El rector de la Universidad Nacional (UNA), Francisco González Alvarado, defendió las oportunidades que ese centro de estudios superiores brindó al mejor promedio de ingreso a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales; entre ellos, dijo, una beca de honor que lo exoneró del pago total de los créditos.
En una respuesta escrita, este viernes, a una consulta enviada el lunes por La Nación, el rector reconoce el mérito académico de Sebastián Villalobos Víquez.
“(...) obtuvo las mejores calificaciones, no solo por su nota de colegio sino también por la nota del examen de admisión, siendo uno de los mejores del grupo en el que se incluye, de acuerdo con nuestro modelo de admisión, que considera el origen social del estudiante asociado al mérito, ponderando de manera positiva a las personas estudiantes que provienen de colegios públicos, como es el caso de este joven.
“La nota final de admisión del estudiante derivó en que la universidad le otorgara beca de honor, lo que significó la exoneración total del pago de créditos”, explica González.
A pesar de eso, el muchacho, de 20 años, alega que tuvo que dejar sus aspiraciones de estudiar Química Industrial, porque los horarios de los cursos volvían incompatible el trabajo y los estudios y él necesita trabajar para apoyar económicamente a su familia.
Su caso se hizo público, primero, en una carta en la sección editorial de La Nación, escrita por el papá de Sebastián, Milton Villalobos, el 20 de marzo.
Este diario luego contactó a la familia para conocer más de cerca la historia, y publicó un artículo este jueves, contando lo sucedido.
Entre lo que destacó el joven está la dificultad para matricular cursos pues todos eran en la mañana o en la tarde, y esto no le permitía trabajar, como él y su familia necesitan.
Actualmente, Sebastián utiliza su salario para colaborar con los gastos del hogar, y para pagar las pocas materias que económicamente puede cubrir de la carrera de Informática, que ahora cursa en una universidad privada.
Formación integral de calidad
Francisco González Alvarado afirma que la formación en una universidad pública es integral, y que esto explica que las casas de enseñanza superior costarricenses estén entre las mejores del mundo.
“(...) incluye un conjunto de materias complementarias cuyos horarios son muy amplios y flexibles ofertados en las tres franjas horarias: mañana, tarde y noche. Facilidad que le permitió al señor Villalobos matricular el bloque completo de Estudios Generales, inclusive una materia de Comprensión y Apreciación Musical, unidas a las dos asignaturas propias de la Escuela de Química y una impartida por la Escuela de Matemáticas.
“Es importante señalar que durante los primeros niveles las carreras presentan una carga de cursos que demandan disponibilidad; entre ellos, prácticas de laboratorio, que corresponden a materias teórico-prácticas”, señaló el rector de la UNA.
Los niveles avanzados de la carrera de Química Industrial, originalmente elegida por Sebastián Villalobos, sí cuentan con “variedad de horarios, incluso fines de semana”, aclaró.
González Alvarado destacó que la UNA está “en permanente revisión y mejora en aspectos como calidad y flexibilidad curricular”.
También defendió el programa de becas, que beneficia a unas 10.000 personas; un 54% de ellas con beca total.
“El señor Villalobos Víquez tenía acceso a ayuda socioeconómica en ocasión de haberla solicitado y cumplir con los requisitos para su otorgamiento.
“Realizamos un estudio socioeconómico en todos los casos y máxime si la persona estudiante es sobresaliente, se le acompaña y estimula para que no abandone su proyecto profesional”, enfatizó el rector.
Durante la pandemia, dijo González, la Universidad Nacional migró hacia la presencialidad remota, y se reforzaron los canales de comunicación para atender al estudiantado.
“Se generó una estrategia de ayudas para que nuestros estudiantes con problemas económicos cubrieran sus servicios de conectividad, apoyo que para el ciclo del 2020 incluyó la entrega de más de 9.000 tarjetas SIM, así como el préstamo para este mismo periodo de 909 equipos electrónicos entre tabletas y computadoras con una inversión aproximada de ¢700 millones.
“Adicionalmente, a quienes tienen hijos o hijas, se les brindó apoyo monetario para pagar el cuidado que ameritan mientras sus padres y madres estudian”, aseguró.
El rector de la UNA reiteró el compromiso con personas como Sebastián Villalobos.
“La situación que esta familia atraviesa nos debe llenar de preocupación a todos los costarricenses, porque retrata la desesperación que cientos de conciudadanos viven a diario y les obliga a tomar decisiones, que en el momento, parecen las más acertadas.
“La Universidad Nacional tiene sus puertas abiertas para él, así como lo hicimos para más 4.000 personas estudiantes de nuevo ingreso en este 2021.
“Debilitar la educación superior estatal tan solo multiplicaría casos como el de esta familia y deja claro que de no ser por el modelo educativo que promovemos, miles de jóvenes no tendrían posibilidad alguna de estudiar y contribuir con ello, al desarrollo de Costa Rica”, finalizó el rector.