
Londres. Los británicos recibieron con júbilo la decisión del rey Carlos III de despojar a su hermano Andrés del título de príncipe, una medida histórica que marca un nuevo capítulo en la caída en desgracia del hijo de la fallecida reina Isabel II.
Sin embargo, expertos y parlamentarios advierten que el gesto podría no ser suficiente para cerrar una crisis que ha dañado profundamente la imagen de la monarquía.
“¡Por fin!”, tituló este viernes el Daily Mirror, mientras The Sun ironizó con “Andrés, anteriormente conocido como príncipe”. La última vez que un miembro de la realeza británica perdió su título por decisión del monarca fue en 1919, bajo el reinado de Jorge V.
El anuncio de que Carlos III no solo retiró el título de príncipe a su hermano, sino que también ordenó su exilio fuera de Windsor, provocó aplausos espontáneos del público presente durante la grabación de un programa de la BBC el jueves por la noche.
“Es realmente un paso valiente, importante y justo por parte del rey”, declaró la secretaria de Estado de Cultura, Lisa Nandy, en reacción inmediata.
Según The Sun, el monarca actuó “con determinación y firmeza” al expulsar a Andrés de Royal Lodge, la residencia que ocupaba en Windsor, ante la preocupación de que su permanencia siguiera afectando la reputación de la familia real.
Escándalo sin fin
El duque de York, de 65 años, se ha visto envuelto desde 2011 en un escándalo derivado de sus vínculos con el pederasta estadounidense Jeffrey Epstein, tras las acusaciones de Virginia Giuffre, quien afirmó que fue explotada sexualmente por Andrés cuando tenía 17 años.
Aunque el príncipe siempre negó los señalamientos, su defensa nunca logró convencer a la opinión pública. Desde 2019, no desempeñaba funciones oficiales, y las denuncias resurgieron con fuerza tras la publicación de las memorias póstumas de Giuffre, donde relata con detalle los abusos que sufrió.
Incluso después de renunciar al título de duque de York el pasado 17 de octubre, nuevos reportes lo vincularon con polémicas reuniones en 2006, cuando hospedó en su residencia a Epstein, Ghislaine Maxwell y al productor de Hollywood Harvey Weinstein, posteriormente condenado por violación.
De acuerdo con fuentes del Palacio de Buckingham, la decisión de Carlos III se tomó tras un “asesoramiento jurídico y constitucional especializado”.
El historiador John Dimbleby, amigo del monarca, dijo a la BBC que el rey “debe de sentir cierto alivio tras haber seguido el procedimiento adecuado y mantenido el contacto con su familia”.
En la práctica, Andrés seguirá siendo octavo en la línea de sucesión al trono, pero vivirá en la finca de Sandringham, propiedad privada del rey. Su Majestad continuará financiando su manutención, aunque se desconoce la fecha exacta de su mudanza.
El biógrafo Andrew Lownie advirtió que el exmiembro de la realeza podría enfrentar procesos judiciales, luego de que la policía de Londres iniciara una investigación sobre supuestos intentos de desacreditar a Giuffre.
Mientras tanto, el grupo antimonárquico Republic anunció que estudia la posibilidad de emprender acciones legales, y en el Parlamento continúa el debate sobre la necesidad de mayor control sobre la familia real.
La diputada Rachael Maskell, promotora de un proyecto para permitir la revocación de títulos nobiliarios por decisión del rey o de una comisión parlamentaria, pidió mantener la presión.
“El mundo cambió y necesitamos que la monarquía rinda cuentas por todos los medios posibles”, declaró a la BBC.
