
María Corina Machado, figura central de la oposición venezolana, fue galardonada este viernes con el Premio Nobel de la Paz 2025, un reconocimiento que coronó más de dos décadas de lucha política contra el chavismo.
En su país, el anuncio desató una oleada de emoción: muchos lloraron al verla pasar, otros se acercaron al camión que la transportaba, y no faltaron quienes la llamaron “la Libertadora”.
“¿Qué es esta vaina? Yo no lo puedo creer”, reaccionó la dirigente al enterarse del galardón, en conversación con su aliado Edmundo González. “¡Estoy en shock!”, exclamó Machado, quien actualmente vive en la clandestinidad.
A sus 58 años, la ingeniera caraqueña es vista por sus seguidores como la encarnación del cambio que anhela una parte importante del país tras 25 años de gobiernos chavistas.
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De jeans y camisa blanca, con una imagen cercana y desafiante, recorrió Venezuela durante la campaña de las elecciones presidenciales de 2024, en las que fue inhabilitada políticamente pese a haber arrasado en las primarias opositoras con más del 90% de los votos.
Impedida de postularse, cedió su candidatura al diplomático Edmundo González Urrutia, aunque continuó siendo el motor y la voz de la campaña que enfrentó al presidente Nicolás Maduro, reelecto para un tercer mandato hasta 2031 en medio de denuncias de fraude.
Una vida marcada por la confrontación
Madre de tres hijos y egresada en Ingeniería Industrial, Machado inició su trayectoria política en 2002, cuando fundó la organización Súmate, promotora del referendo revocatorio contra el entonces presidente Hugo Chávez.
En 2012, durante una sesión del Parlamento, lo enfrentó directamente:“Expropiar es robar”, le dijo ante las cámaras.“Le sugiero que gane las primarias porque está fuera de ránking para debatir conmigo. Águila no caza moscas”, replicó Chávez, molesto.
Una década después, la figura de Machado despierta un fervor popular comparable al que tuvo el propio líder bolivariano. “Es nuestra libertadora”, la describió Trina Rosales, de 60 años, durante una caravana en San Cristóbal. Su hija Michelle completó: “Es nuestra esperanza, nuestra libertad”.
Machado ha mantenido su liderazgo a pesar de las restricciones impuestas por el chavismo: no puede salir del país ni viajar en avión, y sus tres hijos viven en el extranjero.
“Besa su teléfono cuando recibe un mensaje o habla con ellos”, reveló su colaboradora Magalli Meda.
El oficialismo no ha cesado en sus ataques. Maduro la incluye entre lo que llama la “casta maldita de los apellidos”, mientras el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, la ridiculiza con apodos como “María con ira” o “La sayona”, en referencia a una figura del folklore venezolano.
Fiel a su estilo frontal, Machado defiende una economía liberal, la privatización de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el fin del modelo socialista instaurado por Chávez.
Su lema, “Hasta el final”, se ha convertido en consigna para miles de seguidores que la ven como la principal figura de la resistencia democrática en Venezuela.
