
En los últimos meses, un término ha acaparado los titulares del mundo: las tierras raras. Y no, no son “tierras” como barro o arena, ni tampoco es un elemento “raro”. Detrás de ese nombre misterioso se esconde un grupo de minerales fundamentales para la fabricación de celulares, computadoras, autos eléctricos, turbinas eólicas e incluso misiles.
Su importancia las ha convertido en una herramienta geopolítica y económica, al punto de que muchos las llaman “el oro del siglo XXI”.
En este Explicador te contamos qué son las tierras raras, por qué son tan valiosas y cómo controlar su producción puede darle a un país el poder de influir en la tecnología, la energía y la defensa a nivel mundial.
¿Qué son las tierras raras?
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos metálicos que incluye el escandio, el itrio y los 15 lantánidos en la tabla periódica (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio).
Pese a que su nombre podría hacer pensar que son elementos “raros” o “escasos”, en realidad son bastante comunes en la corteza terrestre, explica Víctor Umaña, economista y experto en Comercio Internacional.
Se les llama “tierras raras” no por su falta de abundancia, sino porque aparecen en concentraciones muy pequeñas y son difíciles de separar unas de otras. “Su proceso de extracción es complicado y eso las vuelve particulares”, señala Umaña.
¿Dónde se encuentran?
Los yacimientos de tierras raras están distribuidos en pocos países que concentran gran parte de las reservas y la producción mundial.
Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), publicado en enero de 2025, las reservas globales de tierras raras en el mundo se calculan en más de 90 millones de toneladas métricas, de las cuales 44 millones están en China, 21 millones en Brasil, 6,9 millones en India, 5,7 millones en Australia y 3,8 millones en Rusia.
Noruega alberga el mayor yacimiento de Europa con 9 millones de toneladas métricas; no obstante, aún no se explotan.
China no solo lidera las reservas, sino que también encabeza la producción y refinamiento, con un control en la cadena de suministro mundial. En 2024, su producción de tierras raras fue de 270.000 de toneladas métricas, seguido por Estados Unidos con 45.000 toneladas.
Solo los alcanzan en producción Birmania, un país en Asia, con 30.000 toneladas, así como Nigeria y Tailandia con 13.000 toneladas cada uno.
¿Para qué sirven?
Las tierras raras, según Umaña, son insustituibles en industrias de defensa, energía, movilidad eléctrica y tecnología civil, ya que, se utilizan para fabricar diversos componentes esenciales.
El elemento neodimio, por ejemplo, se utiliza para fabricar motores eléctricos de autos.
El samario y el cobalto forman imanes resistentes al calor, con los que se construyen los motores de misiles guiados y los aviones de combate. El itrio y el europio se emplean en sistemas de visión nocturna y radares, que permiten captar señales infrarrojas.
El europio se utiliza en pantallas de televisión. Además, las tierras raras se encuentran en drones, discos duros, telescopios, cohetes y celulares, entre otros.
¿Por qué se habla de ellas?
Más allá de su uso industrial, el tema ha cobrado relevancia porque, de acuerdo con los expertos, se convirtieron en un arma geoeconómica en la disputa comercial entre China y Estados Unidos, dada su importancia en múltiples industrias.
Según Umaña, controlar el acceso a estos elementos representa una ventaja estratégica crucial para los países, ya que las tierras raras son fundamentales para el desarrollo de la tecnología, la energía y la defensa.
Desde la década de 1990, China se consolidó como el primer productor mundial de tierras raras, gracias a una serie de inversiones estratégicas en minería y refinación que le permitieron acaparar el control global de la industria, explicó Luis Diego Segura, académico de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA).
En 1992, el expresidente chino Deng Xiaoping resumía esa visión con una frase que hoy cobra sentido: “Oriente Medio tiene petróleo, China tiene tierras raras”.
Actualmente, el gigante asiático lidera el 70% de las exportaciones y más del 90% del procesamiento mundial. Además, cuenta con una amplia reserva y una infraestructura que lo coloca años por delante de sus competidores, entre ellos Australia, que tardaría al menos cinco años en alcanzarlo, según la BBC. Esa posición le da el poder de interrumpir el suministro global en cualquier momento.
El presidente Donald Trump, por ejemplo, en su guerra arancelaria aumentó los impuestos a las importaciones chinas y prohibió a ciertas compañías en el mundo vender a China chips informáticos o las herramientas para fabricarlos.
Ante ello, la respuesta del país asiático fue instaurar un sistema de licencias para ciertas exportaciones y, a inicios de octubre, anunció nuevos controles en tierras raras para los fabricantes de automóviles y la industria de defensa.
“La mejor medida que tiene China para devolver golpes es con las limitaciones a las exportaciones de tierras raras”, mencionó Segura. Además de utilizar su capacidad y producción para negociar las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, lo cual hace en este momento, añadió Umaña.
Los presidentes Donald Trump y Xi Jinping llegaron a un acuerdo para aliviar las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, tras seis años sin encuentros directos.
El pacto incluye la reducción de aranceles por parte de Washington y el compromiso de Pekín de mantener el suministro de tierras raras.
Poca competencia estadounidense
En los años 80, Estados Unidos era uno de los mayores exportadores de tierras raras en el mundo; no obstante, perdió su competitividad frente al país asiático. Como resultado, actualmente, debe enviar sus propias extracciones a China para ser refinadas y luego reimportarlas, lo que evidencia su dependencia.
Es por ello que Trump ha intentado ampliar sus alianzas y llegar a acuerdos con otros países ricos en tierras raras como Ucrania, donde los yacimientos están en zonas en conflicto con Rusia, y con Groenlandia, un territorio rico en recursos que podría incluso generar tensiones con Dinamarca, señalaron los expertos.
Por su parte, China ha adquirido minas en África, especialmente en la República Democrática del Congo.
Pese a los esfuerzos de Estados Unidos, la capacidad de refinamiento sigue siendo el talón de aquiles de la cadena de suministro, un punto que limita la autonomía estadounidense y mantiene la ventaja de China.
