EscucharEl régimen sirio volvió a bombardear este domingo el enclave de Guta Oriental, a pesar de la resolución votada la víspera por la ONU para establecer “cuanto antes” una tregua, luego de una semana de ataques que han dejado más de 500 muertos.
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Fotografía tomada el domingo 25 de febrero, en la ciudad de Douma, en la región oriental de Ghouta. Un sirio camina cerca de las edificaciones destruidas por las fuerzas sirias, mediante ataques aéreos. AFP (HAMZA AL-AJWEH)
Ignorando la votación del sábado del Consejo de Seguridad de la ONU, que reclamaba un alto el fuego de un mes en Siria para permitir el abastecimiento de ayuda humanitaria y evacuar a los heridos, las fuerzas a favor del régimen protagonizaron violentos enfrentamientos con los insurgentes de este bastión rebelde.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), las fuerzas sirias asediaron a los rebeldes con bombardeos aéreos y disparos de artillería.
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A raíz de esta ofensiva, ocho civiles perdieron la vida este domingo, según el OSDH, con lo que el balance total de víctimas desde el comienzo de la operación asciende a 529 civiles muertos, 130 de los cuales eran niños.
Por su parte, Irán, gran aliado del poder de Damasco, advirtió que la ofensiva contra grupos “terroristas” iniciada la semana pasada va a continuar.
Las fuerzas del régimen de Bashar Al Asad lanzaron el 18 de febrero una intensa campaña aérea contra Guta Oriental. Según el OSDH esto es el preludio de una ofensiva terrestre para reconquistar este enclave de un centenar de kilómetros cuadrados, situado a las puertas de Damasco.
Esta campaña del régimen, apoyado militarmente por Moscú, es de una violencia inusitada, incluso para un país arrasado desde el 2011 por un conflicto que ha dejado ya unos 340.000 muertos.
Panorama desolador
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El domingo 25 de febrero los doctores de un hospital improvisado de Kafr Batna atendieron a una familia del pueblo de Otaybah, ubicado en un enclave rebelde al este de Ghouta. Ellos resultaron heridos tras un ataque aéreo. AFP (AMER ALMOHIBANY)
Cada día, los corresponsales de la AFP sobre el terreno se encuentran con las mismas escenas: hileras de cuerpos en morgues de hospitales improvisados, niños llorando con el rostro ensangrentado y socorristas exhaustos intentando rescatar a víctimas de entre los escombros.
Si bien, “los bombardeos bajaron en intensidad” este domingo, con respecto a los días anteriores, según el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, los combates en curso en el sur del enclave “son los más violentos este mes”.
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Trece combatientes prorrégimen y seis miembros del grupo rebelde islamista Yaish al Islam, uno de los más importantes del sector, fueron abatidos en estos enfrentamientos, según el OSDH.
En el pasado ya se habían adoptado treguas temporales en Siria, pero siempre acabaron estallando por los aires. De hecho, Guta Oriental es una de las cuatro “zonas de distensión” establecidas en el país con el objetivo de garantizar una tregua local de los combates.
Según informó el Kremlin, el presidente ruso Vladimir Putin, su homólogo francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel defendieron la “continuación de los esfuerzos comunes” para el establecimiento de la tregua que persigue la ONU. Esto mediante una conversación telefónica que sostuvieron este domingo.
Una fuente oficial en Berlín afirmó que Merkel y Macron le habían pedido a Putin que ejerciera “la máxima presión” sobre Siria para que se diera una aplicación “inmediata” de la resolución de la ONU.
La resolución de la ONU prevé excepciones al alto el fuego para los combates contra diversos grupos yihadistas. Estas pueden dar lugar a interpretaciones contradictorias, pues Damasco considera a todos los rebeldes “terroristas”.
En Teherán, el jefe del estado mayor del ejército iraní, el general Mohamad Bagheri, citado por la agencia oficial Irna, se mostró categórico: “A las zonas de la periferia de Damasco que están en manos de (grupos) terroristas no les atañe el alto el fuego y las ofensivas y la limpieza del ejército sirio continuará”.
La región de Guta Oriental, asediada desde el 2013, padece a diario una escasez de alimentos y medicamentos. Para escapar a la lluvia de bombas del régimen, sus habitantes se refugian en los subsuelos.
“No podemos confiar ni en Rusia ni en el régimen. Nos hemos acostumbrado a sus traiciones. No creo que esta decisión (la de la ONU) se aplique”, dijo, por su parte, Abu Mazen, un habitante de Duma refugiado en un sótano.
