
El 20 de julio de 2024, Miguel Uribe Turbay subió al atril del salón elíptico del Congreso, donde sesiona la Cámara, para dar su discurso en representación de la oposición en la instalación del Congreso.
Poco más de un año después, fue el recinto de la Cámara el lugar en el que se le rindieron honras fúnebres y ese mismo atril fue copado de arreglos florales para despedir al congresista del Centro Democrático. También pusieron una foto en gran formato del homenajeado.
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Serán en total tres días en los que el féretro estará en cámara ardiente, así lo decretó el Congreso.
En la primera jornada, la espera fue el común denominador, en conjunto con las muestras de pesar y tristeza que cercanos al senador expresaron en distintos momentos del día.
En horas de la mañana se informó que las ceremonias de despedida comenzarían oficialmente a las 3 de la tarde.
Se esperaba que el ataúd llegara en horas de la tarde al capitolio nacional. Sucesivamente se fue cambiando la hora: primero fueron las cuatro de la tarde, luego a la cinco y en un momento ya no se dio una hora.
La razón de la demora fue que Medicina Legal tomó más de 9 horas para llevar a cabo todos los análisis al cuerpo. Sólo fue hacia las cuatro de la tarde que fue trasladado a la funeraria para su respectiva adecuación.
Mientras tanto, en el salón de sesiones de la Cámara fueron llegando los cercanos al fallecido senador.

Uno de los primeros en llegar fue el exsenador David Luna. Al principio prefirió guardar silencio, luego dio unas breves palabras en las que dijo que el tema electoral pasaba a segundo plano en estos momentos donde el país debía buscar símbolos de unidad.
Luego fueron llegando figuras del uribismo como el concejal Andrés Barrios, que fue uno de los que estuvo junto a Miguel Uribe en el momento del atentado.
Ante la tristeza del momento, decidieron evitar los micrófonos. También hizo lo mismo el exministro del gobierno Uribe Fabio Valencia Cossio.
Uno de los pocos que paró a pronunciarse fue el representante Christian Garcés, que se limitó a decir que la muerte de Miguel Uribe debía servir para unir el país contra el narcotráfico, el flagelo que sirve para financiar la violencia en el país.
A nombre de la familia habló inicialmente Julio César Turbay Quintero, el tío de Miguel Uribe y hermano de Diana Turbay, asesinada por la violencia del narcotráfico.
“Hay que luchar para que evitemos los odios y luchemos por la paz y el entendimiento. Dejemos a un lado los discursos incendiarios, dejemos a un lado la convocatoria a la confrontación”, fueron las palabras del también excongresista.
Por la puerta principal también llegaron figuras como el expresidente César Gaviria, cabeza del Partido Liberal, y su hijo, Simón Gaviria.
Ambos prefirieron seguir de largo y no hablar. Aunque en la previa circuló un video en el que el que gobernó Colombia entre 1990-1994 apuntó que el asesinato del senador uribista era una muestra del fracaso de la política seguridad de este gobierno.
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— EL TIEMPO (@ELTIEMPO) August 12, 2025
En cambio, por la puerta lateral entraron todos aquellos que no querían quedar registrados por la prensa, entre ellos el encargado de negocios de Estados Unidos en Colombia, Jhon McNamara.
También entraron la mayoría de presentes en un salón elíptico que se llenó a una capacidad mucho mayor que su máximo, cuando el Congreso en pleno se reúne para las sesiones especiales.
Hacia las 6 de la tarde llegó María Claudia Tarazona, esposa de Miguel Uribe, acompañada con sus dos hijas.
Ella pidió un momento para hablar con la prensa. A pesar del notorio dolor que se reflejaba en su rostro, incluso hizo un duro llamado a la prensa para que la dejaran hablar y no pusieran en peligro su integridad.

“Rechazo cualquier acto de violencia o venganza por la muerte de Miguel. Para honrarlo solo debe haber amor en nuestros corazones”, dijo Tarazona, que hizo un llamado a la justicia para que se aclare el crimen contra su pareja.
En ese mismo mensaje recordó que no sólo perdieron al Miguel Uribe político sino que su círculo más íntimo perdió “el que canta, el que juega ajedrez, el que toca piano, el que compone canciones, el que le dedicó la vida con amor y entrega a Alejandro, a mis hijas y a mí”.
Fueron llegando el resto de presentes en el salón elíptico. Uno de los últimos en arribar fue el expresidente Juan Manuel Santos y su esposa, María Clemencia Rodríguez.
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A su llegada al salón elíptico, pasó de inmediato a la parte delantera para dar su pésame a la familia. Abrazó a la esposa y al padre, Miguel Uribe Londoño, que fue uno de los que prefirió evitar a la prensa.
Mientras se esperaba el cuerpo se notaba varios murmullos que colmaban de ruido el salón de sesiones, parecido a lo que ocurre en las sesiones de la Cámara.

No obstante, hacia las 8:45 de la noche, el encargado del protocolo de la Cámara, Plinio Ordoñez, avisó que en en 15 minutos llegaba el ferétro.
Se silenció el recinto hasta que el mismo Ordoñez anunció que estaba entrando el cuerpo al capitolio que fue su “segundo hogar” durante casi tres años.
Hombres de la Policía fueron los encargados de escoltar del ferétro hasta al frente del salón elíptico. Fueron relevados por cuatro miembros del Batallón Guardia Presidencial. Cada uno se apostó en las respectivas esquinas del cajón.
Terminó la marcha fúnebre y el encargado del protocolo dio inicio: “Comenzamos el homenaje y las honras a un patriota que dió su vida por Colombia”.

Le dio paso a la senadora Ana Paola Agudelo, vicepresidenta del Senado, que habló en representación de Lidio Turbay, que no pudo llegar a tiempo para la ceremonia.
“Despedimos a un senador y a un colega en esta, su segunda casa. Deja un vacío en nuestros corazones, su pérdida es irreparable, no sólo para el Congreso sino para Colombia entera”, declaró la senadora del Mira, que hizo mención reiterada a la fe en Dios y a la necesidad de aferrarse a este en los difíciles momentos que enfrenta el país.
“Miguel está con nuestro Dios, la muerte es sólo un instante y se pasa a la vida eterna. Y eso es un gran motivo para que sigamos buscando a Dios”.
Le siguió el presidente de la Cámara, Julián López, que fue el encargado oficialmente de instalar la cámara ardiente.
Se le dio paso al padre Juan Diego Cadena: “Todos los colombianos podemos decir que Miguel es nuestro”.
Luego, invitó a rezar a todos los presentes un ‘Padre Neutro’ y a que cada uno de los presentes deseara la paz a sus cercanos.
De nuevo retomó el jefe de protocolo para pedir un minuto de silencio, sonó la marcha fúnebre y se culminó la ceremonia que no superó la hora de duración.
A renglón seguido algunos de los presentes salieron del recinto y otro procedieron a abrazar a la viuda y al resto de la familia.
Ahí se pudo ver que por el gobierno Petro únicamente hicieron acto de presencia el ministro del Interior, Armando Benedetti, y la la directora del Dapre, Angie Rodríguez.
La primera jornada de cámara ardiente terminó con una palpable tristeza y un mensaje de que la violencia política debe ser erradicada una vez por todas del acontecer nacional.
Muerte de Miguel Uribe
El exsenador y candidato presidencial, Miguel Uribe, falleció este lunes 11 de agosto a los 39 años, dos meses después de sufrir un atentado que lo dejó en estado crítico.
El día del ataque, el pasado 7 de junio, Uribe recibió varios disparos mientras realizaba un discurso en el inicio de su campaña para las elecciones presidenciales de Colombia en el 2026.
En total recibió tres impactos de bala: dos en la cabeza y uno en la pierna izquierda.
Según confirmaron medios internacionales, el deceso ocurrió luego de que su salud se agravara este sábado por una hemorragia en el sistema nervioso central.
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Por este caso hay un menor de 15 años detenido, quien habría sido el autor material del atentado, así como otras cuatro personas al ser acusadas de participar en la logística de lo ocurrido, y el presunto autor intelectual, Elder José Arteaga Hernández, alias El Costeño.
