La empresa costarricense Multiservicios Ecológicos inauguró este jueves 29 de noviembre en Naranjo, Alajuela, la primera planta recicladora de llantas en Centroamérica, informó la firma en un comunicado.
La planta tiene capacidad de procesar hasta 10 toneladas de llantas usadas, por hora, lo que equivale a los neumáticos de 210 vehículos livianos. Según datos del Ministerio de Salud, en Costa Rica anualmente solo se gestiona de manera correcta un 15% del total de llantas importadas.
La operación se dará mediante un moderno sistema eléctrico que no requiere combustible como fuente de energía. El costo de este equipo, proveniente de los Estados Unidos, es de ¢2.185 millones aproximadamente.
“Nuestra empresa nació en 2001. Al inicio quisimos aportar soluciones para el medio ambiente a través de un adecuado proceso de tratamiento de residuos peligrosos como aceites usados. Luego dimos un paso adelante y nos especializamos en una correcta disposición de una mayor cantidad de residuos”, explicó Gustavo Quirós, gerente general de Multiservicios Ecológicos.
“Actualmente realizamos una alta inversión en maquinaria especial para la disposición de todo tipo de llantas que ya cumplieron su vida útil. El propósito es dar una solución integral a un problema evidente”, añadió Quirós.
El reciclaje de llantas en esta planta se dará bajo estricta supervisión. El proceso generará materia prima para la construcción de carreteras, senderos, caballerizas y hasta canchas sintéticas de fútbol. Los residuos también serán utilizados con fines ornamentales para jardines y patios.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, las llantas al aire libre incrementan hasta en un 4.000% el riesgo de que se presenten criaderos del zancudo transmisor del dengue, una enfermedad que produce severos cuadros de vómitos, diarreas y dolores de cabeza.
En Multiservicios Ecológicos se procesarán llantas de todo tipo y tamaño, desde las convencionales como las de motocicletas y vehículos, hasta llantas de maquinaria agrícola, industrial o carga pesada.
La vida útil de una llanta está determinada por su kilometraje, que oscila entre los 45.000 y 60.000 kilómetros. Sin embargo, una vez desechados, los neumáticos pueden durar hasta 500 años en desintegrarse.
Una vez que cumplen su vida útil, es frecuente que las llantas queden a la intemperie o bien se quemen sin control de ninguna índole. Ambas constituyen una práctica de mucho riesgo para la salud humana y de gran impacto por su contaminación del medio ambiente.
