En los últimos tres años, 88 medicamentos ingresaron a la Lista Oficial de Medicamentos (LOM) de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). La velocidad con la que la ciencia genera terapias innovadoras y la demanda de los pacientes (en ocasiones motivada por recursos de amparo) han aumentado la cantidad de tratamientos disponibles para un acceso más rápido.
En total, la institución dispone de 829 fármacos que responden a más de 540 principios activos.
LEA MÁS: Estos son los 5 medicamentos más raros que suministra la CCSS; uno solo tiene dos pacientes
¿Para qué enfermedades o condiciones están indicados estos medicamentos? La Nación conversó con Ricardo Pérez Gómez, director de Farmacoepidemiología de la CCSS y con Hugo Marín Piva, coordinador de Farmacoeconomía de la institución para explorar estas nuevas líneas terapéuticas disponibles en la seguridad social. Para acceder a ellas, todo asegurado requiere de receta médica.
“La LOM es una lista dinámica, se modifica constantemente. En 2023 se incluyeron 29 principios activos, en 2024, 35; en 2025 ya vamos por 24. Son 88 en tres años. Esto no se había logrado anteriormente”, expuso Pérez.
Marín añadió: “nosotros valoramos todas las patologías. Hemos introducido medicamentos para cientos de miles de pacientes, como diabetes o altos niveles de colesterol, pero también para pocas personas, como quienes tienen una enfermedad rara”.
Los nuevos medicamentos en la CCSS
Estas son algunas de las enfermedades y especialidades que cubren los nuevos tratamientos:
- Hipertensión
- Diabetes
- Enfermedades hematológicas, como leucemias y otros males de la sangre
- Tumores sólidos
- Insuficiencia cardiaca
- Dermatología
- Inmunología
- Ginecología
Muchos de estos nuevos fármacos son de alta tecnología, como biológicos y biotecnológicos que son de alta precisión y van a enfermedades más específicas. Esto los hace de alto costo.
Estos son algunos ejemplos de los tratamientos más recientes en la LOM, según los últimos documentos disponibles en el sitio web:
Abemaciclib. Es un fármaco oral para un tipo muy específico de cáncer de mama con receptores hormonales de estrógeno y progesterona positivos (HR+), pero negativos a una proteína llamada HER2. Se usa como tratamiento adyuvante negativo en tumores de alto riesgo con un estadio temprano, sin evidencia de metástasis a distancia. Se aprobó en junio de este año.
Axitinib. Un medicamento oral que se usa para tratar carcinoma renal de células claras, un tipo de cáncer en los riñones. Es para tumores avanzados o metastásicos y se usa en combinación con otros tratamientos. Se aprobó en junio de este año.
Benralizumab. Una inyección que se utiliza en casos muy calificados de asma en adolescentes y adultos. Para recetarla el caso debe discutirse en una sesión colegiada de varios especialistas. Se aprobó en abril de este año.
Infliximab. Es una solución intravenosa que se utiliza en el tratamiento de la enfermedad de Crohn perianal y de la colitis ulcerativa inflamatoria crónica. Se aprobó en abril de este año.
Vacuna contra virus sincitial respiratorio. Se inyecta en las embarazadas de 32 a 35 semanas de gestación para proteger a sus bebés del virus más mortal en los primeros dos años de vida. La Comisión de Vacunas la aprobó en 2024, luego de que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la tuviera disponible, ingresó a la LOM en abril y se comenzó a vacunar en mayo.
Calcipotriol. Es un medicamento en crema que se aplica directamente en la piel para el tratamiento de la psoriasis. Es un análogo de la vitamina D3. Se aprobó en abril de este año.
Abiraterona acetato. Tratamiento oral para el cáncer de próstata. Se aprobó en diciembre del año pasado.
Adalimumab. Inyectable con indicaciones para artritis reumatoide y para algunos casos de enfermedad de Crohn. Aprobado en diciembre del año pasado.
“Estos nuevos medicamentos atacan problemas muy específicos y dan opción a muchos pacientes que tienen una única opción”, especificó Pérez.
Marín indicó que incluir un medicamento implica menos tramitología, porque ya no es necesario llenar formulario. A veces solo requieren cinco días que el comité local de farmacoepidemología resuelva.
¿En qué se basa la CCSS para incluir un medicamento?

Marín aseguró que primero se realiza un análisis de cada fármaco innovador que se aprueba en una agencia reguladora internacional como la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) o la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés).
“Muchos (medicamentos) son innovadores, pero no todos cubren una necesidad terapéutica no resuelta. Si la cubren serían prioritarios. Otros son mecanismos de acción que ya existen y son una opción más. Esos no son una innovación por la que haya que correr para valorar y poner a disposición de los pacientes. Ahí es donde viene una tarea muy importante para identificar los que vienen a cubrir una necesidad no resuelta o parcialmente resuelta u ofrecen una ventaja sobre lo que ya hay y merecen un acceso temprano”, aclaró Marín.
En la evaluación de estos 88 tratamientos se involucraron no solo Pérez y Marín, también hay miembros especialistas en Farmacia, Medicina Interna, Geriatría, Pediatría, y asesores en Infectología, Reumatología, Neurología, Hematología, Medicina Paliativa y Derecho.
A partir de este año cambió la forma de incluir los medicamentos. Dentro de los cambios está incluir la voz de los pacientes.
En casos específicos los médicos tratantes pueden incluir tratamientos fuera de la LOM, estos deben ser evaluados en la Comisión de Farmacoterapia para determinar si se otorga o no y cómo realizar la compra. Algunos pacientes deben recurrir a recursos de amparo si se les niegan. La esperanza con esta nueva forma de incluir medicamentos en la seguridad social es que haya menos negativas y menor cantidad de recursos de amparo.
Mayor inyección económica
Pérez manifestó que estos 88 fármacos nuevos han costado unos $50 millones (unos ¢25.400 millones). Esta inversión se logró gracias a un acuerdo intergerencial con las gerencias médica, financiera y de logística de la institución.
“Esto ha permitido la obtención de recursos económicos sin poner en riesgo la sostenibilidad del sistema”, expresó el director.
No obstante, muchos medicamentos de inmunoterapia son de alto costo y no es tan rápida la obtención cuando se tienen recursos limitados.
“Me gustaría muchísimo estirar el presupuesto, pero no podemos descuidar infraestructura o recursos humanos”, dijo Pérez.
Marín advirtió que no solo se trata de garantizar el medicamento una sola vez, sino de hacerlo sostenible en el tiempo. Si se incluye debe garantizarse que el paciente lo tenga todo el tiempo que lo necesite, y esto en muchos casos puede significar décadas, dependiendo del padecimiento.
“No sería justo decir ‘ahora les podemos dar’ y a la vuelta de un año decir ‘no tenemos fondos’ si vamos a incluir algo debemos garantizar la sostenibilidad”, concluyó.
