El político Juan Guaidó cumple su primer año como presidente encargado de Venezuela plantando cara al fracaso.
El opositor lideró una estrategia de cambio que hasta ahora ha sido poco fructífera en la escena política del país y enfrenta una crisis de legitimidad con escaso margen de maniobra frente al mandatario Nicolás Maduro, quien supo sobrevivir este tiempo refugiándose en el poder.
“Hago mea culpa por no haber hecho suficiente (...), pero hemos hecho todo lo que ha estado a nuestro alcance", dijo Guaidó el 15 de enero, reconociendo sus intentos fallidos por desplazar del poder a Maduro, iniciar un proceso de transición y llamar a elecciones libres.
El recorrido de este año ha sido desgastante para el dirigente del partido Voluntad Popular, de 36 años, un rostro desconocido hasta enero del 2019 cuando asumió como jefe de la Asamblea Nacional (Parlamento). Días después juró como presidente interino en un acto público, organizado en Caracas, donde reavivó la esperanza de miles de ciudadanos hastiados del chavismo.
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“El arranque fue muy esperanzador para una parte importante de la población, porque le permitió rellenar un vacío de liderazgo. No obstante, la promesa concreta de Guiadó era provocar un cambio político que al final no se da. Cuando el cambio no ocurre, lo que suele pasar con el tiempo es que se va debilitando la conexión entre el pueblo y el líder”, explicó Luis Vicente León, director de la encuestadora venezolana Datanálisis.
La principal falla de Guaidó en su primer año se centra en el incapacidad para crear condiciones a corto plazo con el fin de concretar un cambio de gobierno. La oposición venezolana suele echar mano a la táctica de generar altas expectativas en los ciudadanos, principalmente en periodos de campaña electoral, pero cuando las promesas quedan rotas, esta maniobra puede resultar desfavorable para los adversarios de Maduro.
El estancamiento de Guaidó se refleja también en su popularidad, la cual pasó de 63% en enero del 2019 a 38% en diciembre, según la firma encuestadora, pero se mantiene como el político con mayor aceptación en Venezuela.
HECHOS CLAVE DEL PRIMER AÑO DEL LÍDER OPOSITOR
FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA. || J.C. / LA NACIÓN.
Sin embargo, para los opositores también es difícil materializar resultados si las reglas del juego siempre están en su contra.
La maquinaria institucional de Venezuela se encuentra tomada por el oficialismo y la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, fue declarada en desacato en el 2017 por el Tribunal Supremo de Justicia. Es decir, cualquier iniciativa que aprueben los legisladores encabezados por Guaidó carece de efecto ante los ojos chavistas.
Para contrarrestar el poder de los diputados opositores, el oficialismo maniobró para elegir una Asamblea Nacional Constituyente (la oposición se abstuvo de participar en los comicios), el brazo legislativo del gobierno. Ambas cámaras comparten la sede del Congreso, funcionan de forma paralela y tienen su respectivo hemiciclo.
“La oposición todavía intenta jugar con las reglas del juego democrático y en muchos casos el gobierno venezolano se comporta más como una corporación criminal que como un gobierno. Así termina siendo muy complicado llegar a acuerdos o incluso poder planificar, porque muchas cosas que ocurren son previsibles, pero no son evitables”, considera Eugenio Martínez, analista venezolano especializado en temas políticos y electorales.
Martínez prevé que el mandatario socialista continuará cambiando las reglas del juego político a su antojo para perdurar en el poder, tal y como lo ha hecho desde que ocupa la Presidencia venezolana, luego de la muerte de Hugo Chávez.
El apoyo internacional, la mayor fortaleza
Los aciertos del líder opositor se hallan principalmente en la esfera externa. Desde el inicio de su labor como como presidente encargado, Guaidó contó con el reconocimiento en cadena de al menos 60 países de Latinoamérica y Europa, y a su vez, esto significó la deslegitimación de Maduro por parte de la comunidad internacional.
El gobierno de Estados Unidos fue el primero en manifestarle su apoyo. Incluso, desde entonces ha aplicado múltiples sanciones económicas contra los funcionarios del gobierno, así como a opositores disidentes.
No obstante, estas medidas contribuyen a fomentar la complejidad del país, pues el gobierno las resiste -en algunos casos con dificultades; en otras, con menos impacto- gracias a sus alianzas con Rusia, China y Turquía. En última instancia, las sanciones acaban afectando sobre todo a los ciudadanos.
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“Con el apoyo de los aliados es muy sencillo, porque el oficialismo vende oro y petróleo en efectivo y logra burlar el sistema financiero internacional. Eso sí, se han afectado capitales importantes y el modo de vida, pero el daño no es tan significativo como para suponer un quiebre del poder”, afirmó Martínez.
A nivel interno, la creación de una figura opositora que lograra, en un principio, articular a la oposición, la cual se ha estado tradicionalmente dividida, es otro punto que se suma a favor del presidente interino.
Inicio atropellado
Si el 2019 fue un año convulso para Juan Guaidó y para la oposición venezolana, el 2020 augura mayores crispaciones con Nicolás Maduro. El caos político quedó plasmado el 5 de enero cuando el chavismo intentó impedir la reelección del dirigente opositor como titular del Parlamento.
La Policía le restringió el ingreso a Guaidó al palacio legislativo, mientras que dentro, en una sesión con cuórum dudoso, el opositor disidente, Luis Parra, se proclamaba el nuevo líder del Congreso. Al final del día, Guaidó fue reelegido en un acto paralelo que se efectuó en las instalaciones del diario El Nacional.
Temas pendientes de la oposición venezolana
El líder opositor Juan Guaidó busca revitalizar su ofensiva contra el gobierno de Nicolás Maduro, pero cuenta con un escaso margen de maniobra.
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Los últimos esfuerzos del presidente encargado intentan reanimar la presión internacional contra Nicolás Maduro. El 20 de enero, desafío la restricción de salida de su país y empezó una gira internacional en Colombia, donde aprovechó la visita del jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, para abordar el tema de la crisis venezolana. Actualmente, visita varios países de Europa.
Este año también deben celebrarse elecciones legislativas en Venezuela. La cita electoral, programada inicialmente para diciembre, levanta inquietudes y perspicacias, pues existe la posibilidad de que el gobierno adelante la fecha de los comicios y así reduzca la capacidad de maniobra de los opositores.
Mientras tanto, el desafío más claro de Guaidó implica recuperar la conexión con los ciudadanos y buscar medidas internacionales con mayores efectos para aislar a Maduro, ya que si el líder opositor se mantiene en el estancamiento corre el riesgo de pagar una factura mucho más costosa.