Altadena. Un enjambre de guardias y bomberos ocupó este viernes las calles de Altadena, comunidad al norte de Los Ángeles diezmada por las llamas. Sin embargo, para los residentes, los uniformados llegaron tarde.
“No vimos ni un solo bombero cuando defendíamos nuestra casa de las llamas con cubos de agua”, expresó Nicholas Norman, profesor de 40 años.
El hombre vivió momentos de pánico la noche del martes, cuando un incendio forestal se desató en la comunidad. Las llamas estallaron mientras cientos de bomberos intentaban controlar un feroz incendio en Pacific Palisades, un suburbio lujoso de Los Ángeles en la Costa Oeste de Estados Unidos.
“Estaban demasiado ocupados salvando las propiedades de los ricos y famosos de Pacific Palisades, y a nosotros, la gente corriente, nos dejaron arder”, denunció Norman.
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La frustración también alcanza a algunos habitantes de Pacific Palisades, devastado por un fuego insaciable que aún consume sus colinas.
“Nuestra ciudad nos defraudó por completo”, declaró Nicole Perri, de 32 años. “Este es el mayor número de bomberos que he visto aquí esta semana”, agregó, mientras señalaba una fila de cinco camiones estacionados en una alcabala policial. Allí, las autoridades impedían a Perri y otros vecinos ingresar a lo que hasta el lunes era su vecindario.
“Lo perdimos todo y no siento apoyo alguno de nuestra ciudad. Nuestra alcaldesa, Karen Bass, horrible. El gobernador, Gavin Newsom… ¿sabes? Podrían haber tomado acciones preventivas”, lamentó Perri.
“No creo que las autoridades estuviesen preparadas”, opinó James Brown, quien describió Altadena como “una zona de guerra”.
Sin recursos
Los incendios simultáneos en Los Ángeles y sus alrededores dejaron al menos 11 muertos, más de 10.000 estructuras destruidas y 150.000 desplazados.
Las causas están bajo investigación, pero las autoridades destacan que las ráfagas de viento de hasta 160 kilómetros por hora y la sequía del invierno californiano facilitaron la propagación.
Para los afectados, estas explicaciones no son suficientes. Circulan críticas contra la alcaldesa Bass por su ausencia durante las primeras horas del desastre, informes de hidrantes secos y cuestionamientos por la cantidad de bomberos desplegados.
Kristin Crowley, jefa del cuerpo de bomberos de Los Ángeles, respaldó las críticas.
“Seguimos sin personal, sin recursos y sin financiamiento”, afirmó en una entrevista con Fox. “El crecimiento de esta ciudad se duplicó desde 1960, pero tenemos menos equipos de bomberos que entonces”, añadió.
Politización
La alcaldesa Bass y el gobernador Newsom prometieron una investigación y una auditoría del sistema hidráulico de Los Ángeles.
“Hay problemas profundamente preocupantes”, reconoció el mandatario estatal.
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Las críticas coinciden con la oposición de California al expresidente Donald Trump, quien asumirá la Casa Blanca el 20 de enero. Trump ha afirmado, sin pruebas, que la agenda ambiental demócrata deshidrató la región y favoreció los incendios.
“Es el clásico Trump. Busca polemizar con informaciones falsas”, dijo Ross Ramsey, cuya madre perdió la casa en Altadena.
Ramsey considera que la politización del desastre no ayuda. “Es demasiado pronto para culpar a alguien. Deberíamos concentrarnos en apoyar a quienes intentan seguir adelante”, concluyó.