
Ciudad de Panamá, Panamá. El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, suspendió este viernes las libertades de reunión y movimiento en la provincia caribeña de Bocas del Toro, donde grupos de manifestantes protagonizaron violentos disturbios, saqueos a comercios, destrozos a un aeropuerto y bloqueos de rutas.
La norma también deja temporalmente sin efecto las garantías que impiden la violación del domicilio y el registro de comunicaciones personales, entre otras.
Las protestas antigubernamentales, iniciadas hace casi dos meses y que recrudecieron el jueves, han dejado un muerto, más de 50 detenidos y al menos una treintena de heridos, entre ellos varios policías, según cifras oficiales.

El gobierno “ha decidido declarar la emergencia y suspender las garantías constitucionales en todo el territorio de la provincia de Boca del Toro por el término de cinco días, a fin de restablecer la paz y el orden”, anunció el ministro de la Presidencia, Juan Carlos Orillac, en conferencia de prensa.
“Esta medida la tomamos para evitar que grupos radicales y delictivos se reúnan para organizar actos de violencia, vandalismo, que pongan en peligro la propiedad y a las personas”, agregó.
Orillac, que hizo el anuncio escoltado por todos los ministros de Mulino, dijo que el jueves “grupos violentos protagonizaron actos criminales y de terrorismo urbano que atentan contra el orden público, la seguridad ciudadana y la institucionalidad democrática”.
Según la Constitución panameña, el gobierno puede decretar esta medida “en caso de guerra exterior o de perturbación interna que amenace la paz y el orden público”.
Las protestas obedecen a una reforma de las pensiones; la firma de un acuerdo con Washington que permite el despliegue de tropas estadounidenses en el país; y la hipotética reapertura de una mina de cobre a cielo abierto de capital canadiense.
El jueves, en la localidad de Changuinola, en Bocas del Toro, grupos de encapuchados saquearon comercios y quemaron parcialmente un estadio de béisbol con policías adentro, según las autoridades.
De acuerdo a la policía, causaron destrozos en la terminal de un pequeño aeropuerto y “sustrajeron vehículos pertenecientes a empresas de alquiler y diversos objetos de las oficinas”.
Una oficina y un almacén con fertilizantes y otros insumos de la compañía bananera estadounidense Chiquita Brands también fueron asaltados.
La policía lanzó gases lacrimógenos a los manifestantes, que respondieron arrojando objetos contundentes y bombas incendiarias.
