Vilna. El papa Francisco criticó sin nombrarlos a aquellos países que “expulsan a los otros”, en referencia a la llegada de migrantes a Europa, este sábado en Vilna, adonde llegó para iniciar una gira de cuatro días por los países bálticos que están conmemorando el centenario de la proclamación de la independencia.
Francisco puso a Lituania, de mayoría católica, como ejemplo ante la comunidad internacional y ante la Unión Europea (UE).
Sus declaraciones, pronunciadas en Europa del Este, parecían estar dirigidas sobre todo al grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia), cuyas autoridades no quisieron acoger en su territorio a los refugiados y migrantes económicos llegados en masa a Grecia e Italia.
En un discurso ante las autoridades lituanas y el cuerpo diplomático, Francisco aludió a "las voces que siembran división y enfrentamiento", instrumentalizando la inseguridad o los conflictos, o que "pregonan que la única manera posible de garantizar la seguridad y la subsistencia de una cultura nace buscando eliminar, cancelar o expulsar a las otras".
En este sentido, añadió: “Ustedes, lituanos, tienen una palabra autóctona que aportar: ‘albergar las diferencias’. Por medio del diálogo, de la apertura y la comprensión estas pueden convertirse en puente de unión entre el oriente y el occidente europeo”.
“Este puede ser el fruto de una historia madura, que como pueblo ofrecéis a la comunidad internacional y en particular a la Unión Europea”, afirmó el papa.
Éxodo de jóvenes
También hizo alusión a uno de los principales problemas de los países bálticos, la emigración de los jóvenes, e invitó a los lituanos a “prestar especial atención a los más jóvenes, que no solo son el futuro, sino el presente de esta nación, siempre y cuando permanezcan unidos a las raíces del pueblo”.
La tarde del sábado, Jorge Mario Bergoglio tenía previsto reunirse con jóvenes en la plaza de la catedral de Vilna, que fue cerrada durante la ocupación soviética.
Lituania, junto con los demás países bálticos, ha experimentado un rápido crecimiento económico, pero ello ha conllevado la aparición de las desigualdades sociales, del alcoholismo y, sobre todo, del deseo de emigrar de generaciones enteras de jóvenes.
Con 3,2 millones de habitantes, ya ha perdido un cuarto de su población, un goteo continuo que amenaza su futuro.
Al recibir al Papa, la presidenta Dalia Grybauskaite le agradeció la visita a Lituania en el año en que se cumple el centenario de su independencia y recordó que el Vaticano, uno de los primeros en reconocer el Estado lituano, nunca aceptó la ocupación por parte de la URSS, “una promesa de libertad y una esperanza que se vieron satisfechas”.
El domingo, el Pontífice visitará el Museo de la Ocupación y la Libertad Religiosa para conmemorar junto con la comunidad judía el 75.º aniversario del cierre del gueto de Vilna, que supuso el exterminio de casi todos los judíos de la ciudad.
Hasta 1940, en Lituania residían más de 200.000 judíos y Vilna era apodada la “Jerusalén del norte”. Los judíos fueron exterminados durante la ocupación nazi entre 1941 y 1944.
El lunes, Francisco se trasladará a Letonia, un país de mayoría protestante, y el martes a Estonia, considerado el país más ateo del mundo.