La madrugada del sábado 8 de marzo, un joven de apellido Mesén, de 28 años, fue asesinado por gatilleros que ingresaron a su vivienda en Garabito, Puntarenas. Nueve horas antes, la tarde del viernes, un adolescente de solo 16 años fue acribillado en San Ramón, Alajuela. Como ellos, centenares de jóvenes mueren anualmente por homicidios en Costa Rica, como consecuencia de una ola criminal que ya está incidiendo en la esperanza de vida de los hombres.
En Costa Rica, los hombres viven cada vez menos que las mujeres. La situación se refleja en que la brecha entre ambos géneros se ensanchó y, para el investigador Gilbert Brenes Camacho, de la UCR, la causa principal está en el incremento de los asesinatos.
En la década pasada, la esperanza de vida de las mujeres al nacer era 4,8 años superior a la de los hombres. En el 2023, en cambio, la cifra subió a 5,5 años.
Entre el 2010 y el 2023, la esperanza de vida de los hombres bajó de 77,7 a 76,6 años, aunque había bajado a 75,8 durante la pandemia de covid-19 (2020-2022).
Las mujeres se recuperaron más rápido. De una expectativa de 82,5 años bajaron a 81,4 años en la pandemia y, ahora, subieron a 82,1 años.
Así consta en el estudio Cambios Demográficos en Costa Rica en los recientes años, de Gilbert Brenes Camacho, profesor de la Universidad de Costa Rica (UCR) e investigador del Centro Centroamericano de Población (CCP).
“Las causas de muerte en esos grupos, particularmente entre los jóvenes, han venido aumentando desde el principio de la década del 2010. Sobre la esperanza de vida total de los hombres, observando que incluso fue previo a la pandemia, si uno compara 2010-2015, ya la esperanza de vida había disminuido.
“Cuando empezamos a ver por qué, hay varias causas, pero la que más resalta es precisamente las causas externas y ahí están los homicidios, otras lesiones, accidentes de tránsito y ahí incluimos también muertes relacionadas con el alcoholismo (...). Esto sugiere que las causas externas están pesando más entre los hombres, sobre todo entre los hombres más jóvenes“, explicó Brenes.
El análisis considera como causas de muerte externa aquellas que no son producidas por enfermedades.
El estudio tomó como fuente los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y fue elaborado ante una solicitud de la Superintendencia de Pensiones (Supén).
Homicidios son la principal causa de muerte
La investigación encontró que la ola de homicidios que acecha al país es la principal causa de muerte entre los jóvenes, hombres y mujeres, de 15 a 29 años.
Por ejemplo, a principios de siglo, en el periodo 2000-2004, los asesinatos representaban el 11,35% de las muertes, mientras que en el 2020-2023 esta cifra se duplicó y ascendió a un 23,84%.
El incremento es tal que la violencia homicida supera por primera vez a los accidentes de tránsito, que históricamente habían sido la principal causa de mortalidad de este grupo etario. Según el informe, para el lapso 2000-2004, los accidentes causaban el 23,23% de las muertes en jóvenes; pero en el periodo 2020-2023 significaron el 21,03%.
Para el 2024, el país registró un total de 880 homicidios, lo que equivale a un promedio de una persona asesinada cada nueve horas y 11 minutos. Sin embargo, el año 2023 fue el más violento de la historia, dejando como saldo 905 asesinatos.
De acuerdo con los datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), los ajustes de cuentas son la principal causa de homicidios, ejecutados principalmente por sicarios que utilizan motocicletas y armas de fuego.

El estudio resalta que otras causas externas, como los accidentes de tránsito, las intoxicaciones por alcohol y la violencia en general, afectan significativamente a la población masculina joven. Sin embargo, aunque estas causas contribuyen a la mortalidad, no han registrado aumentos considerables, por lo que los asesinatos siguen siendo el principal factor en el incremento de fallecimientos por causas externas.
“En el 2000-2004, todo este grupo de las causas externas representaba el 59% de todas las defunciones; ya en el 2023, esa cifra aumentó a 63%. Eso lo que quiere decir —y que cada vez está pesando más— es que eso fue por el aumento en las tasas tanto de homicidios como de accidentes de transporte”, reconoció el investigador.
El documento advierte de que este fenómeno, que golpea principalmente a los hombres jóvenes, tiene consecuencias sobre la fuerza laboral nacional, afectando consecuentemente la contribución a las pensiones.
Dicha situación, aunada a que Costa Rica enfrenta un envejecimiento poblacional que está ocurriendo más rápido de lo previsto, podría generar a futuro desafíos adicionales para la seguridad social y la planificación de políticas públicas.
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