La historia se puede contar de muchas formas. Así lo demuestra el Museo del Oro Precolombino, que reabrió sus puertas el 7 de enero con una nueva propuesta interactiva, la cual incluye el uso de recursos tecnológicos.
Algunas de las herramientas que suma el Museo a su narrativa incluyen el uso de tabletas electrónicas con animaciones digitales, audios con narraciones hechas por representantes de los pueblos indígenas, así como videos.
Estos insumos acompañan a las características piezas de oro, que fueron forjadas por los primeros pobladores de lo que miles de años después sería Costa Rica.
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Estas herramientas se acoplan para guiar a los visitantes por un recorrido de nueve unidades temáticas que integran el guion curatorial y que busca generar vínculos entre el pasado y el presente desde la dimensión humana de los objetos.
“El objeto no es solo el objeto, sino el trasfondo de información que tiene. No fue hecho porque sí o porque les pareció bonito, sino que viene arraigado a un simbolismo, una cosmovisión”, explicó Priscilla Molina, curadora de Arqueología de los Museos del Banco Central.
Se espera que a lo largo del recorrido, las personas reflexionen sobre temas como la migración, la minería, la producción metalúrgica, la cosmovisión ancestral y actual de los indígenas, su relación con la naturaleza, visión de género, así como el impacto histórico de la Colonia y la Conquista.
También se hicieron variaciones con respecto al uso del espacio, como el hecho de que ahora el recorrido inicia por el tercer subnivel del edificio, al que se accede por medio del ascensor. Además, se añadieron más lugares para descanso.
Innovaciones
El más novedoso recurso interactivo que ofrece el museo consiste en una experiencia inmersiva dentro de la casa cósmica talamanqueña, o el U-suré, que “se elaboraba como una metáfora de la construcción del mundo”.
Los visitantes primero conocen sobre el significado de este objeto para los bribris y los cabécares, así como los materiales a partir de los cuales se edificaba, las distintas capas en las que se dividía y lo que ocurría en estos espacios.
Luego, pueden ingresar a una estación, compuesta por paneles en los que se transmiten una serie de animaciones explicativas sobre los estratos de la casa, acompañadas de narraciones de un awá (chamán) bribri.
“La estación se basa en una experiencia. No solo les estamos dando la información de qué había en cada espacio, sino que queremos que la gente viva el espacio”, indicó Molina.
Otro elemento llamativo es una pequeña sala audiovisual en la que se transmite un documental elaborado a partir del testimonio de indígenas costarricenses.
En esta producción audiovisual, los descendientes de los primeros pobladores exponen su visión de territorialidad, idioma, costumbres, tradiciones, cosmovisión, educación, así como los retos para la subsistencia de su cultura.
Precios y horarios
El Museo puede ser visitado de todos los días de 9:15 a. m. hasta las 5 p. m.
La entrada para los costarricenses tiene un costo de ¢2.000 y ¢500 para estudiantes. Los domingos son de 2x1, y los miércoles el acceso es gratuito.
No pagan ingreso los niños menores de 12 años, así como estudiantes con uniforme o carné, miembros de comunidades indígenas y ciudadanos de oro.
El costo de los tiquetes para extranjeros es de $13 (regular) y $11 (estudiantes).