La postergación de la nueva construcción del nuevo Hospital de Cartago ha tenido costos financieros, económicos y sociales tanto para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) como para la población de la provincia.
Gustavo Picado Chacón, gerente financiero de la institución, puntualizó estos aspectos este 18 de marzo, durante la sesión de la Junta de Adquisiciones de la CCSS, en donde se discutía la readjudicación de la construcción de la obra. Finalmente, se aprobó con cuatro votos a favor y uno en contra.
Picado enumeró diez afectaciones.
- Incremento del costo futuro de la construcción del hospital y su equipamiento.
- Continuidad del pago de alquileres de inmuebles temporales.
- Saturación crónica del Hospital Max Peralta, pero también del Hospital Calderón Guardia, que recibe los casos que el Max Peralta no puede resolver.
- Incremento de los tiempos de espera y listas de espera.
- Costos directos e indirectos de atención no oportuna.
- Traslados evitables de los pacientes a otros centros médicos.
- Aumento del pago de subsidios por incapacidad debido a tratamientos tardíos.
- Reducción de la productividad laboral por mayor tiempo de enfermedad o atención médica demorada.
- Incremento de gastos familiares en servicios y atenciones de salud privados.
- Potencial aumento del gasto catastrófico en salud.

Horas antes de esta exposición, el director interino de dicho centro médico expuso la condición de las instalaciones actuales del Hospital de Cartago. Estas se volvieron no solo insuficientes para la atención de la población cataginesa; además, la infraestructura de diez servicios más del hospital está en estado crítico.
La construcción del nuevo centro médico se ha discutido por más de 13 años. En la actual administración, se ha convertido en una brasa política que culminó con la retirada de la primera empresa adjudicada, en setiembre del 2024.