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Monseñor José Rafael Quirós presidió la misa de Miércoles de Ceniza, en la catedral metropolitana, con que se dio inicio a la Cuaresma. Igual que el año anterior, esta vez no signó con la cruz en la frente, sino que se roció en la parte superior de la cabeza, como medida para evitar contagios en este tiempo aún de pandemia. (Rafael Pacheco Granados)
El bienestar de toda la población, el bien común, la generosidad, la solidaridad. Ese fue el mensaje que los obispos costarricenses exaltaron este miércoles 2 de marzo, cuando se inicia el tiempo de Cuaresma para los fieles católicos con la ceremonia de la imposición de la ceniza. La misa oficial se realizó a las 11 a. m. en la catedral metropolitana.
“Que la Cuaresma nos una cada vez más como país alrededor de un solo pensamiento: el bienestar de todos y no el de unos cuantos; que, haciendo el bien, produzcamos frutos de alegría y amor, de igualdad y fraternidad, de bien común y justicia social, de paz y solidaridad auténticas”, dijo la Conferencia Episcopal.
La Cuaresma es el tiempo litúrgico del calendario cristiano destinado a la preparación espiritual para la fiesta de la Pascua. Son seis semanas de “purificación e iluminación interna”, celebradas en las Iglesias católicas, copta, ortodoxa, anglicana, incluyendo algunas evangélicas, aunque con inicios y duraciones distintas.
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En el rito latino, la Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y se extiende hasta la novena hora del Jueves Santo. Su duración proviene de varias referencias bíblicas y simboliza la prueba por la que pasó Jesús al permanecer durante 40 días en el desierto de Judea. También simboliza los días que duró el diluvio universal, los años de la marcha israelita por el desierto y las décadas que duró la esclavitud de los hebreos en Egipto.
La Conferencia Episcopal recordó que en este tiempo se presenta la oportunidad de mostrar el “amor cristiano” pasando de las palabras a los hechos, para ayudar a las personas que están en necesidad. Precisamente, ese es el llamado que este año hizo el papa Francisco.
“Si es verdad que toda nuestra vida es un tiempo para sembrar el bien, aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida”, dijo el Sumo Pontífice.
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Los obispos costarricenses recordaron que hay muchos ticos en pobreza y pobreza extrema, abandonados por razones de edad o enfermedad, otros que migran para buscar un mejor horizonte sin poder encontrarlo y algunos “a los que no se les permite nacer”, en alusión al aborto.
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Como no ocurría desde hace dos años, debido a la pandemia, la catedral metropolitana se llenó de fieles este Miércoles de Ceniza. (Rafael Pacheco Granados)
Insistieron en que el país todavía arrastra graves consecuencias generadas por la pandemia, la cual ha dejado en estado de vulnerabilidad a personas que han perdido familiares y seres queridos en general. Muchos otros están en situación de desempleo sin poder suplir todas sus necesidades para tener una vida digna.
“Nuestro país debe unirse para superar y resolver una serie de problemáticas, si queremos vivir en paz y en procura de un desarrollo integral para todos. Cuaresma es un llamado a que renovemos nuestro corazón y podamos construir caminos de solidaridad. En todo tiempo, pero más ahora, estamos llamados a hacer el bien, y esta exhortación la dirigimos a todas las personas (...) pues somos parte de una sociedad en la que ahora más que nunca necesitamos unos de otros”, resaltaron los obispos.
La Iglesia invitó a los creyentes a practicar la oración, el ayuno y el desprendimiento generoso, sin hacer oídos sordos a las necesidades de las personas que tienen a su alrededor.
“Finalmente, al desprendernos de algo que poseemos para darlo a los demás, sabremos que la verdadera felicidad está en entregarnos por completo, nos pondremos en el camino de la solidaridad que nos ayudará a construir una sociedad mejor, más fraterna y más justa.
“Con disposición de corazón preparemos este tiempo para vivirlo con la confianza puesta en aquél que en su misterio pascual se entrega a la muerte y muerte de cruz para darnos la salvación. Solo en Jesús nuestra humanidad tiene esperanza”, expresaron.
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A las 11:30 a. m., en la escuela Carlos Monge Alfaro, en el Alto de Ochomogo, Cartago, estudiantes recibieron la ceniza de la mano del ministro de la eucaristía, Alberto Calderón Mora. Foto: Keyna Calderón