
Ankara. Turquía acusó el viernes a Francia de comportarse como el amo y señor del Mediterráneo oriental y dirigió una fuerte advertencia a Grecia, justo cuando los países europeos se reúnen en Bruselas para apoyar a Atenas.
La situación en el Mediterráneo oriental resulta explosiva tras el envío el lunes por Turquía de una embarcación de investigación sísmica, escoltada por buques militares turcos en una zona en disputa y rica en reservas de gas.
La situation en Méditerranée orientale est préoccupante. Les décisions unilatérales de la Turquie en matière d’exploration pétrolière provoquent des tensions. Celles-ci doivent cesser pour permettre un dialogue apaisé entre pays voisins et alliés au sein de l'OTAN.
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) August 12, 2020
Francia respondió el martes movilizando barcos y aviones de guerra en esta zona del Mediterráneo oriental para dejar claro su apoyo a las autoridades griegas en esta crisis, una decisión que hizo que el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, acusara a Francia de comportarse como un “matón”.
“Francia, en concreto, debería dejar de tomar medidas que acentúan las tensiones”, aseguró Cavusoglu, en un momento de discrepancias entre los gobiernos francés y turco por la situación en el Mediterráneo oriental, pero también en Libia.
Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE) se reunieron este viernes para expresar su apoyo a Grecia en esta disputa, además de tratar la situación en Bielorrusia.
Los dirigentes europeos pidieron una “desescalada” y una “solución negociada”, y también decidieron volver a tratar esta cuestión en otra reunión a finales de agosto, indicaron varios responsables.
Alemania, antes de la reunión, pidió que "se hiciera todo lo posible para evitar una nueva escalada" entre Ankara y Atenas.
Como muestra de la fragilidad de la situación, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró que buques turcos habían respondido contra un intento de agresión al navío de exploración Oruc Reis.
El diario griego Kathimerini informó el viernes de un choque entre una fragata griega y una turca, pero el Ejército heleno no confirmó este incidente.
El presidente francés, Emmanuel Macron, quien hasta ahora no había respondido a las críticas de los dirigentes turcos, aseguró el viernes en Twitter que Francia tenía “un punto de vista coincidente sobre la situación en el Mediterráneo” con Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, también acordó con el ministro de Relaciones Exteriores griego, Nikos Dendias, “la necesidad urgente de reducir las tensiones en el Mediterráneo oriental”, indicaron desde la diplomacia estadounidense con un comunicado.
Garrote y zanahoria
Tras el inicio de esta crisis, Turquía mantiene un discurso contradictorio combinando mensajes agresivos con peticiones para rebajar la tensión.
Cavusoglu aseguró este viernes que su país "no desea una escalada" y que es partidario de un "diálogo tranquilo", tras atribuir toda la responsabilidad de las tensiones actuales al gobierno griego.

Para intentar calmar la situación, la canciller alemana, Ángela Merkel, se entrevistó el jueves por teléfono con el presidente turco y el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.
Erdogan explicó que le había dicho a Merkel que la embarcación sísmica turca continuará con sus exploraciones hasta el 23 de agosto, pero que a partir de esa fecha están dispuestos a negociar para "calmar las cosas".
Las autoridades turcas ya habían anunciado la semana pasada que suspenderían sus exploraciones de gas tras una petición de Alemania, pero pocos días después las retomaron.
El gas de la discordia
El descubrimiento en los últimos años de grandes yacimientos de gas en el Mediterráneo oriental alimentó el interés de los países de esa zona por estos recursos y acentuó la rivalidad entre Grecia y Turquía, ambos países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero con una histórica rivalidad y con territorios en disputa.
Atenas considera que estas exploraciones representan una violación de su espacio marítimo al realizarse cerca de la isla griega de Kastelorizo.
Pero Turquía acusa a Grecia de tener una “visión maximalista” y se niega a que la presencia de esta pequeña isla, situada a solo dos kilómetros del litoral turco, y a más de 500 kilómetros de Atenas, pueda limitar su capacidad para explotar estos recursos gasísticos.