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El surgimiento de 27 candidatos presidenciales para las elecciones de Costa Rica en el 2022, reflejan el fenómeno denominado “partidos de vapor”. Ese fue el término usado en Guatemala para las organizaciones políticas que surgen de repente, con poca fuerza, escasa experiencia y que, luego de las elecciones, se esfuman.
En dos décadas, Costa Rica pasó de vivir un marcado bipartidismo, a tener a casi 30 políticos concursando por la Presidencia de la República .
Ronald Alfaro, politólogo e investigador del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), de la Universidad de Costa Rica (UCR), explicó que este fenómeno ha ocurrido en Europa y en Latinoamérica.
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“En Guatemala, hay autores que plantean que los partidos políticos son como estructuras de vapor, porque no sobreviven a más de una elección; vienen las elecciones y vienen nuevos partidos; otra elección y viene otro grupo de partidos. Hablan de estructuras de vapor u organizaciones de vapor”, explicó Alfaro.
El más reciente estudio electoral del CIEP también catalogó la proliferación de partidos y candidatos como una “municipalización” de las elecciones nacionales.
Según Alfaro, usaron el término “municipalización” en referencia al comportamiento observado en las elecciones de alcaldes, en las que surgieron numerosos partidos locales rompiendo el esquema de competencia entre partidos tradicionales.
Para el CIEP, este panorama es terreno de cultivo para la alta fragmentación partidaria, la apatía del electorado y la “volatilidad e incertidumbre en las preferencias electorales”.
La experiencia electoral de muchas agrupaciones es poca; el estudio universitario señala que 11 de los partidos nunca han ido a una elección.
¿Cómo llegamos a tener 27 candidaturas? Alfaro atribuye el fenómeno principalmente a tres factores: el debilitamiento de los partidos políticos, la pérdida de la identidad política y la sentencia de la Sala IV que, en el 2010, eliminó la obligatoriedad de exigir a los partidos celebrar asambleas distritales para formar partidos.
El primer factor es atribuido por este investigador a todos los partidos, que han sufrido un debilitamiento interno y no poseen la fuerza de antes.
“Los que antes eran grandes hoy no son tan grandes, los que van surgiendo no son partidos fuertes, son partidos pequeños; entonces, ese factor a largo plazo afecta a todos como organizaciones”, explicó.
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El otro factor tiene que ver con el alejamiento de la ciudadanía. Según Alfaro, es cada vez más extraño que las personas tengan fuertemente arraigados los colores políticos de un partido, como sucedía décadas atrás.
“Ha venido en un proceso paulatino, gradual, que no se ha detenido. La gente que tiene una fuerte identificación con un partido político es cada vez menos, es muy poca”, expresó.
“Existe algo llamado la identidad partidaria, esa identidad está muy debilitada y esas identidades ahora son transitorias; viene la elección, la gente se alinea con unos partidos, crean esa identidad temporal y luego pasan las elecciones y cada uno se lava las manos”, agregó Alfaro.
El más reciente estudio del CIEP señala que menos del 15% de la población se identifica con algún partido político.
El investigador considera que la poca identificación de los costarricenses con los partidos se debe, en parte, a la poca renovación que tienen las agrupaciones, en vez de refrescar sus figuras.
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Once de los candidatos presidenciales ya han postulados sus nombres en anteriores procesos electorales.
“Necesitan renovarse, adaptarse a los tiempos y eso no ha ocurrido con los partidos; más bien están en este proceso de reciclar candidaturas, si no están en un partido, aparecen en otro. Son los mismos nombres, las mismas figuras”, expresó el politólogo.
El tercer factor es la eliminación de la obligatoriedad de los partidos a realizar asambleas distritales, proceso que antes debían hacer para poder participar en una elección nacional.
“Esa reforma abrió la puerta para que estas otras agrupaciones empiecen a aparecer, surjan unas y otras de manera muy espontánea”, dijo Alfaro.
