Sin posibilidad de decantarse por otra alternativa, cientos de conductores de automóviles, buses y furgones se verán obligados a utilizar la ruta que comunica a Limón y San José por Turrialba.
El deslave de la tarde del miércoles, que destruyó un tramo de la ruta 32, en la carretera Braulio Carrillo, a la altura del puente sobre el río Parismina, deja a los conductores como única opción la vieja ruta 10: una vía estrecha y llena de curvas cerradas.
Ayer, un equipo de La Nación que visitó la zona contabilizó tres percances que frenaron la circulación en la vía, todos relacionados con vehículos pesados.
Apenas a las 7 a. m., en las cercanías de Cervantes de Cartago, un furgón que viajaba rumbo al Caribe no logró tomar una curva y se salió de la vía, provocando un hundimiento en el asfalto.
Pese a la intervención de la Policía de Tránsito, fue hasta dos horas y media después que el automotor fue retirado apenas lo suficiente para habilitar un carril.
Avanzada la mañana, en las proximidades del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), en Turrialba, otro camión sufrió un desperfecto mecánico, ocasionando nuevas presas en la vía.
El tercer percance se dio al inicio de la noche. La Dirección de Tránsito reportó un choque entre dos cabezales que cerró el paso a la altura del restaurante Turrialtico, 800 metros al este de la fábrica de llantas Firestone.
A las 7:35 p.m., la Central de Comunicaciones de la Policía de Tránsito informó que la vía se abriría con paso regulado.
Estos tropiezos se suman a las presas que se forman en cada curva cerrada, donde los furgones deben bajar la velocidad al extremo y los carros que vienen de frente deben esperar a que se despeje la carretera llena de puntos ciegos.
¿Por qué tan incómodo? Es simple. La ruta 10 no tiene las condiciones para el tráfico de vehículos como los que soporta la 32 y así lo señalan los propios conductores.
“Para los choferes que son más jóvenes, la ruta por Turrialba es más peligrosa, pues no conocen cómo deben hacer las curvas y terminan saliéndose de la vía”, afirmó el trailero Javier Esquivel, quien tiene años de viajar a Limón.
Sin embargo, guste o no, mientras el problema persista, todo el tráfico vehicular con destino a la zona caribeña más allá del Parismina debe usar esta vía alterna, pues es la única disponible, según el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT).
“No hay más opciones. Estas son las dos alternativas que tienen los choferes para trasladarse de Limón a San José. No podemos hacer nada”, reafirmó el oficial de Tránsito Luis Armando Muñoz.
Esto incluye a los autobuses con destino y que regresan de Limón, los camiones con sus contenedores cargados de productos de exportación, los carros de encomiendas y reparto de mercadería y los automóviles livianos.
Espera. Pero la zozobra que viven los que transitan no es mayor que la de los choferes que quedaron atrapados en presas kilométricas, en las cercanías del río Parismina.
Al mediodía de ayer, unos 70 camioneros no habían recibido autorización de sus superiores para abandonar la zona afectada.
“Estamos desde las 5 de la tarde de ayer (miércoles). Tenemos hambre y hay que cuidar el tráiler. Pero no es la primera vez que pasa; en cierta medida estamos acostumbrados”, mencionó Javier Esquivel, quien se dirigía a San José.