Un estudiante de 16 años del Colegio Ricardo Castro Beer, en Orotina, fue hallado sin vida el pasado lunes, con heridas de arma blanca en el cuello. El joven estaba en su vivienda, que se ubica dentro de la misma propiedad del centro educativo.
La información fue confirmada por la Central de Comunicaciones de Cruz Roja, la cual recibió la alerta a las 4:52 p. m. de ese día. Al llegar al sitio, el menor ya no presentaba signos vitales.
Francisco Corella, director Regional de Alajuela del Ministerio de Educación Pública (MEP), explicó que este martes se inició un trabajo de apoyo a la comunidad educativa.
“Ante la situación del fallecimiento de un estudiante en el CTP Ricardo Castro Beer, la Dirección Regional ha enviado al equipo de contención con el fin de dar apoyo a los estudiantes y el personal de la institución. En cuanto a las causas, no podemos dar información debido que está en investigación por parte del OIJ (Organismo de Investigación Judicial)”, señaló Corella.
Por su parte, la oficina de prensa ratificó que el deceso habría ocurrido en la vivienda del muchacho en la finca del Liceo, pues la familia tiene un derecho de servidumbre.
Inicialmente, la Policía Judicial lo maneja como “aparente suicidio”.
Este hecho ocurre pocas semanas después de que el Hospital Nacional de Niños alertara de que siete de cada 10 adolescentes que llegan a consulta presentan cortadas o autolesiones, situación que atribuyen, en gran medida, a las secuelas en la salud mental producto de la pandemia por la covid-19, que tuvo a niños y jóvenes separados de las aulas por casi dos años.
Un estudio de la Universidad Hispanoamericana determinó que en Costa Rica, al menos, 300 personas se quitan la vida cada año. Este problema de salud pública, señaló Elías Córdoba Chaves, psicólogo de dicha casa de enseñanza superior, debe atenderse integralmente pues son muertes prevenibles.
Para Córdoba debe estarse atento a posibles señales, tales como:
- Comentarios o publicaciones en redes sociales con alusión a la muerte.
- Desesperanza.
- Negatividad.
- Aislamiento.
- Crisis emocionales.
- Autolesiones.
- Abuso de sustancias
Si se detectan estas señales en alguna persona, sus familiares y allegados pueden ayudarla. Estas son algunas recomendaciones:
- Mantenga la calma, escuche a la persona.
- Muestre respeto, empatía y confianza, evitando juzgar sus ideas.
- Solicite a la persona los contactos de familiares o amigos que le puedan brindar el apoyo que requiere en ese momento.
- Acompañe a la persona a un centro de salud para que reciba la atención profesional.
- Si existe un riesgo inminente, comuníquese a la línea de emergencias 9-1-1.
- No deje sola a la persona, lo mejor que puede hacer es escuchar y brindar apoyo mientras recibe la ayuda profesional.
Hechos preocupantes
El deceso del estudiante en Orotina ocurre en medio de un ambiente de mucha preocupación, pues desde el inicio del curso lectivo docentes y autoridades educativas han tenido que hacer frente a hechos de violencia que afectan a los muchachos y toda la comunidad.
En la lista de incidentes figura el hallazgo, en abril pasado, de un revólver calibre dentro del Liceo Rubén Odio en Desamparados. En ese mismo centro educativo, este mes de setiembre, un joven de 16 años resultó apuñalado, al parecer por otro alumno, por lo que requirió atención médica.
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Entretanto, en marzo, seis estudiantes del Liceo del Sur, en barrio Cuba, fueron detenidos porque supuestamente amenazaron con arma blanca, en vía pública, a un joven de otro colegio.
Más recientemente, un joven agredió al director del Liceo Rodrigo Hernández, en Barva de Heredia, aunque según la familia del muchacho, él reaccionó porque el docente habría acosado a la hermana, por lo que se interpuso una denuncia en el Ministerio de Educación.
Se suman a estos casos una larga lista de riñas entre alumnos que han derivado en medidas disciplinarias. El MEP, por su parte, inició una campaña dentro de escuelas y colegios denominada “Seamos Paz”.
En el caso del Colegio Técnico Profesional Ricardo Castro Beer, de Orotina, fue en el 2011 cuando se registró una situación de violencia que cobró la via de un estudiante. El hecho ocurrió en julio de aquel año, cuando por una falla en la seguridad, un joven que no era alumno llegó al liceo con un arma de fuego, ingresó hasta el laboratorio de cómputo donde pidió a todos salir, excepto a su víctima, con quien supuestamente tenía problemas personales, y le disparó.