica del sitio y recomendaron el rescate de piezas precolombinas y de la época colonial, que se encuentran en algunos terrenos del futuro aeropuerto.

Para comprender el posible impacto, primero es necesario entender qué significa y qué implica la declaratoria de la Unesco y los tipos de estudios que se realizan en los sitios en donde se tiene la sospecha de que hay evidencia arqueológica.
También es necesario entender los cambios, tanto de ubicación como de extensión que tuvo el proyecto del aeropuerto, desde su primera propuesta en 2012.
¿Qué es un sitio Patrimonio de la Humanidad?
La Unesco otorga estos reconocimientos a bienes culturales (como monumentos, sitios arqueológicos o conjuntos arquitectónicos), bienes naturales (formaciones geológicas, áreas de belleza natural, o vitales para la conservación), o bienes mixtos que reúnan características de ambos.
En Costa Rica hay tres:
- La Isla del Coco (1997)
- El Área de Conservación Guanacaste (1999)
- Los asentamientos precolombinos con esferas de piedra del Diquís (2014)
“Los sitios del Patrimonio Mundial pertenecen a todos los pueblos del planeta, independientemente del territorio en el que se encuentren”, cita la Unesco en su sitio web.
Para obtener esta condición se debe hacer una nominación, luego se incluye en una lista provisional, y finalmente hay una evaluación que determina si se entra o no a la lista.
“Nosotros como país, al solicitar la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad estábamos reconociendo que estas cuatro propiedades tienen valor universal excepcional y que además tienen integridad y autenticidad. Cuando nos dan esa declaratoria nos comprometemos para seguir cuidando, protegiendo y garantizando esa integridad, esa autenticidad y que no se pierda el valor universal excepcional", expresó Ifigenia Quintanilla Jiménez, directora del MNCR y quien lleva décadas de investigar las esferas de piedra del Diquís.
Francisco Corrales Ulloa, uno de los arqueólogos del MNCR que también ha estudiado de cerca la zona del Diquís, manifestó que el estatus puede perderse, pero tampoco se hace de forma inmediata. Un ejemplo, destacó, fue el puerto de Liverpool, en Inglaterra, que perdió este estatus en 2021.
Cuando un sitio Patrimonio de la Humanidad se encuentra amenazado por infraestructuras, construcciones u otro tipo de intervenciones, la Unesco puede advertir que está en riesgo, ponerlo en una lista especial de patrimonios en riesgo y solicitar medidas de mitigación.
“Ese territorio tenía unas características en el momento de la declaratoria. Si yo le meto edificios muy grandes, si yo hago que todo el entorno cambie, se pone en riesgo el valor universal excepcional, la integridad y la autenticidad”, explicó Quintanilla.
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Los estudios arqueológicos

Una vez establecidas las características de un sitio Patrimonio de la Humanidad, pueden abordarse los diferente estudios arqueológicos que se ordenan previo a la realización de obras de infraestructuras.
El primero es una evaluación superficial. En desarrollos mayores a 500 m² la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) pide una serie de estudios de impacto ambiental. Uno de ellos es una inspección arqueológica.
Para ello se contrata a un profesional en Arqueología, quien inspecciona el área que va a ser impactada y hace un reconocimiento. No se hacen excavaciones, es una inspección somera.
Con base en eso se hacen recomendaciones. Si no hay nada, se sigue con la construcción. Pero si hay evidencias o sospechas de algún material arqueológico se recomienda una evaluación arqueológica.
En este caso, la inspección recomendó una evaluación. Este es un proceso más complejo que implica solicitar permisos a la Comisión Arqueológica Nacional (CNA).
La CNA es un órgano colegiado compuesto por un miembro del Museo Nacional, otro de la Universidad de Costa Rica (UCR), otro del Departamento de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura, otro del Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (Conai), y otro del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Dicho estudio, avalado por la CNA, sí comprende la excavación de varios pozos en busca de piezas. Normalmente estas evaluaciones son realizadas por profesionales independientes y fiscalizadas por el Museo. Pero en esta ocasión, debido a la delicadeza de la zona y a su cercanía con áreas Patrimonio de la Humanidad, el MNCR lo asumió.
Dependiendo de lo encontrado, el arqueólogo recomendará hacer el rescate de las piezas, especialmente las que se verían destruidas con la construcción de una obra o sepultadas por ella. El MNCR ya rescató algunos objetos, pero el grueso se tomará el año entrante.
Un ejemplo reciente en una obra pública fue el rescate de 941 piezas precolombinas encontradas en los terrenos donde se realizó la ampliación de la ruta 32, en un sitio arqueológico denominado Río Danta.
Cercanía de aeropuerto con sitios patrimonio Unesco obliga a otro estudio
Como el aeropuerto está cerca de un sitio Patrimonio de la Humanidad de la Unesco se debe ir más allá para asegurar su preservación.
“Cuando Costa Rica tiene de manera paralela otros proyectos donde hay una zona patrimonio mundial se compromete a hacer el estudio de impacto patrimonial. Es un análisis de riesgos para ver cómo esos proyectos pueden afectar la integridad, la autenticidad y el valor universal excepcional de esas propiedades declaradas patrimonio de la humanidad”, expuso Quintanilla.
La directora aseguró que Unesco no puede prohibirle a Costa Rica construir el aeropuerto, es Costa Rica quien decide, pero sí debe recordar su compromiso con los territorios patrimoniales.
"Consultores internacionales harán un estudio siguiendo la guía metodológica que existe para estos estudios y después de identificar todos los impactos del proyecto del aeropuerto del sur, no solo el arqueológico, el de ruidos, amenazas, se ve si puede haber riesgos que pongan en detrimento ese valor universal excepcional", especificó la arqueóloga.
“El gran papel del Museo, y que lo vamos a defender, es decirle al gobierno central: ‘tenemos un sitio patrimonio mundial ahí. Es un compromiso que administra el Museo Nacional’. La responsabilidad del Museo es grande.
Corrales señaló que el este estudio se realizará cuando ya haya un proyecto, pero advirtió que si se supiera de mayor riqueza arqueológica, no se habría recomendado un rescate arqueológico para avanzar.
“Si hubiéramos encontrado el valor que hay en otros sitios como Finca 6, Finca 4, Finca 7, habríamos recomendado que no se construyera ahí”, evidenció el científico.
Proyecto de aeropuerto cambió para hacer menos daño
Quintanilla y Corrales indicaron que ya se han realizado acciones para que el impacto de la construcción del aeropuerto sobre el sitio patrimonial sea menor. La ubicación y el tamaño del aeropuerto cambiaron de los planes originales.
“El plan del aeropuerto que se tenía en 2012 impactaba muy fuertemente a tres de los sitios patrimoniales. Y ahí vino un trabajo muy bueno con ellos de reubicar las obras, también el proyecto ahora es más pequeño, manifestó Corrales.
“Pasamos de tener que excavar 14.000 pozos a solo 3.800 con solo que el proyecto cambiara de lugar y su tamaño fuera menor. Esa fue la primera gran medida de mitigación”, añadió.
El estudio de impacto patrimonial; sin embargo, se mantiene. Este comenzaría el año entrante. Tanto Quintanilla como Corrales insisten en que harán lo necesario para mantener los valores que hicieron del Diquís Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
