
Machu Picchu enfrenta una de sus peores crisis desde que se convirtió en Patrimonio de la Humanidad. Según estimaciones del Instituto Peruano de Economía (IPE), desde 2020 han dejado de llegar 5,5 millones de turistas, lo que ha provocado pérdidas cercanas a $229 millones en ventas de boletos.
Aunque el turismo en otras zonas de Perú ha mostrado una recuperación, Machu Picchu no ha logrado volver a su pico de 1,6 millones de visitantes anuales, alcanzado en 2019. La caída representa un 24,8% por debajo de lo que se esperaba, según las tendencias previas a la pandemia.
El contexto de la crisis
Entre enero y agosto de 2025, el movimiento total de pasajeros en Perú superó en 700.000 el nivel registrado en 2019. A setiembre, los hospedajes recibieron 12,9% más turistas extranjeros, y a octubre, la venta del Boleto Turístico para diversos atractivos de la región creció 19,6% en comparación con el mismo periodo de 2019.
No obstante, la afluencia a Machu Picchu no ha seguido esta tendencia. Desde el año 2020, la ciudadela inca ha sufrido múltiples obstáculos que han afectado su recuperación.
En julio de 2025, el gobierno peruano decidió mantener un ingreso controlado al sitio arqueológico, con un aforo máximo de 5.600 personas por día, mientras se realiza un estudio técnico para definir la capacidad real de carga del lugar.
Duro golpe a la imagen del destino
En junio de 2025, el portal especializado Travel and Tour World (TTW) incluyó a Machu Picchu en una lista internacional de destinos que “ya no valen la pena visitar”. En esa misma selección aparecen sitios como Venecia, Santorini y Bali.
El reporte señaló que la ciudadela peruana sufre una crisis de gestión por el exceso de visitantes. Según datos de la Contraloría General del Perú, se han registrado hasta 700 personas en una sola ruta, cuando el límite técnico es de 450. Rutas como el Camino Inca han recibido hasta 695 visitantes por día, superando la capacidad autorizada.
Factores adicionales que afectan el turismo
A estos problemas se suman cuellos de botella en el transporte. El fin de la concesión de buses de la empresa Consettur, en setiembre, generó bloqueos y protestas. Turistas quedaron varados en medio del caos vial.
La situación de inseguridad también contribuye al deterioro. Entre enero y noviembre, Estados Unidos emitió 13 alertas de viaje hacia Perú por paros, manifestaciones y estados de emergencia, lo que ha generado desconfianza entre los potenciales visitantes extranjeros.
Medidas oficiales para revertir la situación
Moira Novoa, viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, indicó que se están implementando nuevas rutas en la región. Afirmó que el estudio de capacidad de carga será clave para evaluar si se puede aumentar el aforo actual.
El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) colabora en este análisis técnico. Además, Novoa aseguró que la venta de boletos para Machu Picchu seguirá siendo presencial, aunque se habilitará un sistema de información en tiempo real sobre la disponibilidad de entradas.
Según Novoa, la Unesco no ha emitido observaciones sobre el estado de conservación del sitio, y su valor patrimonial se mantiene intacto. Las autoridades insistieron en que su compromiso es preservar esta maravilla del mundo mientras se encuentra una solución sostenible para su reactivación turística.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
