Pocos dueños de sociedades jurídicas solicitaron al Registro Nacional revertir la disolución de sus personerías durante el periodo provisional que otorgó la institución para que pudieran ser reinscritas.
Estas sociedades fueron disueltas por estar morosas durante tres periodos consecutivos con el impuesto a las personas jurídicas.
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El Registro Nacional informó, este martes 16 de enero, de que 4.990 sociedades (menos del 2% del total) presentaron los documentos al Registro Nacional para cesar la disolución de la personería.
Del número que sí pidieron revertir el estatus, ya se encuentran inscritas 1.091 y en trámite, 3.399.
En setiembre del 2017, el Registro informó que había disuelto 265.216 sociedades por estar morosas con la anterior ley del impuesto a las personas jurídicas.
La disolución de sociedades se estableció en la Ley 9024 y se aplica a aquellas que no pagaron el tributo a las sociedades por tres periodos consecutivos.
El transitorio II de la Ley 9428 (Ley del Impuesto a las Personas Jurídicas), reformada por la Ley 9485, que fue publicada el 19 de octubre de 2017, estableció que las personas jurídicas que fueron disueltas y que cancelaron las sumas adeudadas a más tardar el 15 de diciembre del 2017 podrían presentar ante el Registro Nacional la solicitud de cese de su disolución, quedando dichas personas jurídicas en la misma condición jurídica en que se encontraban antes de su disolución, con los efectos retroactivos que ello conlleva.
Estas personas tenían tiempo hasta el 15 de enero del 2018 para presentar dicha solicitud ante el Registro Nacional, luego de cancelados los montos adeudados.
Al cesar la disolución los dueños de dichas sociedades pueden hacer uso de los bienes inscritos en ellas.
El abogado Rafael González, socio director de Grant Thornton, explicó que quienes no pidieron el cese de la disolución, entonces la sociedad quedó “muerta” y solo tienen un camino para recuperar los bienes y es la liquidación, y para liquidarla igual debe pagar los impuestos adeudados.
González señaló que puede ser que muchas de esas sociedades disueltas no tenían bienes y entonces no les interesaba cesar la disolución.