La omisión de datos técnicos y la incertidumbre creada por ese olvido frenó el permiso ambiental para cuatro plantas para potabilizar agua de mar.
Estos equipos toman el líquido del mar y lo convierten en agua potable, lo que ayuda a atenuar el faltante de ese recurso en zonas costeras.
La viabilidad ambiental negada era para cuatro proyectos residenciales localizados en Cuajiniquil, Sámara y Santa Cruz (Guanacaste) y otro en Cóbano (Puntarenas), indicó la resolución 1322-2016 de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena).
Estos permisos los solicitó el mismo desarrollador, identificado como Condominios Vista del Sol, precisa el documento de la Setena.
Esa instancia denegó, el 24 de mayo pasado, todas las solicitudes. Luego, el 21 de julio de este año, declaró inadmisible un recurso de revocatoria que planteó la empresa contra la decisión de mayo.
Ante preguntas del tema, el representante legal de Condominios Vista del Sol, Esteban Vargas Garita, evitó referirse.
Setena cuestionó la falta de estudios técnicos sobre biología, oceanografía, calidad del agua en el sitio de las obras y, en particular, la localización de dónde se depositarían las aguas residuales de las plantas, producto de retirar la sal al agua marina tratada.
¿Qué es? La desalinización con estas plantas consiste en empujar agua marina a alta presión por una membrana donde quedan la sal y arena que luego se devuelven al mar como salmuera.
Según la Secretaría, en ningún caso se detallaron los sitios para las tomas de agua marina, ni el ducto para el desecho de la salmuera o cómo se iba a dispersar esta ya de regreso al océano.
La salmuera es agua con una altísima concentración de sal resultante, en este caso, del proceso de las plantas de desalinización.
Eduardo Murillo, del área de evaluación ambiental de Setena, insistió sobre la correcta deposición de la salmuera.
“Tenemos que asegurar que la salmuera se deposite en puntos del mar despoblados de especies y verificar el adecuado tránsito, de ida y vuelta por tierra, del agua de mar y la salmuera”, explicó.
La Setena, adscrita al Ministerio de Ambiente y Energía, señaló que en dos de los sitios propuestos para las plantas hay presencia de flora marina (macroalgas y octorales) que podría dañarse.
“Ante la falta de información técnica, respecto a la fragilidad o susceptibilidad de estas especies por eventuales cambios en las condiciones físicas o químicas, no es posible determinar si habrá afectación”, indica el escrito.
Añadió que los argumentos del desarrollador para explicar la falta de estudios (mareas, oleaje, nivel del mar, corrientes, salinidad, temperatura y batimetría, entre otros) “solo refuerzan la necesidad de realizar de manera detallada estos estudios”.
Sin embargo, las propias autoridades apoyan esta forma de conseguir agua potable.
Crece interés. El viceministro de Aguas, Fernando Mora, comentó que “hay alrededor de siete peticiones de permisos ambientales para iniciativas similares”.
Mora recordó que, es tal la carencia de agua en Guanacaste, que estos equipos para despojar de sal el agua marina se perfilan como la respuesta a largo plazo para atender necesidades de riego, hotelería y consumo humano en las costas de esa provincia.
“Estamos por publicar un nuevo reglamento para regular las plantas de desalinización y esperamos en 10 días publicar en el diario oficial La Gaceta una consulta pública sobre el texto”, comentó el viceministro.
El funcionario precisó que el refrescamiento del texto se centra en aspectos como vigilancia del posible impacto de estos equipos en hábitats marinos; viabilidad ambiental de la instalación y seguridad para la salud humana.
En la propuesta del texto también participaron el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) y el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara), del ministerio de Agricultura y Ganadería.
Aún y cuando el reglamento está por definirse, ya existe una planta de desalinización en funciones que superó los requisitos exigidos por Setena.
Primera del país. En julio pasado empezó a operar la primera planta de desalinización del país, en el hotel Reserva Conchal, a dos kilómetros al noroeste del cruce de Huacas, en Guanacaste.
La instalación, valorada en $2 millones, provee 23 litros de agua potable por segundo para consumo humano y para riego de la propiedad, precisó Gisela Sánchez, vocera de Reserva Conchal; empresa subsidiaria de Florida Ice and Farm Company (Fifco).
El área construida abarca aproximadamente 1.000 metros cuadrados referidos al área adonde se localizan cuatro módulos de desalinización de agua de mar, sin contar tuberías de trasiego.
El diseño y construcción de las plantas inició en el 2014 y, con su entrada en operación, se suplirá aproximadamente 19% del consumo actual de la propiedad.
La vocera señaló que el equipo alivia solo parte del problema de suministro, y afirmó que se han intensificado medidas de control interno para un uso eficiente del líquido que seguirán extrayendo de pozos localizados en el mismo terreno en el que se encuentra el complejo hotelero.