
El empate técnico entre el presidente Daniel Noboa y la opositora Luisa González muestra el clima de polarización en Ecuador.
El país tendrá que ir a una segunda vuelta después de que ninguno lograse el 50% de los votos en la primera ronda de las elecciones presidenciales. Con más del 74% de las actas escrutadas, el presidente saliente, al que varios sondeos daban como ganador desde la primera ronda, registraba un 44,6% frente al 43,9% de su gran rival. La segunda votación tendrá lugar el 13 de abril.
La primera vuelta de la elección presidencial ecuatoriana se pareció mucho a una segunda vuelta. Al parecer, el voto útil se ha impuesto y los electores se han concentrado en las dos únicas opciones electorales con posibilidad.
Con el 74% de las papeletas contabilizadas, el presidente saliente Daniel Noboa, pese a que aspiraba a cantar victoria desde la primera ronda, solo alcanzaba el 44,6% de los votos, sin llegar a la mayoría absoluta necesaria. La sorpresa llegó desde la izquierda con Luisa González, que marcaba un 43,9%.
Daniel Noboa y Luisa González solo han dejado migajas a los demás 14 candidatos, de los cuales 12 ni siquiera llegaron al 1% de los sufragios. Otra prueba de la extrema polarización del país es que sus dos partidos serán dominantes en la futura asamblea nacional.
Luisa González llamó a la unidad de la izquierda frente al presidente saliente: “No olvidemos contra quién nos enfrentamos, contra un candidato a presidente que usó el poder del Estado y los bienes estatales para hacer campaña electoral. Ahí están repartiendo cocinas de inducción, dando bonos para que los jóvenes tengan 400 dólares de salario, pero se registran en la página de Noboa”.
El jefe de Estado no se pronunció ayer y la fiesta prevista para celebrar su esperada reelección desde la primera vuelta fue anulada. Tras este balotaje, la segunda vuelta tendrá lugar el 13 de abril próximo.
Un paisaje de polarización
Para Emmanuelle Sinardet, directora del Centro de Estudios Ecuatorianos de la Universidad París-Nanterre, llama la atención el paisaje de polarización, pues el tercer candidato solo tiene más o menos el 5% de los sufragios y es Leonidas Iza.
“Podemos interpretar, por un lado, este empate como un excelente resultado para Revolución Ciudadana y Luisa González, porque las encuestas daban una amplia diferencia entre González y Noboa, pero no creo que sea un triunfo porque recordemos que, en elecciones anteriores, la Revolución Ciudadana siempre llegaba primera y ahora hay empate. Hay que ser prudentes y me parece que la segunda vuelta va a ser muy disputada por ambos candidatos”, dijo.
“Lo que es nuevo acá es, efectivamente, que estamos en la primera vuelta. Hay poca dispersión, en definitiva, de los sufragios entre los 16 candidatos que estuvieron en esta primera vuelta. Yo creo que la polarización es doble, podemos leerla como Correa y correísmo y anti-correísmo, pero lo que veo también es una polarización en base a dos estilos de hacer campaña y de hacer política”, añadió.
Dos estilos diferentes de campaña
Según Emmanuelle Sinardet, por un lado está Daniel Noboa, que hace sobre todo una campaña en redes sociales con mucha música, mucho baile, “muchas frasecitas que impactan”. En su criterio, habló poco con el electorado.
“A la inversa tenemos a Luisa González, que estuvo también presente en redes, pero que habló en una campaña más tradicional, estando presente, desplazándose en diferentes regiones del país. Esto puede tener un impacto grande en la segunda vuelta. Incluso puede ser una clave de lectura para entender el voto generacional. Efectivamente, Noboa, con esta manera de hacer campaña en TikTok, como a veces critican algunos observadores de la vida política, puede, sin embargo, convencer más a un electorado joven en la segunda vuelta”, comentó Sinardet.
Ya no es un ‘outsider’
Para el experto, otra circunstancia clave es que, si bien en agosto del 2023, Noboa se podía presentar como una “outsider”, un hombre nuevo, recién llegado a la vida política que enfrentaba al correísmo, ahora es el presidente y tiene que explicar los resultados de su gestión.
“¿Y qué tenemos? Un Gobierno bajo el estado de excepción en diferentes zonas del país desde hace más de un año. Por otro lado, una crisis energética terrible de la que no es totalmente responsable, pero se le puede responsabilizar de una mala gestión de esta crisis.
“Además, él se presentó desde enero del año pasado con ese decreto del conflicto interno, que permitió una militarización de hecho del país para luchar contra la criminalidad organizada. El resultado de esta política es bastante limitado. Hubo primero una baja de un 15% de la violencia criminal, pero en enero pasado volvió a subir este índice y efectivamente, en cuanto a mano dura, los resultados son ya mitigados”, indicó Sinardet.
