Kiev. La represa de Kajovka, que Kiev y Moscú se acusan mutuamente de haber destruido este martes, es una infraestructura clave del sur de Ucrania, que abastece de agua a la península de Crimea, anexionada por Rusia.
Tanto la represa como la central hidroeléctrica fueron tomadas por las tropas rusas al inicio de la invasión de Ucrania, lanzada el 24 de febrero de 2022.
La represa, sobre el río Dniéper y a 150 km de la central nuclear de Zaporiyia, se encuentra ahora en la línea de frente entre las regiones controladas por Moscú y el resto de Ucrania, justo cuando las tropas de Kiev no dejan de poner a prueba las defensas rusas de cara a una gran contraofensiva.
El dique de la presa, hecho de hormigón y tierra, tiene 16 metros de altura y 3.273 metros de longitud. Es una de las mayores infraestructuras de este tipo en Ucrania.
La potencia de la central hidroeléctrica es de 334,8 megavatios, según la operadora ucraniana, Ukrgidroenergo.
Construida en 1956 durante la época soviética, la represa hidroeléctrica de Kajovka permite enviar agua al canal de Crimea del Norte, que arranca en el sur de Ucrania y atraviesa toda la península de Crimea, ocupada y anexionada por Moscú desde 2014.
Río arriba de la estructura se encuentra el embalse de Kajovka, un depósito de agua artificial formado en el río Dniéper, de 240 km de largo y hasta 23 km de ancho.
La destrucción de la represa podría causar importantes dificultades en el abastecimiento de agua de Crimea, un territorio que Kiev quiere recuperar.
El incidente de este martes inundó varios pueblos total o parcialmente, según las autoridades ucranianas, que denunciaron “un crimen de guerra” de Rusia.
“El objetivo de los terroristas es evidente: crear obstáculos para las acciones ofensivas de las fuerzas armadas” ucranianas, estimó Mijailo Podoliak, consejero de la presidencia.
Las autoridades instaladas por Moscú en la región de Jersón, en el sur de Ucrania, acusaron por su lado a Kiev de haber llevado a cabo “múltiples ataques” en la represa.
Según Kiev, “unas 16.000 personas se encuentran en zona crítica”, amenazada de inundación, mientras que Moscú estimó que 14 localidades, en las que residen “más de 22.000 personas”, se encuentran en dicha situación, si bien el panorama está “enteramente bajo control”.
El pasado octubre, en un momento de intensos combates en la zona durante una exitosa contraofensiva de Kiev, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó a las tropas rusas de haber minado la represa y las unidades de la central.
La destrucción de una represa reaviva el odio a los rusos en Jersón, Ucrania
“Un buen ruso es un ruso muerto”, dice Viktor, un residente de Jersón, la ciudad del sur de Ucrania que teme inundaciones tras la destrucción parcial de una represa a 80 kilómetros de distancia, en un zona ocupada por los rusos.
Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de haber volado la represa de Nova Kajovka este martes de madrugada.
Esta infraestructura abastece de agua a la región y a la península de Crimea, anexionada por Rusia, más al sur, pero también sirve para enfriar la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, ocupada también por los rusos.
Para los habitantes de Jersón, que en noviembre fueron liberados de la ocupación rusa después de una contraofensiva ucraniana, si su ciudad está ahora amenazada por las aguas solo hay un culpable: Rusia.
"La inundación está justo ahí, frente a nuestros ojos. Nadie sabe lo que puede pasar de ahora en adelante. Un buen ruso es un ruso muerto, no puedo decir nada más", afirma Viktor en ruso, llevando un gorra y gafas, bajo un sol de verano.
Vive en un barrio a orillas del río Kocheva, un afluente del Dniéper donde el agua ha subido dos o tres metros, según varios residentes entrevistados por un periodista de esta agencia.
En esta parte se ven cobertizos y garajes inundados y agua en los callejones.
“Había disparos y ahora inundaciones”
Liudmila ya cargó su lavadora y algunas pertenencias personales en un remolque para llevarlas a una zona más alta de la ciudad.
También expresa su odio hacia los soldados rusos que ocupan la otra orilla del Dniéper, justo enfrente, desde donde bombardean regularmente Jersón y sus alrededores desde que tuvieron que retirarse en noviembre ante la ofensiva ucraniana.
Según el gobierno de Kiev, el ejército ruso hizo estallar la represa en un intento de "ralentizar" la próxima contraofensiva que el ejército ucraniano ha estado preparando durante meses con el objetivo de retomar todos los territorios del sur y el este ocupados por Rusia.
"Estos orcos [un apodo ofensivo dado a los rusos] ¡deben huir más rápido, hay que cazarlos! ¡Esto no es una vida! ¡Había disparos y ahora inundaciones!", clama, mientras a lo lejos se oyen disparos de artillería.
Sergii, otro residente de la ciudad, teme que todo el vecindario termine bajo el agua, aunque por el momento son los edificios en la orilla los más afectados. “Aquí se va a morir todo, los animales, los pájaros, todo”, lamenta.