Antakya. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, observa fijamente las ruinas de Antakya desde el cartel electoral que domina la ciudad, y su mirada reconforta a Ahmet Gulyildizoglu antes de la segunda vuelta de los comicios presidenciales del próximo domingo.
En las provincias del sur de Turquía, arrasadas por el sismo del 6 de febrero, que dejó al menos 50.000 muertos, millones de votantes prefirieron apostar por el veterano dirigente, que lleva veinte años en el poder y a quien le faltó poco para ser reelegido en primera vuelta el 14 de mayo.
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En comparación con Erdogan, su rival, el socialdemócrata y laico Kemal Kiliçdaroglu "no te llena de esperanza", explica Ahmet Gulyildizoglu, delante de un descampado en el que antes había un edificio de seis pisos.
“Al lado, tienes una alianza que cumple sus promesas”, insiste, en alusión al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del presidente Erdogan (islamoconservador), aliado con varias formaciones de extrema derecha.
La habilidad de Erdogan para mantenerse fuerte en las zonas siniestradas, pese a la demora de los servicios de rescate tras el sismo y el derrumbe de miles de inmuebles con sus ocupantes dentro, contribuyó a que el resultado de Kiliçdaroglu en la primera vuelta fuese decepcionante. El candidato de centro—izquierda, con 44,9% de los sufragios, se quedó a casi cinco puntos del jefe del Estado (49,5%).
Pero al contrario que en la primera vuelta, ahora Erdogan parte como favorito en la segunda vuelta, prevista el domingo.
La ira expresada por la población tras el sismo obligó al jefe del Estado a disculparse públicamente, algo poco habitual.
Para Berk Esen, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Sabanci de Estambul, este resultado no es "muy sorprendente", dado que la mayoría de las provincias afectadas votan tradicionalmente por el presidente.
Según el investigador, los vecinos de esas áreas aceptaron que la catástrofe fue cosa del "destino", tal y como dijo Erdogan, sin pararse a pensar en el incumplimiento de la normativa antisísmica.
Además, señala, "la oposición no llevó a cabo una campaña intensiva en la región ni pudo proponer ningún mensaje alternativo creíble".
“Depósito de migrantes”
Ante la posibilidad de una derrota, Kiliçdaroglu, de 74 años, cambió el rumbo. Dejó de lado sus promesas de apaciguamiento y adoptó un tono vehemente, comprometiéndose a expulsar a los millones de refugiados sirios "en cuanto gane".
Un mensaje de calado en las ciudades limítrofes de Siria, como Antakya, también conocida como Antioquía, que se llenó de carteles de Kiliçdaroglu que afirman que "los sirios se irán".
“No transformaremos Turquía en un depósito de migrantes”, lanzó el líder opositor el pasado martes en esa ciudad.
Un discurso radical que logró convencer a Mehmet Aynaci, de 20 años. "Antes del sismo, si buscabas apartamento siempre te topabas con un montón de sirios", comenta.
"Por supuesto, tienen que irse", abunda Atilla Celtik, que tampoco se marchó de su ciudad, hoy casi desierta. "Pronto reclamarán nuestras tierras", augura. "Estamos preocupados".
“Vengan a pie si hace falta”
La provincia de Hatay, que alberga algunos distritos muy liberales, dio una leve ventaja a Kiliçdaroglu en la primera vuelta.
Pero una eventual victoria del candidato opositor dependerá en parte del número de damnificados que, instalados ahora lejos de la zona siniestrada, hagan el viaje para votar por segunda vez este domingo.
Cerca de 1,7 millones de desplazados mantuvieron su inscripción en las listas electorales de las provincias afectadas.
Para Sema Sicek, todavía muy enfadado con Erdogan por las miles de personas que murieron lentamente bajo los escombros, es absolutamente necesario que los desplazados vuelvan para votar.
"Vengan a pie si hace falta pero no abandonen su tierra", lanza el hombre, de 65 años, acusando a Erdogan de "enterrar vivos" a los turcos.
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Izquierda “antiturca”
Erdogan logró ganarse el voto de los electores de las regiones afectadas prometiéndoles nuevas casas para principios del próximo año, o "quizá un poco más tarde" en el caso de Antakya.
Kiliçdaroglu intentó hacer lo mismo el pasado martes, afirmando que “nadie debería dudar” de su capacidad para reconstruir la región.
Hakan Tiryaki, responsable provincial del partido de Kiliçdaroglu, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), rechaza que la oposición no se hiciera oír en la región antes de la vuelta, como aseguran algunas voces críticas.
Según él, si hubieran hecho campaña a bombo y platillo habrían dado la sensación de que la oposición buscaba aprovecharse del dolor de la gente.
Eso tampoco habría bastado para hacer cambiar de opinión a Omer Edip Aslantas, quien solía votar a la izquierda pero que ahora, a sus 51 años, considera que “la izquierda turca ya no es la misma”. “Se ha vuelto antiturca, antimusulamana”.