La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) cambió su método de selección y adquisición de medicinas para acelerar el acceso de los pacientes a los tratamientos, sobre todo, los innovadores.
Un nuevo modelo de evaluación de tecnologías sanitarias, a cargo de un comité multidisciplinario, reemplaza a la tradicional Lista Oficial de Medicamentos (LOM). En ese comité, por primera vez, hay representación de organizaciones de pacientes.
El objetivo de los cambios es reducir la larga espera por medicinas, que en muchos casos se puede prolongar varios meses, y prevenir la judicialización de la salud. Esto último sucede cuando los enfermos acuden a la Sala IV como último recurso para presionar por nuevos tratamientos.
Entre los principales cambios está la creación del Comité Revisor de Tecnologías Sanitarias (CRET).
Este grupo tendrá la responsabilidad de evaluar la inclusión de nuevos medicamentos, y también la de vacunas, dispositivos médicos, programas de salud, y cualquier otro tipo de productos médicos y biomédicos.
El voto del CRET es recomendativo y no decisor, ya que después de que el caso pasa por su análisis, se eleva a otro comité revisor.
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El análisis del CRET no se limita a lo económico: considera la seguridad, eficacia clínica, impacto organizativo, implicaciones sociales y éticas, carga de enfermedad y calidad de vida de los pacientes, destacó Alexandra Núñez Fletes, presidenta de la Federación de Organizaciones de Pacientes y miembro del comité.
“Permite a la CCSS tomar decisiones más transparentes, basadas en evidencia y orientadas a la equidad”, destacó la vocera de los asegurados.
Este grupo está compuesto por:
- Farmacoepidemiología de CCSS.
- Dos miembros de la Federación de Organizaciones de Pacientes.
- Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (Cendeisss).
- Colegio de Farmacéuticos.
- Asociación de Genéricos Farmacéuticos (Agefar).
- Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma).
Pacientes tomados en cuenta
Tanto Núñez como Ana Gloria Romero Hernández, de la organización Anasovi, afirman que la voz del paciente es escuchada ahora como nunca antes.
“Un ejemplo fue el trabajo con la herramienta de priorización de tecnologías, donde advertimos que las enfermedades raras podían quedar en desventaja. Gracias al diálogo, logramos ajustes", destacó Núñez.
“Sin embargo, lo más importante está por venir: será durante las evaluaciones de tecnologías en salud, cuando la voz y la experiencia del paciente jugarán un papel fundamental para enriquecer la toma de decisiones”, agregó.
La representación de los asegurados en este nuevo comité se acompañará de la opinión personas que viven con patologías específicas que se vayan a evaluar.
“La experiencia y la voz del paciente son fundamentales para que las decisiones de la CCSS no se basen únicamente en datos económicos, sino en lo que realmente significa vivir con una enfermedad y cómo una tecnología puede transformar la calidad de vida”, dijo Núñez.
Para Romero, aún es pronto para saber si esto reducirá el número de recursos de amparo, porque las evaluaciones formales no han empezado.
Beneficios versus costo
La existencia del Comité no significa que todo medicamento que se analice se apruebe, aclaró la CCSS.
“Es importante tener en cuenta el análisis, el estado clínico del paciente, lo que dice la evidencia del tratamiento y lo que se le puede ofrecer al asegurado. Algunos ofrecen sobrevida, otros solo control de síntomas. Todo debe sopesarse”, adujo Hugo Marín Piva, coordinador de Farmacoeconomía.
El director de Farmacoepidemiología de la CCSS, Ricardo Pérez Gómez, añadió: “muchos medicamentos son de alto costo y no es tan rápida la obtención cuando se tienen recursos limitados. Me gustaría muchísimo estirar el presupuesto, pero no podemos descuidar otros rubros”.
Además, se debe tomar en cuenta que algunos fármacos pueden usarse por décadas y al paciente se le debe garantizar la continuidad del tratamiento.
“Las terapias dirigidas van sumando y deben sostenerse en el tiempo. Pueden costar varios miles de dólares por paciente por año. No podemos ofrecerla solo un año y después decir que nos quedamos sin fondos”, aseveró Marín.
También debe considerarse que, muchas veces, el paciente tiene una condición de salud complicada y no se le pueden ofrecer falsas esperanzas.
”Debemos hablar con el paciente, comunicar por qué a veces se niega un medicamento; no es algo antojadizo, ni porque no se quiere, a veces no ofrecen una acción u opción terapéutica real”, concluyó Marín Piva.
Cambios entre la LOM y el nuevo modelo

Entre los cambios más importantes está el de la LOM, que pasará a llamarse formulario terapéutico institucional, informó Ricardo Pérez.
A este formulario tendrán acceso el médico y el paciente.
En el documento vendrá información como el nombre del medicamento, los lugares en los que está disponible, su uso, dosis y advertencias.
Hugo Marín Piva explicó que la LOM se conceptualizó para cubrir la gran mayoría de las afecciones y condiciones de salud de la población.
Se estima que cubre entre el 97% y 98% de las condiciones. Los médicos tratantes pueden solicitar a las unidades de Farmacoterapia de los centros de salud los tratamientos para las enfermedades no cubiertas por la LOM, o solicitar medicamentos fuera de la lista en caso de considerarlos necesarios.
“Se parte de una premisa: No es posible dar todas las atenciones en salud a todo el mundo y tampoco es justo darle todo a unos pocos.
”En salud siempre es importante balancear lo mejor que se pueda dar a la mayor cantidad sin descuidar a quienes tienen condiciones especiales”, aseveró Marín.
Con los medicamentos que, por sus características, requerían aprobación de Farmacoterapia, el camino podía ser tortuoso.
Pérez afirmó que se hizo un análisis a lo interno y se determinó que, desde el que médico tratante hace la solicitud del medicamento y es recibido por el Comité, pasan 12 días en promedio.
Desde que es recibido por el Comité hasta que hay sesión pasan otros ocho días. Desde que se toma la decisión y la resolución pasan ocho días más.
Si la respuesta es sí, el paciente obtendría su medicamento en un máximo de un mes. Pero si es no y el paciente acude a la Sala Constitucional, pasan 27 días en promedio para llegar al recurso de amparo.
Este se resuelve en un promedio de 44 días y luego la espera del medicamento se extiende 17 días más. En total: 117 días, lo cual puede ser mucho en una enfermedad en la que no se puede perder tiempo.
El asunto puede complicarse todavía más si los fármacos no están registrados en el Ministerio de Salud. La espera en estos casos puede demorar hasta seis meses.
La CCSS tiene también un protocolo para medicamentos que todavía están en fases II o III de ensayo clínico.
En algunos casos de éxito, las agencias reguladoras dan avales desde antes de que acabe el proceso.
“Quisimos ir más allá mientras la institución le da curso a un medicamento de alto costo y no perder ventana de tratamiento.
”Hay un proceso transitorio de medicamentos de alto costo e impacto financiero, tienen un filtro para ver si cumple con la meta”, dijo Pérez.

